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Por qué los niños con TDAH tienen problemas para hacer amigos y cómo apoyarlos en su socialización (II)

 

Los padres deben involucrarse 

Las acciones de los padres son muy importantes para que los muchachos con TDA/H puedan hacer y mantener las amistades. Esto puede ser algo tan sencillo como ayudar a tu hijo a iniciar una conversación y “supervisar desde la ventana”, como lo expresa un padre. Podría ser manejar lejos para llevar a tu hijo a visitar un amigo. O buscar la orientación de un terapeuta.

“Una de las tareas más difíciles en mi práctica profesional es el trabajo con los padres con hijos con TDA/H,” afirma Avie Lumpkin, consultora en el área de TDA/H. “Son buenos padres y han trabajado muy duro pero a pesar de poner todo de su parte, sus esfuerzos no están dando resultados.” Los muchachos con TDA frecuentemente tienen poca idea de cómo son percibidos por sus compañeros y cometen errores sociales sin darse cuenta. Por ejemplo, un compañero le da un empujón y no comprende que se debe a que hace un ratico lo llamó “idiota.” O no tiene idea de que interrumpieron el juego porque ignoraba las reglas una y otra vez.

Para ayudar a sus hijos, Lavoie insta a los padres a realizar lo que él denomina “autopsias sociales”. Reuniones en que los padres y el niño conversan sobre lo que salió mal, por qué sucedió y lo que podría hacerse de otra forma la próxima vez. Lavoie recomienda que los padres se comporten como lo harían con un amigo cercano: con tacto y delicadeza. Demasiados comentarios negativos pueden perjudicar al autoestima del niño. Por supuesto, si su hijo ha tenido una experiencia exitosa, asegúrese de felicitarlo.

Según Michael Thompson, autor de Best Friends, Worst Enemies, una de las cosas más efectivas que los padres pueden hacer es servir de ejemplo. Además de socializar frecuentemente con amigos y familiares, significa hacer un esfuerzo por hacerse amigo de los padres de los compañeros de tu hijo. Thompson también recomienda alistar el apoyo de los  maestros del niño e involucrarse en su comunidad.

La fuerza del grupo

El hijo de Stephanie, Matthew, de nueve años, pasó muchos años con problemas de amistad. “Apartó a cada niño que trató de ser su amigo,” afirma. “Su forma de jugar era tan caótica que resultaba difícil para los demás querer estar a su alrededor. Además, era egoísta con sus juguetes.”

Stephanie reconoce que el éxito reciente de Matthew se debe en gran parte a haberse involucrado en un equipo deportivo. “De repente comprendió que todo no se centraba en sus necesidades,” dice. “A medida que el concepto de equipo afloró, se extendió a sus interacciones sociales. Luego de dos temporadas de baseball y dos temporadas de football, vemos que Matthew está desarrollando amistades saludables.”

Eso sí, si su hijo expresa interés en unirse a algún equipo deportivo u otra actividad atlética estructurada, tenga cuidado. Comuníquese con el entrenador antes de la primera sesión de práctica y trate de determinar si su hijo encajaría bien. Si deciden intentarlo, acompañe a su hijo para que conozca al entrenador o a otro compañero que vaya a ingresar al equipo antes de la primera  reunión grupal. Recuerde que las transiciones son difíciles para los chicos con TDA/H.

Paciencia y perspectiva

La mayoría de los niños que sufren aislamiento eventualmente encuentran su camino. Logran contener mejor su conducta y adquirir una perspectiva más amplia de la dinámica de la amistad. Y al llegar a la adolescencia, tienden a actuar bajo la poderosa necesidad de “encajar” (fit in). …

Los mismos especialistas que recomiendan a los padres mantenerse involucrados (y que recomiendan acudir a un terapeuta si los muchachos permanecen fijados en el rol de ´lobo solitario´) afirman que es importante que los padres no se angustien demasiado por el niño aislado socialmente.

No es necesario que un niño pertenezca al grupo de los populares o que lo inviten a muchas fiestas. Las investigaciones demuestran que tener así sea un solo amigo cercano es todo lo que se requiere para tener autoconfianza social. Ese amigo ni siquiera tiene que ser un par. “Puede ser un vecino, un maestro, un abuelo,” afirma Lumpkin. “Una vez que se forja la conexión, puede convertirse en el vehículo para que los muchachos escuchen y hagan algunos cambios en sus vidas.”

 

Autor: Gay Edelman. Traducción: Angela Couret

Fuente: ADDtitudeMag, Dic. 2005/Enero 2006. 

Publicado en Paso-a-Paso. Vol. 22.1

1 comentario:

Olga Rodriguez dijo...

Muy buen articulo, gracias por compartirlo.

Un saludo