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TRASTORNOS ESPECÍFICOS DEL APRENDIZAJE ESCOLAR

 

Dr. Joaquín Díaz Atienza

INTRODUCCIÓN

Ha existido siempre, y existe, una gran confusión diagnóstica y clasificatoria respectos a los Trastornos Específicos del Desarrollo debido, fundamentalmente, tanto a la comorbilidad entre varios trastornos específicos como a su frecuente asociación con el Trastorno por Déficit Atencional con Hiperactividad. De hecho, en la clínica, lo más frecuente cuando tenemos a un niño hiperactivo es que en la valoración neuropsicológica nos encontremos que presenta simultáneamente algún o algunos déficits neurocognitivos. Sin embargo, no todos los niños y niñas con un trastorno específico son hiperactivos, siendo más frecuente la hiperactividad asociada a estos déficits que éstos asociados a la hiperactividad.

La claridad con la que figuran en las clasificaciones al uso (CIE-10 y DSM-IV: De la Organización Mundial de la Salud y de la Asociación Americana de Psiquiatría) no corresponden con la confusión diagnóstica a la que nos enfrentamos los clínicos. De hecho, algunos manuales abordan conjuntamente la hiperactividad con los trastornos específicos del desarrollo neurocognitivo. De aquí que en esta exposición pretendamos, fundamentalmente, presentar una visión de conjunto que resulte útil, sobre todo, para los padres sin entrar en aspectos clínicos concretos que pertenecen a un ámbito mas especializado.

Otro aspecto frecuente es la presentación de determinados déficits del procesamiento neurocognitivo (memoria, atención, habilidad visuoespacial…) que cuando vienen aislados son difícilmente clasificados en los manuales diagnósticos al uso. Algo incompresible si tenemos en cuenta su alta prevalencia y su grave repercusión en las habilidades del aprendizaje escolar.

DEFINICIÓN Y DIAGNÓSTICO

Cuando hablamos de trastornos del aprendizaje estamos haciendo énfasis en dos aspectos: por un lado, las habilidades del aprendizaje y, por tanto, relacionadas con la pedagogía, la rehabilitación y una circunscripción del problema. La palabra trastorno, acentúa el componente etiológico y el tratamiento que del mismo pueda derivarse. Para algunos autores, los trastornos específicos, desde esta perspectiva, formarían el primer escalón de un continuum hasta llegar a la expresión máxima que la representaría el retraso mental en sus diversos grados. Los que defienden la teoría de la continuidad se apoyan en la cronicidad frecuente de los trastornos específicos, sin embargo dejan sin respuesta la realidad evolutiva de aquellos casos que mejoran o desaparecen con el desarrollo, incluso sin tratamiento.

Aparte de estas controversias, hay un consenso bastante generalizado entre los especialistas respecto a qué áreas deben ser evaluadas cuando existe la sospecha de un trastorno específico del desarrollo neurocognitivo. A saber:

1. Comprensión y producción verbal.

2. Habilidades en la lectura, tanto en aspectos formales como en la comprensión.

3. Habilidades en cálculo y razonamiento matemático.

4. Memoria, atención y capacidad de abstracción.

El TRASTORNO DEL DESARROLLO se define como un déficit en la adquisición de determinadas habilidades neurocognitivas teniendo en cuenta la edad del paciente y dando por supuesto que presenta una escolaridad adecuada y no está sujeto a deprivaciones estimulativas ambientales relevantes. . A groso modo, podemos observar tres grandes categorías: Los déficits generales del desarrollo que serían equivalentes al retraso mental, los generalizados, correspondientes al autismo, al síndrome de Rett, a los trastornos desintegrativos etc. y, por último, los trastornos específicos, de los que nos ocupamos en este apartado, y que se caracterizan por presentarse los déficits en una o varias áreas del desarrollo permaneciendo las demás indemnes. Es decir, el Coeficiente Intelectual debe ser normal. Normalmente, se distinguen los Trastornos de Rendimiento Académico, los Trastornos de Lenguaje y lo Trastornos del Desarrollo Motor.

Los Trastornos del Rendimiento Académico

Para poder hablar de un trastorno de este tipo es necesario un marcado déficit con relación al nivel de escolarización y a la edad del niño. Normalmente, para poder afirmar que se padece de un trastorno específico, se necesita que la valoración se realice con pruebas estandarizadas y que, la menos, exista una diferencia de dos desviaciones estándar con respecto a la puntuación media de la prueba realizada. Igualmente, no puede existir ninguna enfermedad neurológica ni sensorial que justifique el déficit.

1. Trastorno del Desarrollo de la Lectura

Se le conoce históricamente como dislexia aunque ha recibido otras denominaciones como trastorno específico de la lectura, ceguera para las palabras, agnosia verbal y estrefosimbolia.

Son bastantes los aspectos de las habilidades neurocognitivas que conforman el fenómeno de la lectura que pueden estar alterados: dificultades en la integración audiovisual fonética, dificultades en la discriminación de los fonemas, dificultades en la secuenciación de las palabras etc.. En definitiva esta disparidad de dificultades nos dice que el trastorno en la lectura no obedece a una causa unitaria para todos los casos y que, posiblemente, tras el hecho real de la dificultad en el aprendizaje de la lectura, lo que existan es una gran variedad de explicaciones neurocognitivas o dificultades de procesamiento.

Algunos expertos hablan de la existencia de tres variedades fundamentales de dislexia: a) Deseidética, que consistiría en una dificultad para discriminar, reconocer y organizar los grafemas; b) Disfonética, habría dificultad en la integración del sonido y c) Mixta, que presentaría rasgos de las dos anteriores, es decir, dificultad en el reconocimiento visual y auditivo de los grafemas.

La dislexia afecta al 2-7% de los niños y, sobre todo, a los varones. Es frecuente la asociación con trastornos del lenguaje oral, sobre todo expresivo. Parece que existe una tendencia familiar.

Es importante una valoración neuropsicológica exhaustiva que nos evidencien la calidad de las funciones neurocognitivas e implementar lo más precozmente posible una intervención rehabilitadora neuropsicológica y psicopedagógica con objeto de minimizar las consecuencias negativas frente al rendimiento académico. Los profesores, fundamentalmente, y los padres deberían demandar una valoración cuando observen que un niño presenta dificultades en las adquisiciones normales del aprendizaje escolar.

2. Trastorno de la Expresión Escrita.

Suele expresarse con alguno o varios de los siguientes déficits: problemas del deletreo, dificultades con el aprendizaje de la gramática, la sintaxis, con la organización de la expresión escrita y corrección ortográfica. En este caso también no lo encontraremos frecuentemente asociado con problemas del lenguaje oral y escrito, así como con dificultades específicas para el cálculo y de coordinación motora. Es frecuente la presentación de signos neurológicos menores.

Los autores franceses, sobre todo, hablan de Dislexia – Disortografía debido a la especial frecuencia con la que nos encontramos asociados ambos trastornos.

3. Trastorno del Cálculo

Es un trastorno que envuelve a una gran variedad de habilidades neurocognitivas relacionadas con el cálculo y el razonamiento matemático: a) dificultades con la percepción de los problemas que implican tanto a los conceptos como a las operaciones de cálculo con ellos, b) problemas relacionados con la atención que implican la comisión de errores tanto en el copiado como en el desarrollo c) problemas relacionados con la expresión lingüística con frecuentes errores en la trascripción de los símbolos.

También es frecuente la asociación de estos trastornos con los demás trastornos específicos.

Trastornos del Lenguaje y del Habla

Los retrasos en la adquisición del lenguaje, como sucede con todos los trastornos referidos anteriormente, suelen solaparse los unos con los otros, en mayor o menor grado. Sin embargo, lo habitual es estudiarlos separadamente debido a la existencia de cada uno de ellos, aunque de forma infrecuente. Incluso, si exceptuamos las dislalias o trastornos de la articulación, pensamos que sobre estas subclasificaciones, tan nítidamente separadas, pesa la loza histórica del modelo afásico del adulto.

Se distinguen cuatro trastornos básicamente: a) Trastorno de la Articulación, b)Trastorno de la Expresión/producción y c) Trastorno de la Comprensión.

1. Trastorno de la Articulación de Lenguaje

Es el trastorno del habla más frecuente (aproximadamente se presenta en el 10%. La mayoría de los investigadores incluyen en este trastorno al tartamudeo. Para poder afirmar que un niño padece un trastorno de este tipo, al que igualmente se le denomina dislalia, debemos asegurarnos que no padece ningún problema otorrinolaringológico y de deformación de la cavidad bucofacial.

Clínicamente puede expresarse de muy variadas formas. Existen clasificaciones que se basan en el tipo de error que se comente en la pronunciación de determinados fonemas. Este aspecto carece, a nuestro juicio de importancia. Lo más relevante es que en principio se trata de un cuadro benigno de responde bastante bien a la intervención logopédica. Cuando se encuentra asociado a otros trastornos del lenguaje, el pronóstico es más incierto.

2. Trastorno de la Expresión / producción

Los dos aspectos más relevantes del lenguaje, por su repercusión en la calidad de la comunicación y sobre el desarrollo de otras habilidades neurocognitivas, son la comprensión y la producción del mismo. En la clínica es difícil que aparezcan aislados, estando los dos componentes del mismo, más o menos alterados. Como es habitual, nosotros los abordaremos por separado.

El trastorno de la expresión del lenguaje se define con un problema de codificación que da lugar a importantes déficits en el vocabulario, en la construcción de frases largas y/o complejas, así como en aspectos de tipo gramatical: se suprimen partes importantes de las frases, palabras, o éstas son utilizadas con un contenido semántico u orden inapropiado. A veces, hay interlocuciones, jargonofasia, sobregeneralizaciones, dudas en el empleo de palabras, errores en el recuerdo de la palabra apropiada.

La prevalencia de este trastorno está entre el 3 y el 10% de los niños en edad escolar.

Lo más frecuente es que se encuentre asociado a otros trastornos del desarrollo del lenguaje, como trastornos de la articulación, problemas con la coordinación motora,. Las consecuencias negativas son bastante importantes en cuanto al rendimiento académico con problemas emocionales secundarios. Existe una cierta tendencia familiar a padecer este trastorno.

3. Trastorno de la Compresión.

Es un trastorno de la decodificación (compresión). Su expresión clínica es bastante variada. Puede limitarse a la dificultad para comprender una o varias palabras, frases complejas, o bien una afectación grave que se aproxima a las dificultades de comunicación del trastorno autista, con el que, a veces, es difícil diferenciar.

A nivel neurocognitivo, es habitual que nos encontremos con déficits en los procesos de memorización auditiva, el recuerdo, problemas de secuenciación, así como otras alteraciones del proceso central, incluso neurofisiológico, auditivo.

Es fácil entender, teniendo en cuenta la envergadura del problema, que sus repercusiones se extiendan a otros déficits como las habilidades escolares, trastornos de la producción, de la articulación, de la coordinación, etc. Igualmente, es un trastorno que suele acompañarse de dificultades emocionales y conductuales. Es uno de los trastornos que mayor hándicap crean en los niños que lo padecen.

Trastorno del Desarrollo Motor

Es un trastorno del desarrollo que, a pesar de su larga historia e interferencia sobre el paciente (habilidades académicas, deportes…), queda algo confuso y poco estudiado. Su definición clínica consiste en la presencia de un marcado retraso de las habilidades motoras en respecto a la edad e inteligencia del paciente.

Hay que diferenciarlo con expresiones mínimas de la parálisis cerebral, ya que no existe ninguna alteración, al menos detectable, delas áreas motoras cerebrales. Igualmente, los especialistas en estos trastornos, nos recomiendan hacer un diagnóstico diferencial con hemiplejías mínimas, miastenia grave y distrofia muscular.

La expresión clínica puede ser variada: dificultades para correr, para utilizar los utensilios de la comida, escribir y en cualquier actividad que implique la habilidad motora.

Como sucede con el resto de los trastornos del desarrollo, no es infrecuente encontrarlo asociado a problemas del lenguaje, de la lecto-escritura etc.

La prevalencia a lo largo de la infancia puede llegar al 6%.

ETIOLOGÍA

Existe la Hipótesis Genética basada en la constatación de una mayor presencia entre los familiares de primera generación si lo comparamos con la incidencia en la población general. Es decir, se ha encontrado que los trastornos expresivos del lenguaje se presentan frecuentemente con los trastornos de la articulación en una misma familia, de igual forma que los trastornos expresivos de la escritura se presentan con los trastornos del lenguaje y dificultades académicas.

Se han encontrado un mayor número de problemas obstétrico-perinatales: exposición intrauterina exagerada a la testosterona que daría lugar a las anomalías del planum temporal, bajo peso o dismaduridad, padres fumadores y/o bebedores, infecciones en la madre, malnutrición fetal por causas económicas o problemas con la placenta.

Unas de las teorías que mayor repercusión tuvo en su momento fue la Hipótesis de GESCHWIND Y GALABURDA que consiste en el supuesto de que un exceso prenatal de testosterona o una reacción autoinmune (autoanticuerpos maternos dirigidos al feto) interrumpen la migración celular cortical en la fase tardía del hemisferio izquierdo o a otros lugares. En la medida que el hemisferio derecho no se ve afectado por este proceso, da lugar a un hipercrecimiento de determinadas estructuras de éste e hipocrecimiento del izquierdo. Sin embargo, esta hipótesis etiopatogénica ha demostrado ser demasiado simplista ya que no explica el hecho clínico de que los déficits no solo implican a la función del hemisferio izquierdo, sino, igualmente a funciones y procesos neurocognitivos del hemisferio derecho o de ambos.

Otro de los aspectos relacionados con los Trastornos Específicos, ha sido el de la Lateralidad y/o Especialización Hemisférica. La Hipótesis Cerebral de Satz postula un retraso en la maduración funcional de hemisferio izquierdo. Para este investigador la especialización en motricidad fina debe estar resuelta a los cinco años, la especialización perceptual a los 8 y la del lenguaje hacia los 11 años. Estos supuestos se apoya en observaciones en niños disléxicos que presentan una cronopatía coincidente con los estadios expuestos.

Otras de las teorías etiopatogénicas se refieren al Fallo en el Análisis y Trasferencia de los Símbolos Visuales del hemisferio derecho al izquierdo teniendo en cuenta lo esperado para la edad. Por ejemplo, en los trastornos de la lectura puede darse un déficit en las funciones de procesamiento visuoespacial del hemisferio derecho o bien una hiperfunción del hemisferio derecho que impediría una correcta transmisión de los procesos neurocognitivos al hemisferio izquierdo.

Las teorías expuestas no son excluyentes, sino que se complementan. Por último, teniendo en cuenta que en la mayoría de las investigaciones se tiende a reagrupar a los niños hiperactivos con déficits neurocognitivos específicos, ha sido en este grupo en donde se has especulado más supuestos etiopatogénicos. Así, se han puesto en relación con alergias alimentarias, hipersensibilidad a determinados nutrientes, déficits minerales, problemas de lateralidad y especialización cerebral, otitis repetidas que afectarían al sistema cerebelo-vestibular, anomalías en la movilidad ocular… Lo cierto es que en la actualidad la etiología de los trastornos específicos, no está del todo aclarada.

NEUROIMAGEN Y NEUROFISIOLOGÍA

.Se han realizado múltiples exploraciones con objeto de precisar los mecanismos cerebrales subyacentes a los trastornos específicos. Los más habituales han sido el Electroencefalograma, los Potenciales Evocados, la Tomografía Axial, la Resonancia Magnética y algunos estudios postmorten.

En cuanto al Electroencefalograma, ha puesto en evidencia gran cantidad de anomalías inespecíficas. Destaca la parición de una excesiva cantidad de ritmo alfa en las zonas cerebrales implicadas que se supone indicaría una hipofuncionalidad de las mismas. Las áreas que más han presentado esta anomalías han sido la frontal medial de ambos hemisferios, lóbulo frontal lateral izquierdo, zona mediotemporal izquierda, el cuadrante posterior izquierdo y/o el derecho.

La Tomografía Axial puso de manifiesto la asimetría entre los cuadrantes izquierdo y derecho, en el sentido de una mayor simetría en los niños con trastornos específicos.

Los estudios postmorten pusieron de manifiesto que algunos niños disléxicos presentan ectopias celulares perisilvianas y displasias en el lóbulo tempoaral. Se ha puesto en relación con problemas durante la migración celular.

EVOLUCIÓN CLÍNICA

.Teniendo en cuanta que son trastornos de desarrollo, la edad de presentación será diferente dependiendo del que se trate. Así, no podemos diagnosticar un trastorno del rendimiento académico si no se está escolarizado o se está durante suficiente tiempo. Por el contrario, los trastornos del desarrollo del lenguaje son más fácilmente detectables.

Es importante conocer, por su implicación sobre la intervención terapéutica, que a los tres años se deberían poder diagnosticar los trastornos graves de la expresión del lenguaje, los trastornos de la comprensión a los cuatro y en los casos severos a los dos. Los demás trastornos específicos, normalmente, no se llega al diagnóstico antes de los 9-10 años.

Cuando el niño es consciente de sus déficits suele sentir frustración, desesperanza y su autoestima se deteriora con rechazo activo de las actividades escolares y, a veces, negación a continuar la escolarización. No es infrecuente que secundariamente a la vivencia de frustración termine con problemas de conducta e incluso afectivos. Estos últimos nos plantean el problema de diagnóstico diferencial.

Desgraciadamente, tanto por parte de los padres, como mecanismo de defensa, como de los profesores tienden a negar el problema calificando al niño como poco motivado o simplemente como vago.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Hay que realizarlo con:

· Enfermedades médicas, neurológicas, cromosomopatías (x-frágil y otros).

· Retraso Mental.

· Trastornos Generalizados del desarrollo.

· Trastorno por Déficit Atencional con Hiperactividad.

· Trastornos Afectivos y de Ansiedad.

· Cualquier otro problema padiopsiquiátrico y/o psicosocial que pueda interferir en el aprendizaje.

TRATAMIENTO

Normalmente se debe pensar en una intervención múltiple: Psicopedagógico, médico y psicosocial.

· Tratamiento Psicopedagógico

Es a mi juicio la fundamental teniendo en cuenta la actual situación de conocimientos. Lo primero que debería evaluarse son el /los déficits neurocognitivos que presenta el niño e implementar un programa de intervención que contemple tanto aquellas funciones que se encuentran bien como las que son francamente deficitarias. Debe considerarse sobre donde priorizar la intervención: Si en la rehabilitación de los déficits o en el mejor desarrollo de las que se encuentran bien. Habitualmente se trabaja con ambas

situaciones con objeto de facilitar las funciones de suplencia, algo muy importante a considerar si tenemos en cuenta la enorme plasticidad cerebral en estas edades.

Las intervenciones sobre los trastornos del desarrollo de lenguaje deberían ser lo complejos que imponga la gravedad del trastorno y contemplar todos las funciones neurocognitivas relacionadas con el mismo.

De esta forma se podrían resumir los objetivos de la intervención psicopedagógica en los siguientes:

- Trabajo con los profesores que se ocupan del niño.

- Intervención específica y especializada sobre los déficits en el procesamiento de las funciones neurocognitivas.

- Intervención educativa : tutorías específicas, clases de apoyo y de reducido número de alumnos, intervención logopédica, intervención psicológica que establezca un plan de refuerzo conductual que minimice las consecuencias psicopatológicas.

. Tratamiento médico

Hoy por hoy el menos relevante. La intervención se realizará en base a las respuestas a las siguientes preguntas:

- ¿Existe una alimentación adecuada?

- ¿Existe algún tipo de problema médico insuficientemente tratado y que favorezca el mantenimiento del problema?

- ¿ La hiperactividad y los problemas atencionales interfieren significativamente el aprendizaje u otras intervenciones hasta el punto de plantearse la necesidad de tratamiento farmacológico?

- ¿Tendría sentido en base a la evolución y al problema en sí plantearse la prescripción del piracetán?

. Tratamiento psicosocial

Debe cubrir la intervención con los padres para que colaboren en el tratamiento y comprendan el problema. Igualmente debe contribuir a generar un ambiente escolar favorable y un ambiente de apoyo que favorezca la intervención y potencie la actitud preventiva frente a secundarismos de tipo psicopatológico y/o conductual.

 

También disponéis de tres libros publicados por la Consejería de Educación de Andalucía. Aquí están los enlaces:

Libro 1: “Definición, características y tipos”

Libro 2: “Procedimientos de evaluación y diagnósticos”.

Libro 3: “Criterios de intervención pedagógica”.

Fuente:

http://paidopsiquiatria.com/?page_id=137

El impacto en la familia, escuela y niños con TDAH

 

D. Jesús Bernal, en el II Congreso Nacional sobre TDAH, nos habla del impacto en la familia

El impacto del TDAH en la familia es brutal:

El 80% de los padres tiene ansiedad.

El 25% tiene depresión, de ellos, el 80% son madres.

El 20% están separados, siendo en un 75%, el factor determinante el TDAH.

El 20% de las madres, abandonan el trabajo.

Nadie está preparado para este impacto. Hace falta una buena red de apoyo que se prolongue en el tiempo. Porque la intervención terapéutica olvida en muchos casos a la familia y hay que aprender cómo vivir y convivir de la mejor manera posible.

Indicadores de manejo-riesgo del TDAH en la familia:

En este sentido se manejan una serie de ítems que permiten un mejor o peor manejo del problema dentro del ámbito familiar:

En primer lugar se habla de reconocimiento y aceptación de la existencia de un problema.

En segundo lugar hay que tener en cuenta la capacidad de los padres para repartir responsabilidades.

En tercer lugar influye de manera notoria la participación en redes de apoyo específico como las asociaciones o algunos grupos de ayuda, entre otros.

En cuarto lugar el conocimiento y la formación sobre el TDAH son fundamentales para afrontar el trastorno de forma efectiva.

En quinto lugar debe existir un compromiso con el sistema escolar y sanitario y con sus agentes.

En sexto lugar es muy importante cómo funciona cada progenitor tanto a nivel individual como de pareja, esto se refiere al tiempo que cada uno tiene para sí mismos y para la pareja, tiempo de ocio, etc..

En último lugar no podemos olvidar la situación de los hermanos. Debemos dedicarles un tiempo específico, individualizarlos y darles la importancia que se merecen independientemente del problema que estamos enfrentando con el otro niño/a.

Indicadores de manejo-riesgo en la escuela

Cuando hablamos de la vida escolar es importante que se cumplan una serie de requisitos dentro del centro y el aula para afrontar el Tdah de forma eficiente, así:

En primer lugar desde el colegio deben tener claro que este es un problema que hay que afrontar desde la perspectiva de las nee.

En segundo lugar, como ocurre con la familia, debe haber un conocimiento del Tdah y de las estrategias a la hora de lidiar con él.

En tercer lugar es muy importante mantener relación estrecha y de colaboración con la familia.

En cuarto lugar desde el centro y concretamente en el caso de los profesores, hay que centrarse en las soluciones y no en los problemas y considerar positivamente al niño y la familia.

Cuando hablamos de la relación familia-escuela, es importante tener en cuenta una serie de puntos: 

Debe existir un compromiso entre ambos.

Las diferencias se deben resolver entre adultos y dejar al niño aparte.

Es importante mantener una consideración positiva y recíproca, ante el niño y ante los demás.

Si existen diferencias importantes y que no se pueden solventar, hay que dejar al niño fuera de todo el problema.

Es importante conocer los recursos que se aportan en el entorno y confiar en ellos. Es siempre mejor acudir al servicio que tengamos cerca que trasladarnos fuera del entorno próximo.

No es bueno interferir en el contexto escolar en cuanto a tareas y forma de enseñar se refiere, teniendo en cuenta siempre las particularidades del problema. De esta forma debemos centrarnos en la tarea de casa y no construir un colegio paralelo.

Es también importante construir actitudes colaboradoras entre la familia y el colegio, potenciadas desde la propia familia y desde el centro docente, esto es, independientemente de lo que puedan hacer otros sistemas como asociaciones, centros de salud…

Fuente: A través de Tdah Gran Olvidado

Cómo identificar, comprender y educar a un niño Asperger

 

Cómo identificar, comprender y educar a un niño Asperger

Si bien los niños Asperger tienen ciertas dificultades sociales, algunos lindan con la genialidad. Conozca los rasgos y potencialidades de este trastorno cada vez más estudiado.

En los últimos años se han logrado identificar más casos. A nivel mundial se habla de uno a cuatro por cada diez mil personas

Mery Echenique, psicóloga con estudios en problemas de aprendizaje y lenguaje

Los niños Asperger dicen lo que piensan sin medir las consecuencias. Pueden decirle a su madre: “Hoy estás hermosa, porque ayer parecías una bruja” o comentar en el salón a su profesor que las clases que dicta son muy aburridas pues repite lo mismo durante la semana. 

Esto último realmente ocurrió y fue tomado por el colegio como una falta de respeto, sin considerar que el niño podría tener razón. Para la psicóloga Mery Echenique, estos chicos tienen problemas en el colegio porque no han terminado de aprender ciertas reglas sociales.

“Son limpios, transparentes y dicen lo que piensan. No hay maldad en ellos, son muy nobles y emocionalmente muy afectivos. No miden dónde o a quién decir las cosas, pues tienen dificultad para entender los códigos sociales, reglas y normas”, explicó la especialista con estudios en problemas de aprendizaje y lenguaje. 

Esta falta de adaptación, señaló Echenique, les produce dificultad para integrarse y suelen ser víctimas del bullying. “Algunos profesores desconocen las características del Asperger y los tratan como niños distraídos e irreverentes, porque son niños que dicen las cosas que piensan”, acotó.

Si bien este es un trastorno que no suele medicarse, el niño que lo padece puede deprimirse por las frustraciones que experimenta. “El medio ambiente externo les genera depresión que podría terminar en deseos de suicidio. Como ellos son tan objetivos y concretos piensan que desapareciendo termina todo”, indicó. 

Pero, ¿cómo identificar a un niño Asperger? Según Echenique, la mayoría de estos casos llegan remitidos por los nidos. “Son niños que no se logran integrar, extraños, obsesivos, que tienen ciertos rituales y no toleran hacer la misma actividad por mucho tiempo”, comentó. 

El Asperger se puede confundir con Déficit de Atención, pues el menor está distraído y ensimismado en un tema que le llama su atención. Pero cuando atiende puede hacer la tarea con suma rapidez y efectividad. Recién a los cinco o seis años, los neurólogos identifican este trastorno. Antes ven ciertas características.

Los especialistas coinciden que el Asperger es un trastorno con muchas características del espectro autista. Sin embargo, el ensimismamiento en no se da de manera tan intensa como el autismo. “Mientras el autista no comunica lo que quiere, el Asperger sí logra comunicar pues desarrolla el lenguaje”, dijo. 

Alrededor del año no suelen fijar la mirada, pero si lo pides el niño mira en forma efusiva y en corto tiempo. Sin embargo, “es un niño que puede decir qué es lo que quiere aunque no nos esté mirando”, explicó. Además, a temprana edad desarrollan ciertos rituales como enfilar juguetes por colores, tamaños o formas. 

De más grandes hacen interpretaciones literales de frases, analogías y metáforas pues tienen afectada la comprensión linguística. Recién a los once o doce años pueden hacer analogías de tipo social. “Son hiperformales, correctos, respetan la estructura de las palabras como las aprendieron”, dijo. 

Son niños con características cognitivas altas y algunos llegan a la genialidad. “Si bien se observa una desarmonía en el rendimiento, tienen una memoria mecánica excelente. Hay que darles pautas muy claras. El niño capta una instrucción muy concreta y es capaz de ejecutarla y hacerla con muchísima eficiencia”, recalcó. 

Se van a marcar como chicos correctos y de adultos también como profesionales correctos. Terminarán su trabajo si se los han pedido. No van a mentir. Y si tienen que dar un examen solos con sus libros al lado son incapaces de revisar el libro. Son chicos que no hacen copia”, dijo la experta.  

En los últimos años se ha logrado identificar más casos. “A nivel mundial se habla de uno a cuatro por cada diez mil”, explicó Echenique y agregó que no es recomendable incorporarlos a grupos grandes y competitivos pues les genera frustración. “Si el colegio es muy grande no se va a controlar el bullying”, señaló.

“Lo ideal es que en una primera etapa puedan ir a colegios pequeños, muy organizados y con personal altamente calificado. Al estabilizarse pueden ir un colegio más amplio pero no tan competitivo”, dijo y explicó que hay muchos Asperger que están muy bien llevados por sus padres y familiares.

Fuente:

http://www.rpp.com.pe/

Niños con un trastorno, pero no enfermos. El impacto del TDAH en la familia

 

Jesús Bernal participa el jueves en el colegio La Palomera en las jornadas sobre TDAH A. Gaitero

Jesús Bernal es terapeuta familiar y maestro especializado en pedagogía terapéutica en el equipo de atención de alumnado con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH).

Está pues en dos de los frentes más importantes para el tratamiento de este trastorno, que afecta al 3-5 por ciento de la población escolar: las madres y padres y la escuela….

-¿Hay recetas para tratar a niños y niñas con hiperactividad?

-Como para casi nada en la vida, y más cuando hablamos de salud mental y problemas emocionales y psicológicos, para esto tampoco hay recetas. Hay técnicas y estrategias, unas cosas más útiles que otras, porque siempre se puede hacer algo.

-¿Podría apuntar algunas de esas técnicas básicas?

-Existen varias líneas de trabajo:

Lo primero es reconocer el trastorno y saber en qué consiste el TDAH. Las familias deben ser las mejores especialistas y tienen que formarse. Para ello han de saber que tienen que enfrentarse a una situación complicada y que hay cosas más indicadas que otras.

En segundo lugar, es importante que madres y padres puedan afrontar juntos las implicaciones de este trastorno porque normalmente recae en las madres y corren el riesgo de ser sobrepasadas y quemarse.

En tercer lugar, al ser un trastorno que se da en la edad escolar, hay establecer una línea de trabajo y relación con la escuela. Los maestros son buenos profesionales y especialistas y las familias deben confiar y dar mensajes positivos y cuando haya dificultades, manejarlas entre adultos. Es imprescindible que la familia se apoye en el tratamiento médico y que ayuda a manejar el trastorno como indican todos los estudios.

Por último hay que dar pautas al adulto para que se cuide a sí mismo a través de tiempos de respiro.

-¿La escuela es más receptiva a hacer una atención especial al alumnado con TDAH?

-El ámbito educativo ha cambiado bastante y es más sensible a todo lo heterogéneo en el aula, emocional y profesionalmente. Su labor es fundamental porque puede dar pistas sobre lo que está ocurriendo. La escuela ha evolucionado para bien, aunque quedan cambios como trabajar con este alumnado como escolares con necesidades educativas especiales, igual que tiene disfunciones motóricas y va en silla de ruedas. Con el TDAH se trata de adaptar contenidos, espacios y tiempos, porque presenta comportamientos funcionales y disfuncionales.

-¿Cómo distinguir en la escuela hasta dónde llega el trastorno y donde empieza la capacidad de los críos para justificar todas sus conductas con el trastorno?

-Es un límite difícil de determinar, pero siempre que hay duda hay que exigir al niño. El niño con TDAH tiene que tener un nivel de exigencia igual al resto, es decir, es como si todos tuvieran que correr los cien metros, pero no todos tienen por qué hacerlo en el mismo tiempo. Nunca el trastorno exime de que el profesor trabaje límites, formas y objetivos. Y las familias tienen que apoyar al maestro en esta tarea.

-Las conductas disruptivas son las que más preocupan, pero ¿qué pasa con el alumnado con déficit de atención sin hiperactividad? ¿Corre el riesgo de fracasar por no llamar la atención?

-La sintomatología por inhibición a veces es más preocupante. Inciden en fracaso escolar y la relación social. Por eso es fundamental que la escuela detecte este tipo de casos. El déficit de atención sin hiperactividad es uno de los más difíciles de manejar porque además el tratamiento farmacológico se ha centrado mucho en las conductas de impulsividad e hiperactividad. El subtipo de inatención, además, es el más frecuente (4-5%) frente al de hiperactividad (3%).

-¿Cuál es el recorrido que realiza una familia hasta reconocer el trastorno?

-En ocasiones es muy largo y no termina nunca. Hay un tercio de padres y madres que no acaban de digerir o aceptar el trastorno. Esto lleva a conductas negativistas que implican no afrontar sus responsabilidades. Pero es muy importante decir que el 70% lo asumen, a veces con dosis de ambivalencia. El impacto a veces es mayor que la propia enfermedad y sufren ansiedad, depresión, etc. El peregrinaje de médicos, escuela, etc. produce un gran desgaste en la familia, pero es posible sobrevivir si se está por la labor de asumirlo responsablemente. Eso les hará mejores personas y mejores padres…

- Los niños con TDAH, No son niños enfermos, tienen un trastorno. Un niño puede tener una deficiencia como la sordera o la hiperactividad pero no es únicamente ese trastorno. Esto es importante porque al niño hay que devolverle su capacidad de maniobra.

 

Fuente:

http://www.diariodeleon.es/

TDAH y adolescencia: Entender para educar


 
Charla organizada por ATIMANA-DAH.

Impartida por Milagros Marrero

Puntos a tratar:

-          Qué es la adolescencia.

-          Qué cambios se producen.

  • Adolescentes con TDAH.

-          Qué necesidades tiene el adolescente. Qué le preocupa.

  • Qué les preocupa.
  • Qué dicen
  • Qué necesitan

-          Los padres:

  • Reglas de oro para la supervivencia.
  • Qué le preocupa a los padres.
  • Qué dicen los padres.
  • Cuáles son los problemas más frecuentes con los que se van a encontrar.

Qué es la adolescencia

La adolescencia es una etapa más de la vida, una etapa de transición que va a preparar al niño para la edad adulta.

Va a ser, por tanto, un período de grandes cambios, un momento en la vida en el que dejas de ser niño pero tampoco eres adulto. De manera que es un terreno de nadie en el que los propios chicos y chicas no saben cómo desenvolverse y, por supuesto, tampoco los padres. Es, entonces, una época de cambios no solo para el adolescente sino también para los padres y muchas veces nos coge por sorpresa, esta la razón que nos lleva a intentar prepararnos para su llegada.

Qué cambios se producen

En esta etapa hay un desarrollo físico que marca la diferencia entre lo que era el niño y lo que es el adolescente, que empieza a formarse como persona adulta. Hay niños en los que este cambio pasa casi inadvertido, pero para otros este cambio se hace mucho más evidente.

Existe también diferencia en la llegada de esos cambios físicos entre niñas y niños. Normalmente las niñas se desarrollan físicamente antes que los niños.

Junto a los cambios físicos debemos tener en cuenta también los cambios psicológicos que los acompañan.

La adolescencia es un periodo donde el chico o chica se pregunta ¿quién soy?, donde se deja de ser y se empieza a ser un adulto, pero sin serlo del todo, en definitiva el adolescente no sabe aún ni quién es.

Por tanto nos vamos a encontrar con chicos y chicas que se van preguntando muchas cuestiones y descubriendo otras tantas y que se enfrenta a toda un información que van  a tener que organizar para conseguir un buen desarrollo.

Hay muchos estímulos tanto internos como externos que aparecen durante esta etapa y con los que tienen que aprender a convivir y aprender a responder, estas nuevas situaciones son nuevas y es difícil aprender a asimilarlas, es difícil vivir y convivir con ellas.

Edades:

-          11 años a 14 años: Pubertad

-          15 años a 17 años: Adolescencia

-          17 años a 21 años: Última etapa

Los cambios físicos que aparecen desconciertan al adolescente y hacen que el adolescente, en cierto modo, no se reconozca al mirarse y se formule esa pregunta que ya conocemos: ¿Quién soy yo? Cuando todos estos cambios físicos empiezan a surgir, con ellos emerge el conflicto personal para el adolescente, reconocer quién soy y asimilar los cambios.

Los cambios psicológicos también están ahí. Estos cambios se van a sentir, por parte del adolescente, sobre todo en forma de mayor vulnerabilidad. Los chicos y chicas están más inseguros, más sensibles, porque son demasiadas las cosas que están ocurriendo para afrontarlas con tranquilidad.

Por tanto el adolescente tiene todos sus terrenos en inestabilidad. Esto va acompañado de ese empezar a formarse una identidad personal, generar quien soy y como soy, empezar a reconocerse como persona, identificar que opino de mi mismo. Toda esta inestabilidad, todos estos cambios y todas las preguntas que surgen durante esta etapa se manejan mal porque se está más vulnerable a la crítica y a los comentarios externos. Los adolescentes revisan su autoconcepto en base a las nuevas experiencias, en base a los cambios surgidos y en base a lo que creen sobre si mismos y lo que oyen a los demás de su persona (la persona que creo tengo que llegar a ser y no el niño que fui); de manera que comienzan a fabricarse un nuevo concepto de si mismos que va a moldear su autoestima.

Durante esta etapa reestructuran su forma de relacionarme tanto consigo mismo como con el entorno. Comienzan a preguntarse “quién soy y adonde tengo que ir”, comienza a reclamar mayor independencia lo que conlleva tomar decisiones propias y también cambia la forma en que se relaciona con otros. Todo esto va a llevar al adolescente a conseguir un mejor desarrollo personal y obtener un mejor desarrollo de su vida adulta.

Pero no todos los adolescentes son iguales, cada chico o chica va a funcionar de manera diferente, estando más o menos ajustados o teniendo mayores o menores dificultades en este proceso de cambio que supone la adolescencia; eso sí, el proceso siempre se cumple y hay que pasar por esta etapa y por esa auto-revisión propia de este periodo.

ADOLESCENTES CON TDAH

Los chicos y chicas con TDAH que llegan a la adolescencia van a pasar por este mismo proceso, pero sumando las dificultades que este trastorno conlleva.

Sigue existiendo el TDAH y este va a influir en sus relaciones y en como maneja estos cambios, va a haber menor autocontrol y peores relaciones debido a esta dificultad añadida.

Los padres de adolescentes con TDAH debemos prepararnos aún mejor para la entrada a la adolescencia porque necesitaremos más recursos para lidiar con estos chicos y chicas, de igual manera que los necesitábamos cuando eran niños.

Entre el 35 y el 80% de los niños diagnosticados de TDAH en la infancia mantienen la sintomatología al llegar la adolescencia y por tanto muchos llegaran con esta sintomatología a la vida adulta.

Pero aún siguen existiendo profesionales médicos que continúan con la idea de que el TDAH desaparece sin más en la adolescencia, de manera que a los 16 años y un día cuando abandonan el pediatra para pasar al médico de familia, acaban con la medicación.

¿Qué ocurre entonces? Estamos ante dos posibilidades, que se adapte bien sin la medicación o que no reaccione bien puesto que sigue necesitando de ese tratamiento (recordemos que entre el 35 al 80% de los niños mantienen la sintomatología durante la adolescencia). Cuando esa sintomatología persiste en la adolescencia, vamos a tener un problema añadido que se va a ver agravado sin la ayuda de la medicación.

La entrada a la adolescencia cuando hay un TDAH de por medio va a tener, por tanto, mucho más impacto y más dificultad. El adolescente va a necesitar de mayor estructuración y de mayor seguimiento, sigue necesitando normas y límites que tendremos que adaptar a su edad y situación, y también va a tener que enfrentar mayores problemas.

Los chicos o chicas con TDAH suelen tener un añito o dos de diferencia en cuanto a madurez personal y con respecto a sus compañeros. Por tanto pueden llegar a esta etapa de cambios que supone la adolescencia sin un desarrollo personal y emocional adecuado para afrontarla, pudiéndose encontrar con que sus compañeros ya han despegado en la adolescencia y él, aunque físicamente esté a la par, emocional y mentalmente todavía no tiene la madurez ni las estrategias necesarias y adecuadas para encajar los diferentes procesos que se dan durante la adolescencia.

Al llegar la adolescencia los síntomas del TDAH van a cambiar, se reducen en muchos casos, sobre todo la hiperactividad. Pero no en todos los casos desaparece este síntoma si no que se interioriza. Por tanto cuando llega esta etapa debemos estar atentos a que ocurre con los síntomas, ya que si lo que ocurre es esa interiorización, el adolescente debe aprender a vivir con esa inquietud interna y nosotros debemos ayudarle.

Por tanto nos encontramos con una discrepancia entre el desarrollo físico y el desarrollo cognitivo (más lento). Ciertas funciones complejas como son la organización, el autocontrol o la planificación están descompensadas con respecto a su desarrollo físico en la entrada a la adolescencia.

Es imprescindible en esta etapa que revisemos nuestras herramientas, desechando aquello que no sirve y adquiriendo nuevas pautas e instrumentos para manejar a la nueva persona que está ante nosotros.

Vamos a encontrarnos con algunos problemas como la demanda de mayor independencia o también el fracaso escolar, el aislamiento social, baja autoestima, problemas sociales y conflictos con la familia; un combinado que hace ver la importancia de prepararse para la llegada de esta etapa.

Qué necesidades tienen los adolescentes y qué les preocupa.

QUE LES PREOCUPA

-          Necesitan independencia.

En este momento comienzan los problemas puesto que el adolescente demanda independencia, la misma que disfruta su grupo de referencia que ahora son sus amigos, pero aún no tiene la suficiente autorregulación personal (se dejan convencer, caen en tentaciones, no tienen capacidad para afirmarse o negarse en determinadas situaciones). Este es un problema no solo para los padres sino también para el propio adolescente por lo que pueda ocurrir y porque no entienden que se les quiera limitar.

-          Los amigos. El punto de referencia pasa de su familia a su grupo de amigos. Esto es algo normal y necesario en el desarrollo del adolescente. El único problema es que no siempre es el momento adecuado para realizar esta separación.

Ya no están bajo la capa protectora de los padres, demandan independencia y su grupo de referencia pasa a ser los amigos. El chico o chica quieren pertenecer a un grupo (los amigos) y van a hacer todo lo posible para conseguirlo. Nos vamos a encontrar con que no siempre son las compañías más adecuadas y por este punto también pueden surgir los conflictos.

-          También les preocupa el sexo y el amor, aspectos muy importantes en el desarrollo del adolescente.

-          El tiempo. Aquí nos encontraos con dos opciones, unos a los que les falta tiempo para hacer todo lo que quieren y los otros que están prácticamente todo el tiempo sin hacer nada (con la televisión, internet…).

-          Intimidad. Empiezan a cerrar la habitación en busca de esa intimidad. Esta es una de las primeras necesidades del adolescente. Requieren su propio espacio personal y su intimidad. Esto no quiere decir que no precisen tener a su familia y que esta se retire. Muy al contrario ellos necesitan que su familia esté ahí pero respetando su intimidad y su espacio.

Aunque él cierre su puerta y pueda darnos a entender que no somos ya importantes, el adolescente precisa saber que los padres están ahí y que la familia tiene importancia aún cuando su grupo de referencia sea ahora el de los amigos. Debemos comprender con esta actitud tan solo reclaman su propio espacio intimo, lo necesitan igual que lo necesitamos nosotros.

-          El dinero es otra de las preocupaciones del adolescente. Quieren salir y comprarse cosas, luego quieren dinero para poder hacer todo esto, pero no lo tienen a mano y por tanto es una de las cosas que van a demandar y que también puede ser generador de problemas.

-          Les preocupa también el futuro.

-          La imagen corporal es muy importante en esta etapa porque es la imagen que dan al mundo exterior, con ella dicen a los demás quiénes son. Esta imagen también se forja a través de los otros, sobre todo de su grupo de referencia, que en esta etapa son los amigos. En esta etapa cada uno define su estilo personal, la imagen que quieren dar hacia el exterior. Y es importante tener en cuenta que ésta es una de las batallas que no vale la pena luchar; sobre todo si esa imagen, sea cual sea, va acompañada de un nivel adecuado de responsabilidad y capacidad para tomar decisiones.

¡Hay que atender a lo verdaderamente importante!

Quién soy

Cómo afronto los cambios

Cómo se afrontan los conflictos con la familia

Los padres no entienden al adolescente pero, normalmente, ellos (los adolescentes) tampoco se entienden a si mismos. Y este es un aspecto importante que hay que tener presente continuamente.

Cómo se habló anteriormente cada chico o chica es diferente, de esta forma tendremos niños muy bien integrados y que pasan por esta etapa muy levemente y sin problemas, pero por otro lado, tendremos a muchos a los que esta etapa les afecta de manera importante.

Así podemos encontrarnos con que algunos días no se conectan con los padres y se comunican telegráficamente, mientras que otros nos cuentan todo lo que les ha pasado hablando sin parar. O también puede ocurrirnos que el adolescente en cuestión pase por esta etapa decidiendo una comunicación escasa o al contrario comunicando todo y más a sus padres.

Es importante y bueno conocer a los amigos, puesto que nos dará una idea del camino que está tomando el chico o chica. De manera que es conveniente dejar que traigan a sus amigos a casa, abrir las puertas, nos da la posibilidad de conocer con quien está y porque y nos dará pistas sobre lo que está pasando en la vida del adolescente.

Otro aspecto que debemos tener muy en  cuenta es que el adolescente necesita y reclama normas y límites. No hay nada peor que una adolescencia sin normas y límites. Los adolescentes necesitan saber que sus padres siguen ahí como modelos educativos y como guías.

QUE DICEN LOS HIJOS

-          No me entienden

-          Me regañan por cualquier tontería.

-          Me siento triste en cuestión de segundos.

-          Me da vergüenza hablar de sexo con mis padres.

-          Me compara siempre con los demás y siempre salgo perdiendo.

-          Parece como si mis padres nunca se equivocaran, siempre soy yo el equivocado.

-          Me regañan por cualquier tontería.

-          No sé si quiero seguir estudiando.

-          Mis amigos no me juzgan.

-          No se fían de mí.

-          Odio que revisen mis cosas.

-          Todo son exigencias.

Me comparan siempre con los demás y siempre salgo perdiendo: Cuidado con las comparaciones. Estamos hablando de niños con TDAH que desde pequeños han estado sometidos a mucha crítica y a mucha exigencia. Además debemos tener en cuenta que ellos sí que se van a comparar con los otros, es suficiente con esto, así que:

                               ¡Cuidado con las comparaciones!

Mis amigos no me juzgan. Sus amigos son su grupo de referencia pero sigue siendo la familia la que pone las cosas delante, la realidad.

Odio que revisen mis cosas: Este es un error que es fundamental no cometer. La tentación de revisar las cosas del adolescente suele darse mucho en los padres cuando los chicos y chicas llegan a estas edades, intentando ver hasta donde están llegando sus hijos.

Pero tenemos que ser conscientes de que nadie tiene derecho a revisar las cosas de otros y tenemos la obligación de respetar su intimidad. El adolescente está en un momento en el que es más sensible y la situación puede volverse muy delicada. Desde el momento que se dé cuenta que le están revisando sus cosas esconderá todo fuera, comenzará a mentir o a ocultarnos cosas. El adolescente pelea por su espacio porque es muy importante para él, de manera que cuando nos asalte la tentación de revisar, debemos parar y dar un paso atrás. Lo que debemos hacer es observar  y estar atentos a las señales.

Todo son exigencias. Y esta es una de sus quejas porque ya no quieren que les sujeten tanto y se revelan contra normas y límites. Esto no quiere decir que no se impongan normas y límites, son necesarios, pero hay que revisar cuales son adecuados y negociar.

QUE NECESITAN

-          Necesitan saber que la familia está ahí. Necesitan APOYO y PROTECCIÓN.

Protección pero de manera diferente a cuando eran niños, el adolescente sigue demandando y necesitando protección, aunque parezca decirnos lo contrario.

-          Necesitan un clima familiar sano.

-          Necesitan información sobre hábitos de vida saludables. Esto debería empezar antes de la adolescencia y la pubertad. Se trata de sembrar en la niñez para recoger en la adolescencia, todo lo que le enseñemos durante la infancia va a servirnos en esta etapa. 

-          Necesitan un proyecto de vida.

-          Necesitan seguridad y responsabilidad.

-          Necesitan un sistema de valores propio.

-          Necesitan buenos modelos a imitar.

-          Necesitan educar la voluntad y la paciencia.

-          Necesitan equivocarse.

-          Necesitan un grupo de referencia externo.

-          Necesitan intimidad, su parcela personal.

-          Necesitan libertad, saber que pueden tomar decisiones y tomarlas.

-          Necesitan sobrepasar límites, ponerse a prueba para averiguar que quieren.

Los padres

A veces los padres sienten que se les viene el mundo encima. Es complicado tener un adolescente en casa sobre todo si el chico o chica tiene TDAH.

REGLAS DE ORO PARA LA SUPERVIVENCIA

-          Intentar comprender qué ocurre, qué es la adolescencia, cuál es su desarrollo y el impacto del TDAH en esta época de la vida.

-          Hasta ahora hemos estado siempre ahí, dando apoyo, guiando, pero ahora tienen que empezar a moverse solos y vivir las dificultades en solitario.

El adolescente necesita desarrollar una aptitud de afrontamiento y expectativas racionales.

-          Hay que situarse en el punto en que está el chico o chica y partir de ahí para poder trabajar, de esta forma sabremos donde está, que está sucediendo y cómo actuar. Así obtenemos una mejor consciencia de donde estamos y cuál es la mejor forma de conducirse,  generando unas expectativas más reales sobre el adolescente y hasta dónde puede llegar.

-          Debemos establecer normas bien definidas y límites, y hacer que se cumplan.

-          Tenemos que establecer una comunicación positiva, eficaz y reforzante. Saber distinguir qué se está consiguiendo y qué se está haciendo bien o mal. No hay que olvidarse de reforzar sus conductas positivas elogiando su comportamiento.

Debemos tener en cuenta que el adolescente ya empieza a funcionar con más autonomía, no vamos a saber en todo momento donde está y qué está haciendo. Muchas veces por miedo los padres generamos situaciones de estrés y extrema preocupación, simplemente por no saber y por no hablar con el adolescente y normalizar las cosas.

Esta situación de comunicación en confianza hay que ir preparándola y generándola desde la infancia, estableciendo un tipo de relación que nos permita acercarnos, hablar y comentar nuestros miedos y preocupaciones con los hijos.

-          Debemos aprender a resolver discrepancias, a negociar. Una buena negociación es aquella en la que ambas partes obtienen ganancia. No debemos usar la autoridad para imponer las cosas porque sí, ni es bueno que ganen siempre los padres ni que gane siempre el adolescente, debemos conseguir un equilibrio.

-          Debemos pedir ayuda profesional cuando sea necesario. Hay que saber pedir ayuda y cuándo. Si esperamos demasiado podemos encontrarnos en una situación que tiene difícil solución. Cuando esperamos a que los problemas se multipliquen y llegue la adolescencia podemos encontrar que el adolescente no es receptivo y no acepta la ayuda ni de los padres ni del profesional, no colabora y sin colaboración la solución se hace cuesta arriba.

Si durante la pubertad ya nos encontramos con problemas como negación constante debemos empezar el trabajo ya, pedir ayuda y no esperar a que llegue la adolescencia.

-          Debemos mantener el sentido del humor, éste es fundamental cuando tenemos a un niño con TDAH.

-          Tenemos que tomarnos regularmente descansos del niño, tiempo para la pareja y para uno mismo, para descansar y desconectar.

-          Mantener un ESTILO EDUCATIVO DEMOCRÁTICO es importante.  Esta forma de actuar nos llevará a una mejor convivencia y a una más efectiva resolución de conflictos.

-          Ser flexibles, pero firmes. Aunque parezca contradictorio no lo es. Deben haber normas y límites, que han de estar claros y se deben hacer cumplir; pero, al mismo tiempo se exige flexibilidad en la negociación.

Ha llegado la hora de revisar nuestras herramientas de trabajo, comprobando si siguen funcionando o si necesitamos cambiarlas, volvemos de nuevo a repetir algo que ya se dijo anteriormente, pero este aspecto es muy importante y nunca podemos dejarlo de lado.

Con un adolescente no podemos seguir usando las mismas herramientas que usábamos con un niño, debemos cambiar las que no sirven o mejorar las que ya tenemos y creemos que pueden ser útiles. Hay que ponerse al día con la edad y el momento que estamos viviendo, el punto en que se encuentra el adolescente, y adecuar nuestras herramientas.

Las normas y límites siguen poniéndolas la familia, pero adecuándolas a la edad en la que estamos ahora. Como ocurría en la niñez los padres deciden que normas están vigentes en el hogar pero se pueden negociar ciertas pautas y consecuencias. El adolescente ya no es un niño y debemos comprender esta situación, adaptándonos a sus nuevas necesidades, con ello debemos adecuar normas, límites, horarios, rutinas y herramientas.

Debemos tener en cuenta un aspecto importante:

Los padres podemos pararnos y mirar hacia abajo, podemos retroceder hasta esa época en que está nuestro hijo y ver qué pasaba en ese momento, cuáles eran los sentimientos; desde esta perspectiva podemos llegar a comprender que está pasando con nuestros hijos. Podemos hacernos una idea cercana de lo que ocurre en cada etapa del desarrollo, porque tenemos experiencia, hemos pasado por esa edad y por esa etapa, aún siendo diferentes.

Pero ¿Qué ocurre con nuestros hijos? Hacer lo contrario, mirar hacia arriba o hacia delante, hacia el futuro al fin y al cabo, no es tan fácil, esta tarea es más bien imposible, porque no hay experiencia al respecto. Sí que es verdad que ellos pueden hacerse una idea de lo que nosotros estamos pasando a partir de lo que les exponemos o explicamos, a partir de lo que compartimos con ellos. Pero no podemos esperar que comprendan profundamente. Un niño de 8 años ¿Puede mirar hacia arriba y comprender al adulto? No, ni se lo puede imaginar. De manera que seguimos siendo los adultos los que tenemos la posibilidad de mirar atrás y revisar entendiendo el momento en el que están los hijos en el presente.

QUE LES PREOCUPA A LOS PADRES

-          A los padres les preocupa el futuro del adolescente, por tanto una de las grandes preocupaciones son los estudios.

-          Les preocupa también la imagen del adolescente, cómo va vestido. Recordemos que esta es una batalla que no vale la pena luchar, sí, a veces es difícil, pero debemos guardar nuestras energías para otras más importantes. Para conseguirlo podemos recordar ese mirar hacia abajo, llegando hasta el punto donde ellos estaban, para percibir por qué quieren ponerse algo o por qué no.

-          A los padres también les preocupa el tiempo, el tiempo que suelen perder ya sea con amigos, televisión, consolas, internet. Volvemos al punto comentado anteriormente, debemos tener perspectiva, mirar abajo, para poder comprender que está pasando. Empiezan a interesarle otras cosas y su grupo de referencia ha cambiado, esto hay que comprenderlo y tenerlo en cuenta.

-          También preocupa que el adolescente no deje que nos acerquemos a ellos, que no nos deje saber de ellos. En esta etapa podemos encontrarnos con el adolescente telegráfico que entra y se comunica con monosílabos o con el contrario, que te cuenta todo lo que le ha pasado con pelos y señales; puede ocurrir que nuestro adolescente tenga días en los que prácticamente no se comunica, como en el primer caso expuesto, y otros días en los que nos cuenta todo.

En este sentido tenemos que tener en cuenta que hay un amplio abanico de adolescentes, tantos como personas, de manera que cada adolescente es único.

-          A los padres también les preocupa que se metan en líos, peleas, problemas judiciales… es una época de pruebas y tentaciones que puede llevar al chico o la chica a pasar límites que no debería.

-          Otro punto de preocupación es la sexualidad y los embarazos.

Pero aún con este problema y con el anterior debemos alejar de nosotros la idea de revisar o registrar las cosas del adolescente. En sustitución al registro y para estar atentos a posibles problemas la mejor estrategia es observar atentamente las diferentes señales y, sobre todo, hablar con el adolescente, informarle sobre los peligros que subyacen a ciertas conductas, prepararlos y en casos como la sexualidad proporcionarles medios seguros.

-          A los padres también nos preocupa el ensimismamiento que suelen presentar los adolescentes.

-          Preocupa el consumo de drogas legales e ilegales, es decir, las posibles adicciones.

-          También preocupa la escolarización, el futuro.

Durante la adolescencia vamos a tener que seguir motivando y reforzando positivamente, pero probablemente necesitemos implicarnos más e invertir mayor esfuerzo en esta tarea.

Siguen necesitando de apoyos dentro y fuera del aula y hay que prestarle esos apoyos. Ya en la ESO se está continuando con la línea de apoyo y adaptaciones para estos chicos y chicas, pero actualmente también se está consiguiendo para el bachiller, la PAU o incluso la universidad. Por ejemplo en la PAU tienen la posibilidad de examinarse en un aula aparte, con un profesor que pueda estar más atento y orientarle y también con más tiempo para los exámenes, con todo esto se pretende que el alumno tenga la posibilidad de demostrar lo que realmente sabe (debemos estar al tanto que existe esta posibilidad y pedir esa ayuda puesto que nos proporcionará con toda seguridad mejores resultados). El año pasado, en Canarias, se iniciaron una serie de encuentros para alcanzar programas y ayudas específicas para el alumnado con TDAH dentro de la universidad.

Cuando nuestro hijo o hija no solo ha llegado a la adolescencia sino que además tiene TDAH ¿Qué ocurre?

Todavía hoy hay muchos médicos que continúan con la creencia de que el TDAH desaparece, como por arte de magia, en la adolescencia. Lo que ocurre es que desde que deja pediatría para pasar al médico de familia, es decir desde que cumple 16 años, su médico le retira la medicación. Pero, si esa medicación se quita demasiado pronto, si aún no es el momento adecuado para esa retirada, entonces nos vamos a encontrar con muchos problemas. En otros casos, hay profesionales médicos que lo que hacen es probar que ocurre retirando la medicación progresivamente por ejemplo.

Si el adolescente no está aún preparado para la retirada de la medicación, nos vamos a encontrar con problemas de regulación, peor respuesta ante acontecimientos sociales, mayor predisposición a tomar decisiones equivocadas por falta de reflexión… Nos vamos a encontrar con que el TDAH sigue ahí y va a manifestarse con todos sus síntomas afectando significativamente la vida del adolescente y reduciendo notablemente la calidad de vida.  Por otro lado un adolescente medicado seguirá regulado y por tanto tendrá mayores posibilidades de tomar decisiones acertadas y reflexivas (recordemos que la impulsividad conlleva que no exista ese tiempo de reflexión antes de actuar). De manera que la medicación va a colaborar en proteger un poco más al adolescente de todas las circunstancias y acontecimientos que le están ocurriendo durante esta etapa.

En cualquier caso, debemos estar pendientes de cómo reacciona el adolescente cuando se le retira la medicación o si la retirada es progresiva de que va ocurriendo en ese periodo. Lo que pase nos dará una pista sobre la necesidad de continuidad o no con los fármacos.

QUE DICEN LOS PADRES

-          Falta de respeto.

-          Gritos.

-          No cumplen los horarios.

-          Fuma porros y a saber qué más.

-          Se pasa el día colgado al teléfono.

-          Lo deja todo tirado (en general este aspecto se da en todos los adolescentes, el orden pasa a un segundo plano).

-          Está fallando en los estudios (la prioridad pasa a ser el grupo de amigos o el entretenimiento).

-          Empiezan a mentir, a ocultar cosas, sobre todo cuando hay demasiada insistencia de la familia o sabe que va a tener consecuencias demasiado altas.

-          Se maquilla demasiado o la forma de vestir.

-          Dice que lo maltrato, amenazando.

-          Roba en casa.

-          No hacemos nada en familia (recordemos que la familia ya ha pasado a un segundo plano).

-          Se encierra en su cuarto.

-          Se escapa de casa.

-          Amenaza con suicidarse. Aquí ya estamos con casos más graves y es importante que se pida ayuda.

-          Parece que odia a todo el mundo.

-          Trabaja y parece que tiene derecho a todo.

-          No tiene amigos, es demasiado tímido y no sale apenas. Aquí vemos una preocupación por la salud emocional, hay que estar atentos a los signos de alarma.

-          Sus “pintas” son horrorosas.

Un punto a tener en cuenta:

Que salgan y vean las cosas no siempre es malo, cuando hacen esto generan un punto de comparación, ven otras dinámicas familiares y esto puede jugar a nuestro favor, porque comparan y pueden encontrar que lo que tienen en casa no es tan malo como pensaban.

PROBLEMAS MÁS FRECUENTES

¨       Comunicación:

Hay que buscar formas viables y positivas de solucionar los conflictos, de comunicarnos.

No a los gritos.

No a los sermones.

No al sarcasmo.

Los sermones terminan por no escucharlos, se acostumbran y hacen oídos sordos. Por otro lado, el sarcasmo es muy negativo, de lo más negativo en las relaciones, puesto que no se está siendo claro, se está ironizando.

La comunicación dentro de la familia debe ser abierta. Debemos intentar negociar eliminando toda comunicación que no sea positiva.

¨       Normas y límites:

Los adolescentes siguen necesitando normas y límites, y son los padres los que van a tener que ponerlos, revisando los que ya tenían y adaptándolos o desechándolos y buscando otros nuevos.

Es conveniente dar márgenes en positivo, revisando y flexibilizando esos márgenes en función de la edad y de la respuesta que tengamos del adolescente.

¨       Aprender a responder a los conflictos:

Esto es, aprender a negociar. Una buena negociación es aquella en la que ambas partes salen ganando.

Debemos desechar el autoritarismo y las normas inamovibles.

Se hace necesario practicar la resolución de conflictos antes de que llegue la adolescencia.

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En todo este proceso se hace necesario tener en cuenta siempre en qué momento está el chico o chica, averiguar cómo lo está viviendo. Es importante saber qué necesita y que le puedo dar como padre.

La adolescencia es una época enriquecedora, no todo es negativo, también tenemos que verla como algo positivo y generador de riqueza personal.

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Y algo muy importante a tener en cuenta:

Barkley: PON EN PRIMER LUGAR LO PRIMERO

 

Fuente: http://tdahelgranolvidado.blogspot.com/2011/11/tdah-entender-para-educar-adolescencia.html

Discriminación a niños con dificultades de aprendizaje

 

Las dificultades en el aprendizaje se presentan en aquellos sujetos que experimentan problemas de aprendizaje, sin que necesariamente posean un cociente intelectual menor de lo normal, ni vivan en un ambiente deficiente.

El término dificultades en el aprendizaje, engloba a todo escolar que experimenta problemas en el desarrollo de su actividad escolar a nivel de rendimiento.

Tienen un nivel de desarrollo diferente a los otros. No necesariamente tienen un mal funcionamiento del sistema nervioso central. Sus problemas de aprendizaje no se deben a pauperismo ambiental. Tampoco sufre retraso mental o trastornos emocionales.

Por tanto, podemos decir que estamos ante problemas de dificultades en el aprendizaje, cuando el niño posee un cociente intelectual normal o muy cercano, en ocasiones superior. Vive en una familia normal. No tiene disminución sensorial, ni afecciones neurológicas significativas. Presenta un rendimiento escolar claramente insuficiente.

Síntomas en niños con dificultades en el aprendizaje:

Los niños con dificultades en el aprendizaje presentan una serie de síntomas en la conducta y el aprendizaje propiamente dicho:

• Actividad motriz: en este campo se dan síntomas diversos como hiperactividad, torpeza motriz, hipoactividad, distorsión en la coordinación, etc.

• Atención: poseen una escasa capacidad de concentración.

• Aptitudes matemáticas: presentan problemas con las seriaciones, errores de cálculo frecuentes, inversión de cifras.

• Aptitud oral: acusan problemas en la codificación y decodificación simbólica, irregularidades lecto-escritoras, digrafías.

• Emotividad: sufren leves desajustes emocionales, y su autoafirmación personal es pobre.

• Memoria: tienen problemas para la fijación, y sufren olvidos que siguen una curva atípica.

• Percepción: no pueden reproducir correctamente formas geométricas, confunden las figuras de fondo, invierten las letras, realizan rotaciones.

• Sociabilidad: estos niños se inhiben de participar, tienen poca habilidad social y son agresivos.

El diagnóstico debe ser siempre confirmado por el pedagogo y el psicólogo.

Causas de las dificultades en el aprendizaje:

Se distinguen tres causas para el problema de las dificultades en el aprendizaje.

• En lo fisiológico: se explicaría por una mínima disfunción cerebral, que reside en ciertas localizaciones cerebrales. Disfunciones en el hemisferio izquierdo que es la sede del lenguaje, resulta en dificultades para el aprendizaje verbal. Mientras que en el hemisferio derecho, podría determinar los problemas en el aprendizaje grafomotor.

• Explicación psicológica: sostienen que los trastornos emocionales asociados a los problemas de aprendizaje, serían la consecuencia de estas, y no sus causantes.

• Desde la sociología: se apunta a factores familiares, como falta de estímulos, y escolares, como los métodos inadecuados.

Como tratamiento debe emprenderse un correcto diagnóstico. Elaboración de un programa de refuerzo comprensivo, adaptado a las dificultades individuales. Control de la evolución del aprendizaje. No prolongar el esfuerzo pedagógico más de lo necesario.

Si se presentan estas dificultades, ello conduce a DISCRIMINAR a los niños y adolescentes por padecerlas:

La discriminación escolar es otra forma de violencia escolar. Esta actitud está incorporada en la sociedad y es institucionalizada por los sistemas de enseñanza, que busca una homogeneidad escolar, desconociendo la diversidad. Las motivaciones pueden ser de diversa índole, pero siempre están ligadas con la intolerancia por las diferencias

Dibujo realizado por Gabriela Garrido, 11 años.

 

La discriminación escolar tiene diversos motivos, pueden ser religiosos, sociales, culturales, raciales, físicos, o de preferencias sexuales.

La discriminación escolar es una de las facetas de la violencia escolar. Esta forma de violencia es ejercida tanto por los alumnos como por los educadores, y está ligada a las creencias personales de quienes la practican, pero todas las motivaciones, son parte de la intolerancia hacia los demás y hacia las diferencias.

La mayoría de los casos de discriminación escolar no son denunciados, estos comprenden el maltrato intelectual, emocional, y psicológico, y está provocado por temores, desconocimiento y rechazo por los derechos de niños y jóvenes, que muestran la falta de respeto hacia la infancia que aún persiste en la sociedad.

La discriminación escolar no sólo afecta a los niños, también afecta a las familias.

Consecuencias de la discriminación escolar:

Entre las consecuencias más comunes y de gravedad de la discriminacion escolar está la deserción, provocada por la intolerable situación.

Los trastornos psicológicos y fisiológicos son otra de las consecuencias de la discriminacion escolar. Desde depresiones, tartamudez, y afecciones psicosomáticas, retraso en el aprendizaje, entre otros.

La educación se ha constituido en perpetuadora y fomentadora de la discriminación escolar, ya que apunta a la imposición de modelos educacionales homogeneizantes que desconocen las diversidades, y llevan a la desvalorización de aquella manifestación cultural que se aleja de la homogeneidad.

Los padres frente a la discriminación escolar :

Ante una situación de discriminación escolar, la actitud de los padres es fundamental para la feliz resolución del conflicto. La información sobre los derechos y deberes de niños, educadores y familia, ayudan a sentar las bases para el correcto relacionamiento.

Una actitud comprensiva de los padres, y su sostén emocional y psicológico, puede ayudar al niño a sobrellevar una situación de discriminacion escolar.

La denuncia de los hechos ante las autoridades pertinentes, es una medida significativa para emprender para la lucha contra la discriminacion escolar.

Aconsejar a los niños y brindarles estrategias para evitar las situaciones conflictivas, son una herramienta efectiva frente a la discriminación escolar.

Entre las medidas preventivas que los chicos pueden adoptar como estrategia de protección están: confiar en los adultos y contarles sus problemas, evitar entrar o salir del colegio acompañado por amigos o familiares, no responder a las provocaciones de compañeros, evitar estar solos en los puntos “calientes”, como pasillos, baños.

Quienes sufren la discriminación no deben aceptar  el chantaje por parte de los acosadores, o entregarles dinero u otras cosas, solo ignorar esta conducta y exigir una disculpa a quien lo ha discriminado. Los Padres no deben ignorar o negar esta conducta, mucho menos continuar con los  privilegios como juguetes, permisos, dulces,etc. de quien ha discriminado a un compañero, con esto sólo contribuye a estimularlos, es imprescindible realizar la denuncia ante maestros, directores, supervisores, la propia Autoridad educativa y ante el resto de los padres para prevenir cualquier forma de Discriminación.

Fuente: A través de Fundación CADAH

Agradeciendo vuestras visitas y reflexionando sobre el panorama social de la diversidad

 

Manuel Rodríguez G.

imageHoy, 20 de enero al mediodía, este blog llegó a las 100.000 páginas visitadas en un año y cinco días. Un honor, sin duda alguna para quien sin saberlo se vio rodeado de tanta gente próxima por unas circunstancias u otras al mundo de las diferencias que aportan las dificultades que generan ciertas peculiaridades que por diferentes y diversas se plasman en problemática; no por los niños que padecen una u otra patología concreta, sino por el mecanismo social que por incapaz, intolerante, negligente y cínico ni sabe ni quiere llevar a cabo una verdadera misión de inclusión, diversidad y recepción emocional y social hacia este colectivo de niños que como vulgares piezas de un caprichoso puzzle son manipulados, ubicados erróneamente y/o dispersados; muchas veces incluso, como el caso de mi hija y el de muchos otros niños, desechados y siendo apartados y marginados mediante verdaderos exilios socio-educativos.

En el fondo queda el sabor amargo y agrio de comprobar la minusvalía de un sistema institucional incapacitante e incapacitado para asumir sus deberes de garante ante este colectivo de menores que especialmente y muy agudizadamente son marginados, maltratados y ninguneados por ese sistema que se autodenomina EDUCATIVO. Muy penosamente educado me temo, pues flaco favor hace a un grupo de alumnos a los que condena al olvido y a la segregación educativa, social y a medio plazo laboral.

No son las peculiaridades inherentes a una u otra sintomatología o sindromatología, la que anula, margina y desecha a muchos niños. Es la deshabilkitación institucional que castiga a este grupo signioficativo de niños, Sencillamente el Sistema con su postura desidiosa, marginal e incoherente con los postulados en que teóricamente se basa, deshabilita a estos niños y los abandona y castiga a un ahogo inminente: la soledad del olvido y destierro social, faltos de oportunidades e inclusión efectivas.

Aún a falta de expectativas prometedoras para el futuro inmediato y cercano de estos jóvenes, quiero quedarme con una dosis de fe y esperanza, siendo consciente de que la lucha y movimiento de quienes empujan a favor de estos niños crece y se intensifica en nombre de muchas familias, empujadas esencialmente por muchas madres coraje; esas que ya retraté en alguna oda a la decencia,

http://elcuadernodeguillermonoacoso.blogspot.com/2011/02/de-madres-y-madres.html

Para finalizar y, aunque ni vendo nada ni nada quiero emular, dar las gracias a todas esas visitas bienintencionadas que pasaron por aquí y que, aunque de modo curioso, quiero expresar a título personal y representativa de todas estas compañías y visitas habidas , en la persona de Rosa Fernández, que sin saberlo fue la visita nº 100.000 hoy al mediodía, reflejada con su blog (y al que por cierto os invito a visitar)

http://rarezasdelaadopcion.blogspot.com/

Lo dicho, gracias a todas esas visitas bienintencionadas e interesadas por una problemática común: la inclusión, apoyo y lucha por los derechos de este colectivo de niños. ¡Gracias sinceras! Sonrisa

 

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=XQmPdX1kjMQ

Entrevista a la Dra. Isabel Orjales

 

Dra. Isabel Orjales Villar

Dra. Isabel Orjales Villar

Doctora en Pedagogía y Master en Educación Especial.

Es Profesora de la UNED y forma parte de un equipo de investigación sobre “Memoria operativa, Déficit de Atención e Hiperactividad Infantil”.

Ha centrado su actividad en los niños con déficit de atención y/o hiperactividad y en la formación y orientación para padres y profesionales de este colectivo por lo que colabora con numerosas asociaciones.

Es autora y coautora de numerosos libros al respecto entre los que podemos destacar:

"Claves para Afrontar la Vida con un Hijo con TDAH: Mi Cabeza es como si Tuviera Mil Pies". Pirámide. 2009.

"Programas de Intervención Cognitivo-Conductual Para Niños con Déficit de Atención con Hiperactividad". CEPE. 2000.

"Déficit de Atención con Hiperactividad: Manual para Padres y Educadores." CEPE. 1998.

Hace 20 años el TDAH era un trastorno casi desconocido en nuestro país y los niños afectados no se diagnosticaban como se hace ahora, por lo que puede existir una falsa impresión de que los niños se han vuelto hiperactivos de pronto, cuando lo que verdaderamente ha aumentado es el número de profesionales formados en la detección y el posterior diagnóstico. Este trastorno afecta entre un 3% y un 6% de los niños en edad escolar de nuestro país, aproximadamente un niño por aula.
Madrid | Enero 2012 | Coti Coloma/ Psicóloga y Tutora de la UP on-line

En los últimos años se ha incrementado el número de alumnos diagnosticados de TDAH pero también desde la UP on-line, y nuestra experiencia con aulas de padres, hemos detectado, que existen cada vez más dificultades a la hora de lograr que los niños, sin ningún problema de aprendizaje diagnosticado, consigan niveles de atención y autocontrol adecuados y eficaces a su edad. Y lo que es más importante, que estas dificultades se siguen presentando en niños mayores de 12 años. ¿Cree que hay algún tipo de relación entre ambos sucesos?

Respuesta. Respecto a lo que me pregunta hay que aclarar que el TDAH como trastorno es una cosa y la percepción que los padres y los profesores pueden tener de un incremento en las dificultades de atención y autocontrol en los niños en general, es otra. Para que un niño sea diagnosticado de TDAH debe tener un comportamiento más inatento y, en algunos casos, más impulsivo e hiperactivo de lo que corresponde para su edad. Debe ser un niño que presente esta sintomatología, de alguna manera, desde siempre (aunque no se haya considerado muy problemática hasta el momento actual) y que no parezca responder como los niños de su edad y curso escolar a las pautas educativas familiares y escolares habituales. Además, deberá constatarse que la sintomatología les está creando y promete crear en el futuro problemas en algún ámbito de su vida y que dicha sintomatología no se explica mejor por la presencia de otro trastorno conocido. Por lo tanto, el TDAH se define como un problema del neurodesarollo que se detecta porque el niño no responde como lo harían los niños de su misma edad y educación. En ese sentido, si la población general de niños fuera hoy más inquieta, impulsiva y dispersa (habría que constatarlo empíricamente), un niño para ser diagnosticado de TDAH tendría que superar con creces esa tendencia general.


¿Cuál cree, en su opinión, que sería la causa subyacente?

R. Como he dicho, creo que habría que constatar empíricamente la hipótesis de que los niños de hoy tienen menos capacidad de atención, más inquietud motriz o menor autocontrol y autorregulación comportamental y/o emocional. De ser así, son muchos los factores que pueden estar incidiendo. Por ejemplo, una mayor sobre estimulación desde el momento del nacimiento (familiar, escolar y social) que podría potenciar la atención durante breves momentos a muy distintas fuentes, la reducción del tiempo de ocio y juego a muy temprana edad, la saturación de horas en un aula y la sobrecarga de deberes en detrimento del tiempo de juego sin dirección de un adulto que podría entrenarlos en autocontrol, la saturación en algunos casos de actividades extraescolares, el predominio de juegos que potencian la activación y la respuesta inmediata, la educación de las familias en la satisfacción con miedo a enfrentar a los niños a situaciones frustrantes como la espera o la demora de gratificaciones, la aceleración del ritmo de vida y el estrés que rodea al niño y a la vida familiar desde el momento del nacimiento, la prioridad que la escuela sigue dando a la estimulación cognitiva (más en concreto a la memorización sin sentido) y la ausencia de formación comportamental, social y emocional o la resistencia del cambio en la forma de enseñar al rendimiento cognitivo, entre otras. También cabría plantearse el impacto que podrían tener tóxicos ambientales y la mala calidad de los alimentos puedan estar impactando en el desarrollo fetal. Aun así, hay que ser muy cautos y no simplificar las cosas haciendo pensar a la gente que un mal ambiente o una mala educación pueden ser la causa de la aparición del TDAH. Pueden empeorar un cuadro de TDAH pero no ser nunca la causa directa.


¿Podría darnos alguna clave práctica para que los padres pudieran saber si las dificultades atencionales de su hijo están dentro de la normalidad o deberían ser valoradas por especialistas como posible TDAH?

R. Esto sería como pedirle a un médico que diera alguna pista para que una persona, sin formación en medicina, pudiera saber si el lunar que tiene en la mejilla (que por otra parte le parece que tiene mala pinta y le preocupa enormemente) es un cáncer o no. Absurdo sería pensar en que para ir al médico uno tuviera que estar muy seguro de que se trata de un cáncer. Pues del mismo modo ocurre cuando un niño parece tener problemas de atención, impulsividad o hiperactividad. Si a los padres les preocupa, si el niño sufre, si su rendimiento o comportamiento apunta a ser cada vez más difícil, si el colegio pide ayuda o si los padres parecen muy desorientados en cuanto a cómo educarlo, etc., es motivo suficiente para consultar con un especialista ¿Y, con qué fin? No con el fin de “etiquetar lo que le sucede” sino con el fin de recibir orientación para ayudar a reducir esos síntomas. Después, si en la valoración existen  datos como para pensar que esa sintomatología responde a un cuadro específico, se podrá identificar el trastorno.


Parece que el sistema social en el que vivimos no ayuda demasiado. Los niños corren de una clase a otra, se comunican por sistema de mensajería instantánea, su tiempo de ocio habitual está en relación con las nuevas tecnologías y en muchos casos pasan bastantes horas al día solos. ¿Cree que estos factores de alguna forma pueden estar influyendo en el aumento de la incidencia de este tipo de problemas?

R. Creo que debemos dejar los tópicos a un lado y tratar de no pensar en que las cosas no son “blanco o negro” y que no existe una justificación concreta para todo lo que nos rodea. Igual que tener hermanos y no tenerlos tiene ventajas e inconvenientes, el ritmo de vida actual tiene aspectos positivos y negativos. Creo que el Ministerio de Educación, la escuela y la familia debería reflexionar sobre qué cree que debe fomentar en sus hijos, cómo los puede educar, a quién compete determinados objetivos de educación, formación e instrucción y con qué metodología, instrumentos y materiales puede conseguirlo. Me parece que no damos tiempo al niño a madurar, los hiperestimulamos en unos aspectos y les exigimos muy poco en otros. Y todo ello se refleja de alguna manera en el modo en que ellos responden y se adaptan.


Todos conocemos también a adultos que presentan dificultades de autocontrol, problemas de atención… ¿Es posible que los padres ejerzan, en estos casos, como modelo negativo para sus hijos? ¿Cuál sería el nivel de relevancia de dicha influencia?

Creo que si existen padres o madres con un perfil de TDAH, lo que más va a influir en sus hijos es su herencia genética puesto que el índice de heredabilidad del TDAH se estima en un 80%. Desde el punto de vista educativo no se puede afirmar que los padres o madres con un perfil de TDAH influyan siempre de forma negativa en el desarrollo de sus hijos. Conozco padres con sintomatología TDAH que comprenden mejor a sus hijos, los toleran más y buscan apoyo antes para que sus chicos no sufran lo que ellos padecieron. La buena o mala influencia de un padre o una madre depende más de aspectos individuales y del acceso a al apoyo de un buen profesional que de la sintomatología residual que padezcan.


¿Qué recomendación o pautas daría a los padres en este sentido?

R. Los padres que identifican en su propia infancia, adolescencia, juventud o incluso en la edad adulta, dificultades de atención, hiperactividad o hipoactividad, impulsividad o problemas de rendimiento o de adaptación comportamental deberían pensar en la posibilidad de que sus hijos nazcan con una biología más próxima a un TDAH. De mostrar sus hijos síntomas asociados a este trastorno, no deben refugiarse en el pensamiento de que “si a mi me fue bien sin ayuda ¿por qué no le va a ir bien a mi hijo?” para justificar dejar pasar el tiempo, porque ni la intensidad del trastorno, ni las condiciones educativas ni la exigencia social son las mismas para él que para su hijo. Como cualquier padre deberá valorar en qué medida su estilo de vida, la organización que tiene de la vida familiar y la forma de educar favorece o no a su hijo y pedir ayuda para modificar lo que sea necesario. Deberá reflexionar, también, sobre la necesidad de formarse como educador y buscar estrategias para evitar que la impulsividad, la falta de paciencia, la falta de organización, la dispersión y la falta de perseverancia (de existir) afecten a su papel de padre o madre. Y, en algunos caso, deberá plantearse si a pesar de considerar que tiene un perfil de TDAH controlado, su calidad de vida y la de su familia mejorarían con tratamiento farmacológico y/o psicológico.


Desde nuestra experiencia directa con los padres, una de los motivos más habituales de consulta es la recomendación de estrategias y actividades concretas para mejorar las habilidades de autocontrol de sus hijos, entendidas como la capacidad para tolerar el esfuerzo, mantenerse en la tarea, tolerancia a la frustración… Si se encontrara usted en el papel del tutor, ¿cuáles serían las estrategias prácticas que recomendaría a dichos padres?

R. Educar va más allá de aplicar recetas. Educar a un niño difícil requiere formación en el desarrollo del niño y en control de conducta. Si un padre o madre tiene problemas para conseguir que sus hijos obedezcan, sean responsables, perseverantes y toleren la frustración, yo les diría que comenzaran leyendo libros sobre educación para ver qué dice la psicología sobre que pautas generales suelen ser las que funciona para educar a un niño. Si con lo aprendido no mejora, les aconsejaría que pidieran hora a un psicólogo, pedagogo o psicopedagogo de confianza (de esos que saben enseñar a educar) y que se reunieran en sesiones un vez a la semana. Que llevaran a esas sesiones el guión de una situación cotidiana que les preocupa: cómo era la situación antes (quién había, qué dijo, etc.), cómo surgió el problema y qué pasó después. Con todo tipo de detalles. Sobre esa información, padres y terapeuta deberán analizar lo sucedido y acordarán posibles formas de responder en una situación parecida. Al tratarse de problemas habituales, es muy probable que los padres tengan que enfrentarse a una situación parecida unos días después. De ese modo, analizando situaciones concretas en contextos individuales, los padres mejorarán en su forma de educar.


¿En el caso de un diagnóstico de TDAH usted recomienda como tratamiento más eficaz la medicación, la intervención psicopedagógica o una combinación de ambas? ¿Por qué?

Yo recomiendo que se haga una evaluación multidisciplinar (por lo menos un especialista de la medicina y otro de la psicología o la pedagogía), que la evaluación vaya más allá de la determinación del diagnóstico diferencial (“tiene o no tiene TDAH”), que permita determinar el perfil cognitivo, comportamental, emocional y social del niño, así como las condiciones escolares y familiares. Y que, con toda esa información, se valore (padres y profesionales conjuntamente) qué aspectos de la intervención son prioritarios, en qué ámbitos y en qué orden. Existen niños que pueden evolucionar positivamente sin medicación mientras, para otros la medicación es la piedra que hace posible que la intervención psicoeducativa de su fruto y para algunos, especialmente en medios muy desfavorecidos, desgraciadamente quizá la medicación sea el único tipo de tratamiento al que puedan tener acceso. A nadie le gusta medicar a un niño. Por ello, la medicación debe sopesarse cuidadosamente, probar el impacto que tiene sobre el niño y valorar “coste-beneficio” en cada año de su vida. Un buen médico, de confianza, cercano que no tenga reparos en formar a los padres, resolver sus dudas y respetar sus miedos sin juzgarlos por ellos, es fundamental.


¿Qué aspectos cree que es importante trabajar con los niños durante el inicio de la escolaridad y la primera infancia, para prevenir este tipo de dificultades en el futuro?

R. El TDAH no va desaparecer porque se realicen programas educativos en Educación Infantil porque no es la mala educación o la mala instrucción la causa de su aparición. Creo que antes de pensar en que el problema está en los niños y que debe desarrollarse programas para fomentar o entrenar determinadas habilidades, debemos pensar si tiene sentido que los niños estén tantas horas sentados, que hagan largas copias sin sentido. Si es necesario que memoricen todos los tiempos verbales antes de aprender a expresarse adecuadamente. Si tienen sentido los deberes obligatorios que aumentan la jornada laboral de los niños más allá de las 8 horas, que sean porque sí, iguales para todos (así tengas buenas notas, domines la materia o seas un alumno de altas capacidades) y proporcionalmente más extensos si hay un puente o unas vacaciones… Si para tener una buena ortografía el método más adecuado es el de memorizar largas listas de reglas ortográficas, jugar a pillar haciendo dictados que no se repiten y bajando la nota en los exámenes bajo la premisa de que los niños que tienen faltas las tienen “porque no les da la gana de fijarse”. Creo que si motivamos a los niños, le proponemos retos de aprendizaje que les estimulen, les animamos a creer que son capaces, les damos las herramientas para alcanzarlos y les supervisamos y animamos durante el proceso conseguiremos que sean mejores, más sanos y más sabios día a día. Y el que tiene la impronta biológica de TDAH mejorará respecto al que no haya sido educado de este modo, estará más adaptado durante más tiempo antes de que su comportamiento delate la existencia del TDAH, tendrá un perfil de síntomas más moderado y necesitará menos apoyos extras.


¿Qué tipo de actividades, juegos y juguetes recomendaría a las familias que quieren fomentar el desarrollo de las capacidades atencionales y de autocontrol en sus hijos?

R. Creo que las familias de niños con TDAH deben dejar a un lado el objetivo de “instruir y formar” cuando jueguen con sus hijos. Bastante estrés tienen con apoyarles en los deberes y en lo escolar, bastante se distancian emocionalmente de ellos persiguiéndoles para que los hagan, para que colaboren en casa o para que se comporten como para alargar su papel “pedagógico” a las horas de ocio. El tiempo de ocio tiene que servir para volver a sentirse papá o mamá, para conectar con los hijos, reír y dejar los problemas a un lado. El juego deja de ser juego con el adulto es el que dirige y marca siempre la pauta. En ese marco, cualquier juego que haga disfrutar a la familia y que ayude a fijarse, esperar, demorar respuestas puede servir. Los juegos de ordenador tienen muchas utilidades pero los niños sólo utilizarán los educativos si tienen la compañía de un adulto. Por si solos, tenderán, lógicamente a utilizar los más divertidos y que requieran menos esfuerzo. Pero es importante, el juego por muy indicado para niños con TDAH que parezca, sólo servirá si no se utiliza como instrumento de tortura para el niño.


¿Podría comentarnos algo sobre las últimas investigaciones o hallazgos que se estén llevando a cabo en este ámbito?

R. No hay muchas investigaciones que relacionen juego y TDAH y sí muchos tópicos. Las páginas amarillas están llenas de terapias milagro para TDAH: gafas con cristales de colores, la equinoterapia, el yoga o incluso asistí a un curso en el que hablaban de Pilates aplicado a niños con TDAH. En una ocasión me escribieron de Sudamérica para un estudio sobre la influencia de “la pesca con mosca” en el TDAH. Debemos entender que cualquiera de estas actividades puede mejorar la calidad de vida de un niño con TDAH, puede hacer que esté más relajado y que las expectativas de cambio que tienen los padres se traduzcan en una menor presión y por lo tanto en una mejora en la conducta. Pero ninguna de ellas es eficaz para conseguir un cambio radical en un niño con TDAH. Por lo tanto, porque no tenemos todo el tiempo del mundo y tenemos una economía limitada, debemos sopesar en relación a las necesidades de nuestro hijo y nuestra familia qué tratamientos son los que tienen prioridad.

Fuente:

http://revista.universidaddepadres.es/index.php?option=com_content&view=article&id=1301&Itemid=1162&mid=57