Traductores

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German temas para windows Spain cartas de presentación Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

El caso de una niña obligada a exiliarse

 

Manuel Rodríguez G.

Una niña lleva 17 meses sin ir a clase por miedo a las burlas de sus compañeros  (Imagen: 20MINUNTOS.ES)

Hace unos días descubrí por casualidad la siguiente publicación acerca de una noticia pasada, bastante triste y poco escrupulosa:

- Triste porque hablaba de una niña castigada a verse obligada a salir del colegio, debido a la cobardía generalizada de muchos cómplices y complacientes testigos que en modo alguno dieron la cara, siendo complacientes mudos y/o consentidores de un grave caso de acoso sistemático hacia esa menor.

- Poco escrupulosa porque a pesar de ofrecer una información exhaustiva y detallada sobre el bullying hacia esa niña, mucho de lo que cuenta el periodista era impreciso y nada concordante con lo que en su momento le expresé. Por supuesto esa menor maltratada era y es mi hija, ya definitivamente alejada de cualquier colegio presencial, tras cuatro años exiliada, por la incapacidad e inutilidad de estos para garantizar una educación inclusiva, garante y protectora hacia las necesidades de la niña.

Lo que remata la resaca de negligentes actuaciones, mentiras y cobardes actitudes hacia este grave caso de acoso escolar e institucional es el título que el autor de quien publica extemporáneamente la antigua noticia elige: “El caso de una niña enclaustrada”. Y expreso esto porque el titular de quien publica eso fue un conocido neuropediatra que en su día “atendió” a mi hija, su paciente. Paciente a la que ayudó muy poco, me temo, incluso negándonos un informe que me prometió para poder ayudar a su paciente a ser atendida escolarmente como este tipo de chicos necesita, pero finalmente negado y quitándose de enmedio a esta niña “enclaustrada" ya por aquel entonces, siendo aún Silvia paciente suya.

Recuerdo muy bien aquella última visita antes de derivarnos a otro profesional y sentirse incómodo ante mis curiosidades tras preguntarle por la relación del resultado de un potencial evocado P300 realizado y su  concordancia con el Sluggish Cognitive Tempo - SCT -  (Tiempo Cognitivo Lento).

- Limítese usted a ser padre y nada más - me contestaba bastante ofuscado, prepotente e incómodo, mientras derivaba a su aún paciente a otro profesional.

Curiosamente, antes de salir de esa última consulta colocaba una coletilla en uno de los documentos que me entregaba, refiriendo la posibilidad del diagnóstico de SCT por su parte en la nota de derivación, donde se quitaba de enmedio un caso incómodo. Había necesitado que “un padre” lo alertase, tras bastantes años de tener a la niña de paciente para adueñarse del posible diagnóstico de SCT.

He de decir que ese diagnóstico – SCT - ya me lo había ratificado en la primavera del 2007, uno de los mejores especialistas del tema a nivel nacional y uno de los escasísimos psiquiatras infanto-juveniles en este país (existe apenas una treintena de profesionales en toda España, dado que la especialidad, aunque aprobada, aún no se puede realizar en este esperpéntico país): : el amigo y Dr. Díaz Atienza, a sospechas mías.

Como anteriormente expresaba, me topé hace escasos días con este título, refiriéndose a la vergonzosa realidad del panorama escolar e institucional hacia una menor, víctima no sólo de determinados “aprendices maltratadores aventajados” sino también de un fascismo institucionalizado que ya no sólo no supo atajar estos actos de hostigamiento y derribo, sino incluso hacer leña de esa niña para atacar a la propia familia y de paso disfrazar tanta negligencia y desidia…

Pretendí dejar un comentario en la referida publicación pero no lo logré, así que aquí la reproduzco. También dejo al lector un enlace referido a la clarificación que expuse relacionada con la noticia aparecida en “20 minutos”, bastante lejana a lo que expresé a su sensacionalista y poco escrupuloso periodista.

 

El caso de una niña enclaustrada

By julianvaquerizo on 24 de junio de 2012

El caso de la niña enclaustrada

20120625-002103.jpg

 

image

Comentario referido al autor de quien titula la noticia y conocido especialista:

enclaustrar.
1. tr. Encerrar en un claustro. U. t. c. prnl.
2. tr. Meter, esconder en un lugar oculto. U. t. c. prnl.
3. prnl. Apartarse de la vida social para llevar una vida retirada.

Este es un caso muy grave de niña obligada a exiliarse de varios colegios. Exiliada obligada por la complacencia, complicidad y cobardía de muchos que por comisión u omisión en modo alguno la ayudaron, se implicaron humana, ética y/o deontológicamente se solidarizaron. Esa niña a la que usted califica de enclaustrada fue paciente suya. ¿Qué hizo usted por ella a pesar de conocer parte de su deambular por las aulas?
Esta niña pudo engrosar las filas de esas muertes por suicidio obligado por acoso escolar y que desgraciadamente siguen produciéndose... Esa niña, mi hija, se vio obligada a abandonar sus colegios.

Para su “curiosidad y recordatorio” lea y hurgue en sitios como el siguiente:

http://elcuadernodeguillermonoacoso.blogspot.com.es/2010/08/de-acoso-escolar-e-institucional.html

 

Fuente del título

http://capacitastv.wordpress.com/2012/06/24/47/#respond

 

Para cotejar la sensacionalista noticia, repásese la siguiente:

 http://elcuadernodeguillermonoacoso.blogspot.com.es/2011/06/noticia-en-20-minutos-sobre-el-caso-de.html

Buscando aptitudes y actitudes en el profesorado que atiende a niños con Déficit Atencional

deficitatenc000LO QUE LOS PADRES QUISIÉRAMOS QUE LOS PROFESORES SUPIERAN SOBRE EL TDAH

 

Escrito por Lisa Gridley (Ontario, Canadá)

Traducido y adaptado por la Dra. Elena Díaz de Guereñu

 

  1. Educar a un hijo con TDAH exige mucho esfuerzo y toda ayuda es bienvenida. Los profesores tenéis una gran influencia en el concepto que nuestro hijo tiene de sí mismo; os pedimos que hagáis todo lo posible para ayudarle a elevar y mantener alta su auto-estima.
  2. Así como una persona ciega debe adquirir determinadas habilidades para valerse por sí misma, queremos que nuestra hija aprenda las habilidades que necesita para salir adelante en todas las facetas de su vida. Tendrá que aprender a organizarse, a ser puntual, controlar su conducta, planificar y completar sus tareas, hacer amigos y conservarlos. Para ello, precisará el apoyo constante de quienes convivimos con ella, entre ellos vosotros.
  3. Todos los estudios científicos confirman que el TDAH no es consecuencia de una mala educación; podéis estar seguros de que en casa hacemos cuanto podemos para tratar el TDAH de nuestro hijo. Los estudios insisten también en la importancia de la coherencia entre el manejo del TDAH en casa y en el colegio para aumentar las posibilidades de éxito.
  4. Las personas con TDAH tienen dotes especiales: mente creativa, curiosidad, energía sin límites, sentido del humor, audacia, capacidad de liderazgo, resistencia… A menudo muestran una capacidad increíble en determinadas áreas: Informática, Matemáticas, Música… A veces, cuando tratamos de corregir su conducta de nuestra hija, nos fijamos más en sus defectos que en sus puntos fuertes; hemos de descubrir esos puntos fuertes, para que consiga sus objetivos a su propio modo.
  5. El sistema educativo exige a los alumnos permanecer sentados y en silencio durante horas, escuchando y haciendo sus tareas individualmente. Es el peor ambiente posible para una persona con TDAH. No podemos cambiar este sistema, pero sabemos por experiencia la importancia de comprender qué es el TDAH y cómo afecta a los niños. Nos encantaría colaborar con vosotros para establecer estrategias, buscar recursos para solucionar conflictos, acordar sistemas de recompensas y todo aquello que os pueda ser útil.
  6. Por favor, poneos en contacto con nosotros siempre que lo necesitéis, antes de que los problemas se agraven. Y recordad que nos gusta enterarnos de los progresos, no sólo de las noticias negativas.
  7. También nosotros necesitaremos comunicarnos con vosotros a menudo; no trataremos de aprovecharnos de la situación, podéis estar seguros. Indicadnos la mejor forma de contactar; el correo electrónico puede ser muy útil.
  8. Las personas con TDAH tienden a malinterpretan las reacciones o comentarios de otras. Nuestra hija nos puede contar algo que le ha pasado en casa o en el colegio tal como ella lo ha percibido, pero puede no haber sucedido exactamente así. Es importante que, antes de tomar decisiones, comprobemos lo que ha pasado realmente.
  9. Es necesaria la comunicación frecuente, no sólo para informar sobre conductas negativas, sino también para compartir los progresos hacia conductas positivas. Una persona con TDAH hace un enorme esfuerzo y necesita estímulos positivos; si sólo reciben reacciones negativas, acabará rindiéndose. Y también dejará de colaborar con nosotros si percibe que nos comunicamos sólo para contarnos qué ha hecho mal esta vez.
  10. El TDAH no justifica el mal comportamiento, pero ayuda a comprenderlo. Queremos que nuestra hija se porte bien con los demás, pero necesitará ayuda y motivación para conseguirlo. Es importante que reciba respuestas inmediatas, positivas y constructivas. Nuestra hija necesita instrucciones específicas y modelos de conducta. Si se porta mal, llevadla aparte para explicarle qué ha hecho mal y por qué (cómo afectó a la otra persona) y mostradle cómo debería haber actuado. Y no olvidéis felicitarla cuando veáis que ha mejorado.
  11. Los deberes de casa son un quebradero de cabeza para nuestro hijo y para nosotros, por sus problemas de organización. Por favor, ayúdale a mejorar en este aspecto; él hará también un esfuerzo y, en todo caso, el TDAH no servirá como excusa para no hacer los deberes.
  12. Los problemas de memoria a corto plazo son otra consecuencia del TDAH. Insistir en que debe responsabilizarse de recordar las cosas sin enseñarle cómo hacerlo sólo nos llevará al fracaso y a más frustración.
  13. El que nuestro hijo olvide en clase los libros y materiales necesarios para sus deberes nos produce mucho estrés, a él y a nosotros. Por favor, ayudadle a organizarse para que salga de clase con todo lo necesario. Podríamos incluso tener otro juego de libros en casa.
  14. A nuestra hija le cuesta recordar varias instrucciones recibidas a la vez. Por favor, dádselas por escrito para que nos podamos asegurar de que termina correctamente todos los deberes. Por desgracia, puede llegar a dejarse esas instrucciones en el colegio, por lo que recibirlas por e-mail o tener el teléfono de alguien de su clase puede ser muy útil.
  15. Haremos cuanto esté en nuestra mano para que nuestro hijo entregue sus trabajos con puntualidad, pero necesitaremos vuestra ayuda, ampliando los plazos de entrega si nuestro hijo tiene motivos justificados para necesitarlo. Nosotros ayudaremos a nuestro hijo a planificar los trabajos, dividiendo los más extensos en partes, fijando plazos para cada una y comprobando que se cumplen, pero cualquier ayuda que podáis prestarle en la escuela será tremendamente útil.
  16. No pensamos hacer los deberes por ella; si lo hiciéramos, sólo conseguiríamos hundir su autoestima y distorsionar vuestra percepción de su rendimiento y su progreso. Es muy importante que sea ella quien haga su trabajo y consiga las notas con su propio esfuerzo.
  17. Vamos a establecer y mantener un sistema para asegurar que todos los deberes se entregan en clase. Por favor, fijad una rutina para que os los entregue. Si falla alguna vez, hacédnoslo saber de inmediato.
  18. Cuando una persona con TDAH tiene un profesor que comprende lo difícil y frustrante que resulta tener este trastorno, el colegio puede convertirse en una experiencia fantástica, un lugar donde crecer, aprender y sentirse orgullosa de sí misma. Sin embargo, cuando su TDAH no es entendido, esa persona se siente fracasada y corremos el riesgo de que acabe tirando la toalla en el colegio y dedique sus maravillosas energías a actividades inútiles o incluso dañinas.

Esperamos poder trabajar juntos para explotar las especiales cualidades de nuestros hijos.

 

Fuente:

http://tdahvitoriagasteiz.com/

 

Fomento de la autoestima en niños con TDAH

 

    El TDAH no es una enfermedad, sino un trastorno que puede manejarse. Los padres no pueden transformar al niño o adolescente, pero sí ayudarle a controlar mejor su comportamiento y a sobrellevar las dificultades asociadas a esta condición. Más importante aún, pueden ayudarle a desarrollar plenamente sus habilidades y talentos.
    En este sentido, es fundamental prevenir el efecto devastador que puede tener esta condición en su hijo: la pérdida de la autoestima. El desarrollo de la autoestima es un proceso dinámico que dura toda la vida. La autoestima tiene que ver con la valoración que una persona tiene de sí misma. Si esa persona siente que es, por ejemplo, menos inteligente o guapa de lo que le gustaría o "debería" ser, se dice que tiene el autoestima baja. Si, por el contrario, se siente cómoda con sus atributos, tendrá el autoestima alta.
    Lamentablemente, muchos niños con TDAH reciben comentarios negativos por parte de la familia, los profesores y los compañeros. Es posible que en clase, profesores y compañeros lo tilden de "pesado" o "maleducado". De hecho, varios estudios demuestran que los niños con TDAH:
    • Se valoran a sí mismos más negativamente que los demás.
    • Sienten que tienen más problemas, y que son más impopulares y menos felices que los niños de su edad.
                Esto puede deberse a diferentes motivos:
            • Sus dificultades para controlar su conducta hace que tenga problemas en sus relaciones con los demás (amigos, compañeros de clase, hermanos...) y por lo tanto, sentirá que sus habilidades sociales son insuficientes.
            • El niño con TDAH, generalmente con bajo rendimiento escolar, se compara con sus compañeros y amigos, y se da cuenta, por ejemplo, de que ha necesitado toda la tarde para resolver un trabajo que sus amigos hicieron en una hora.
            • Estos niños suelen equivocarse más que el resto. Se esfuerzan en hacer bien las cosas, en agradar a los demás, pero los resultados no siempre son satisfactorios y suelen cometer más errores que los otros, incluso cuando se esfuerzan más.
            • A raíz de este esfuerzo sin éxito se sienten frustrados, ya que "todo lo que hago me sale mal."
            • A menudo deben enfrentarse a actividades que les exigen poner más atención o autocontrol del que poseen, aumentando así su sensación de frustración o fracaso.
            • Es muy difícil educar a un niño con TDAH. En unas ocasiones se comporta de forma muy inteligente y madura, y en otras, parece dos años más pequeño. Esto desconcierta a los padres; con frecuencia se enfadan con él y le regañan, dándole información negativa sobre su comportamiento.
            • Tras hacer mal algunas tareas, los adultos dejan de darle responsabilidades por miedo a que no las cumplan. De esta forma, el niño comienza a sentirse incapaz e inseguro.
                        Así, si el niño con TDAH no es tratado correctamente tendrá problemas de autoestima y síntomas depresivos. Además, no sólo continuará teniendo dificultades para atender y controlar sus impulsos, sino que llegará a rechazarse a sí mismo, a la escuela, a los compañeros o amigos y/o incluso a la familia, mostrándose desmotivado para superar sus dificultades.
                        El bajo nivel de autoestima se puede demostrar de 3 maneras:
                    • Dice "no lo pienso hacer, esto es una tontería, es demasiado fácil". En este caso, el niño se enmascara haciéndose el prepotente; sin embargo expresa de forma encubierta que lo que se le pide le resulta difícil. Es importante no confundir a este niño con uno que posea una elevada autoestima.
                    • Al decir "lo haré después, ahora no puedo", intenta evitar la tarea, no expresa abiertamente sus dificultades y trata de esconder su sensación de incapacidad.
                    • "No lo quiero hacer, pues me cuesta y no lo conseguiré". Con esta frase, el niño expresa abiertamente sus dificultades.
                          • Pautas de mejora
                            Un diagnóstico y tratamiento precoz podrá contener el sentido de autoestima baja, ayudándole a reconocer y desarrollar sus potencialidades personales. La autoestima del niño solo mejorará cuando él o ella se sienta competente. No es que estos niños no puedan o no quieran; sí pueden y sí lo hacen, pero para ellos es un poco más difícil.
                            Para mejorar la autoestima de su hijo, usted puede dar algunos pasos:
                            Descubra qué tiene de especial y dígaselo
                            Utilice el elogio, teniendo en cuenta sus dificultades y el grado de esfuerzo que ha empleado, y comente todos los aspectos positivos de su conducta. Anímelo, reconozca sus intereses y dele atención positiva. Recompénselo cuando cumpla con sus expectativas y asegúrese de que no sólo se sienta apreciado, sino que sepa que es especial para usted.
                            Busque un espacio para hablar acerca de lo que ha ocurrido en el día e invítelo a actividades especiales (como ir con sus hermanos a tomar un helado o al parque).
                            También es importante que muestre interés y asista a las actividades en las que participe (escolares, deportivas, artísticas, etc.), reconociendo ante los demás su esfuerzo y sus aportaciones. Todo esto le ayudará a sentir que es valorado y querido, a pesar de su inatención o hiperactividad.
                            Utilice mensajes positivos
                            Esto servirá para mejorar su comunicación con él. Intente sustituir el verbo "ser" por el verbo "estar". Por ejemplo, en lugar de decirle, "eres un desordenado", dígale "tu habitación está desordenada". De esta forma usted le demuestra que su conducta es incorrecta, sin atacar su autoestima.
                            Crea en él
                            Es importante que le ofrezca la oportunidad de asumir responsabilidades en el hogar, mediante actividades que le hagan sentir útil e importante. Puede empezar ofreciéndole actividades en las que usted sabe que puede conseguir éxitos, como darle comida al perro o gato, cortar el césped poner la mesa.
                            También puede alternar con los hermanos los quehaceres del hogar, la oportunidad de decidir a qué restaurante de comida rápida visitar o el privilegio de ocupar el asiento delantero del automóvil.
                            Enseñe a su hijo a descubrir en qué es bueno
                            Algunos niños con TDAH pueden sentir que no hacen nada bien y que nada de lo que hagan complacerá a nadie. Algunos comportamientos normales en algunos niños, como permanecer quieto durante mucho tiempo, pueden costarle a su hijo mucho trabajo. Es importante que usted tenga en cuenta este esfuerzo, lo elogie y lo premie.
                            También puede alentar a su hijo en aquellas áreas en las que ha demostrado una habilidad especial, como el deporte, la música o contar historias. Estas habilidades pueden convertirse en una fuente de orgullo y logros, e incluso pueden llegar a ser más importantes en la vida del niño que sus propias dificultades. Asegúrese de que sienta que es bueno y que esto lo haga sentir valioso.
                            Ayúdelo a analizar correctamente sus problemas
                            Es posible que al realizar su tarea escolar, su hijo se olvide de escribir la respuesta a una pregunta, o le falten números en una cuenta. Cuando le demuestre su error, explíquele que este no ha ocurrido por una cuestión de inteligencia, sino por una distracción.
                            Ayúdelo a aceptar sus propias limitaciones
                            Hágale saber que comprende sus sentimientos y que puede ayudarle a que entienda que todos tienen dificultades en algunas áreas y capacidades en otras.
                            Trátelo con respeto
                            Evite las ironías o comentarios como "eres un inútil", "haces todo mal" o "eres un irresponsable", ya que ridiculizan el comportamiento del niño y le hacen sentir que no vale para nada.
                            Estimule su sentido de responsabilidad enseñándole a ayudar a los demás
                            Su hijo puede ayudar a los niños más pequeños en el vecindario (cuidándolos o protegiéndolos, por ejemplo) y en la escuela (sirviendo de ayudante a maestros de niños menores). De esta forma, su hijo se sentirá competente y capaz de hacer una diferencia en la vida de los demás.
                            Juegue con su niño
                            Deje que su hijo escoja y dirija el juego o actividad y, si no es demasiado obvio, deje que él o ella gane
                            Enséñele a sentir que es normal cometer errores
                            El niño debe entender que los errores no son fracasos, sino pasos importantes en el proceso normal de aprendizaje. Para ello, es importante que usted sea el primero en demostrar cómo aceptar errores y obtener provecho de ellos.
                            Además, usted deberá adoptar expectativas realistas en cuanto a lo que se puede esperar de su hijo en determinadas situaciones.
                            Evite reaccionar excesivamente a los errores del niño, explíquele que todos pueden sentir miedo de cometer errores y hable de sus propios errores con sinceridad.
                            Reconozca las habilidades y los logros de su hijo antes de corregir los errores.
                            Acepte a su hijo
                            Antes de intentar mejorar el sentido de seguridad personal del niño, son los adultos los que deben cambiar su manera de verle. Usted deberá separar al niño de la conducta, y luego separar al niño de la discapacidad.
                            Aprenda a valorar a su hijo como persona, no solo sus éxitos y competencias.

                             

                          Fuente:

                        http://www.feaadah.org/es/

                        Una hoja de ruta para el Trastorno por Déficit Atencional

                         

                        imageEducación y Arpanih elaboran un protocolo para detectar en las aulas casos de TDAH que fija a los docentes qué pasos han de seguir

                         

                        LUIS JAVIER RUIZ

                         

                        El reto es complicado porque la fronteras no son claras. No es lo mismo un niño 'movido' que un niño hiperactivo; tampoco es lo mismo un niño vago o despistado que uno con déficit de atención. Y esa estrecha frontera es la que, en ocasiones, hace que se caiga en la generalización y se encasille a unos y otros en el mismo saco.

                        El error es de bulto. Lo dicen, no con esas palabras pero sí con ese significado, desde la Asociación Riojana de Padres de Niños Hiperactivos (Arpanih). Y es de bulto porque un incorrecto diagnóstico (o tardío) hace que manejar ciertas situaciones y asegurar su formación sea casi imposible.

                        Por eso, el protocolo de intervención educativa elaborado por la Consejería de Educación con el apoyo de Arpanih se convierte en una herramienta de trabajo fundamental. «Es una guía de actuaciones que pretende unificar criterios sobre qué respuesta hay que dar a cada uno de los niños. Cómo intervenir y cómo detectar el problema en las aulas», explica Josefina Rodríguez, presidenta de Arpanih.

                        Coincide con Elena Díez, psicóloga de la asociación, en el importante papel que juegan los docentes en la detección del problema: «Al final», explican, «ellos están muchas horas con los niños, les ven en diferentes situaciones» y, concluyen, si están formados tienen muchos elementos para detectar el problema.

                        Bajo las siglas TDAH se esconde un trastorno por déficit de atención que puede manifestarse con o sin hiperactividad y que, de origen neurobiológico, se manifiesta con falta de atención y concentración, impulsividad e hiperactividad motriz excesiva. Sin estadísticas fiables, las cuentas que hacen desde Arpanih son llamativas: «Según los datos de prevalencia se estima que hay dos alumnos por aula con el problema».

                        Incertidumbre familiar

                        El problema es «el desconocimiento» que existe sobre el TDAH, explican, mientras la presidenta, madre de un hijo hiperactivo, recuerda las dificultades a que se enfrentan las familias. «No sabes lo que ocurre y vives en una incertidumbre constante». Esas dudas llevan al desgaste familiar, a la renuncia a asistir a actos sociales e incluso a comentarios ofensivos de terceras personas que achacan el problema a «la falta de atención de los padres». «Eso no es así», puntualizan.

                        Entre todas esas batallas, la de sensibilizar al docente es básica. «Si el profesor es consciente de lo que hay, la formación y la integración del niño mejorará», dicen. Por eso consideran que «deberían estar enmarcados dentro del colectivo de niños con necesidades específicas de apoyo educativo». Una inclusión que, entienden, «mejoraría su atención».

                        Y es que, insisten, «su capacidad intelectual no está afectada. Simplemente tienen una dificultad a la hora de hacer determinadas tareas. Necesitan rutinas, estrategias que seguir». Una metodología que no implica grandes trastornos y que sí permitirá explotar su potencial.

                        Por eso la guía se articula como un punto y aparte dentro de su atención en las aulas. Pero desde la asociación quieren más: «Lo ideal sería un protocolo coordinado entre Salud y Educación», dicen en un envite al Ejecutivo regional.

                         

                        Fuente:

                        http://www.larioja.com/

                        TDAH vs TANV

                         

                        imageDiferencias entre el TDAH(Trastorno por Déficit de Atención con/sin Hiperactividad) y el TANV (Trastorno de Aprendizaje No Verbal)

                        Quantcast 

                        CONSIDERACIONES PREVIAS

                          Cada día voy creyendo más que no existen los trastornos sino las personas que tienen determinadas dificultades. Sin embargo, seguimos utilizando las etiquetas diagnósticas como una forma de poder entendernos y de hablar sobre una serie de situaciones parecidas. En todo caso, debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones:

                          1º. Sobre el TDAH

                          El TDAH es un trastorno cuyo núcleo del problema o “síntomas diana” son:

                          • Las dificultades de atención que hace que no se pueda funcionar con normalidad en los contextos habituales (colegio y hogar fundamentalmente).

                          • La impulsividad o falta de autocontrol, demostrado también en diferentes contextos y que deteriora la vida escolar, social y/o familiar.

                          • La hiperactividad que supera lo esperado en esa edad, que se manifiesta en el contexto escolar y familiar y que igualmente deteriora el funcionamiento normal del niño o de la niña.

                                  El TDAH parece ser un trastorno de origen neurológico relacionado con alteraciones en los niveles bioquímicos de determiados neurotransmisores.

                                  Por último, el TDAH es un trastorno reconocido por la comunidad científica y que aparece en los catálogos diagnósticos más importantes: CIE-10 y DSM-IV

                                   

                                  2º. Sobre el TANV

                                  EL TANV es un trastorno cuyo núcleo del problema es una alteración de las funciones tradicionalmente asociadas con el hemisferio derecho del cerebro y que tienen un carácter no verbal. Estas funciones afectadas son habitualmente:

                                • La orientación y estructuración espacial, así como la visiopercepción.

                                • Las praxias o control motor fino necesario para escribir, dibujar o para acciones cotidianas como abrir y cerrar con llave, hacer la lazada a los zapatos, abrochar botones etc.

                                • Prosodia o cambios en la entonación del habla

                                • Habilidades no verbales de la comunicación.

                                    • Las personas que presentan características compatibles con el TANV, por su parte, parece tener preservadas las funciones tradicionalmente asignadas al hemisferio izquierdo: lenguaje comprensivo y expresivo, lectura, cálculo…

                                      Las dificultades que presentan los niños y niñas con TANV le suelen impedir funcionar con normalidad en el contexto escolar, social y familiar: tienen mala letra, son lentos en tareas de lápiz y papel, los cuadernos tienen mala presentación, tienen dificultades en la interacción social, para entender el doble sentido o para regular los aspectos no verbales de la comunicación, etc.

                                      No es un trastorno reconocido por los manuales diagnósticos DSM-IV o CIE-10. Comparte algunas características del trastorno de la coordinación o con el trastorno de aprendizaje sin especificar, pero no se puede identificar con esos cuadros.

                                       

                                      DIFERENCIAS ENTRE EL TANV Y TDAH

                                      1º. La atención

                                      Mientras que en el TDAH la atención está significativamente afectada y constituye uno de los núcleos del problema, en el TANV no es un síntoma diana, aunque los niños con TANV pasen por despistados y tengan problemas de atención.

                                      El principal problema de los niños con TDAH es su déficit de atención, en los del TANV no lo es.

                                      2º. La impulsividad

                                      Mientras que en el TDAH la impulsividad y la hiperactividad, junto con los problemas que ambos conllevan, son otros de los síntomas diana y de los que provocan mayor deterioro, en el TANV la impulsividad o hiperactividad no suele estar presente y no es uno de sus rasgos definitorios.

                                      3º. El Comportamiento

                                      El comportamiento de los chicos y chicas TDAH suele ser más disruptivo y molesto tanto en el colegio como en el hogar. Los problemas de conducta suelen ser uno de los “caballos de batalla” de profesores y familias. Normalmente este comportamiento suele ser consecuencia del déficit de atención, de la hiperactividad y de la impulsividad.

                                      En el caso de los niños y niñas con TANV, el comportamiento no es problemático. Puede desesperar su parsimonia o lentitud, pero no su comportamiento disruptivo.

                                      4º. Rendimiento escolar

                                      En términos generales, los alumnos con TDAH tienen un rendimiento escolar peor. Las dificultades atencionales y la impulsividad suele afectar a casi todas las materias y actividades.

                                      Por su parte, los alumnos con TANV suelen tener mal rendimiento en tareas de orientación espacial  y en tareas de lápiz y papel. Pero destacan por la riqueza de vocabulario, información que acumulan y capacidad de razonamiento lógico verbal. De esta forma, suelen destacar en lengua (por ejemplo en ortografía), matemáticas, lengua extranjera o en Conocimiento del Medio, cuando se les permite otros formatos que no sea solo el escrito.

                                      Por otro lado, los profesores suelen definir a los niños con TDAH como “despistados” e “inquietos”. A los niños con TANV, los suelen catalogar como “vagos” o “lentos”, porque comprueban que “cuando quieren”, su rendimiento es muy bueno.

                                      5º. Psicomotricidad fina

                                      Los niños y niñas con TDAH pueden tener problemas de psicomotricidad gruesa y fina: tener mala letra o cierta torpeza motriz; sin embargo, esto no es el núcleo de su problema y es más bien consecuencia de su impulsividad, falta de atención o hiperactividad.

                                      En los niños y niñas con TANV, este es uno de los núcleos del problema y sus dificultades no parecen asociarse a impulsividad o falta de atención.

                                      6º. Relaciones sociales

                                      Por último, tanto los niños y niñas con TDAH como con TANV pueden tener problemas en las relaciones sociales.

                                      En el caso de los TDAH sus problemas suelen ser consecuencia de la impulsividad e hiperactividad. A veces hacen trastadas por este motivo o molestan a sus compañeros de manera que llegan a ser evitados por sus iguales.

                                      Sin embargo en el alumnado con TANV, las dificultades de relación social están provocadas más bien por la dificultad de comprender las claves no verbales de la relación social, como ciertas sutilezas de la interacción, dobles sentidos, miradas, gestos o la capacidad de ponerse en lugar del otro.

                                       

                                      LO QUE SÍ COMPARTEN

                                      Estas son, desde mi punto de vista las diferencias más importantes entre los chicos y chicas que padecen TDAH y TANV. En muchas ocasiones el diagnóstico diferencial es muy difícil de establecer ya que comparten otras características:

                                      1º Necesidades educativas

                                      Ambos tienen unas necesidades educativas, unos puntos débiles que requieren respuesta.

                                      2º. Respuesta educativa

                                      Tanto los niños con TDAH como los que presentan TANV necesitan una respuesta educativa a sus necesidades. La respuesta pasa por medidas de adaptación y medidas de estimulación de sus aspectos más deficitarios.

                                      3º. Necesidades emocionales

                                      Por último, tanto los niños con TDAH como con TANV tienen unas necesidades emocionales. La sensación de frustración y de fracaso suelen tenerla a flor de piel porque es algo que experimentan con frecuencia. Ayudarles a aceptar sus dificultades y a afrontar las exigencias de la vida cotidiana es otro aspecto importante a considerar.

                                     

                                    Fuente: www.jesusjarque.com,  a través de

                                    http://familiaycole.com/2012/11/08/diferencias-entre-el-tdah-y-el-tanv/

                                    DECIR NO A LA MEDICACIÓN

                                     

                                    ¿Quién no se ha planteado la cuestión de medicar o no a su hijo con Metilfenidato?

                                    Cualquiera en su sano juicio antes de medicarse o dar un fármaco a su hijo, se hace la misma pregunta ¿estaré obrando bien? ¿será bueno para mi hijo? ¿Qué efectos secundarios pueden sucederle? Y muchas más preguntas que por mucho que nos respondan siempre te queda la duda si lo que estás a punto de hacer es lo correcto.

                                    Cuando visitas al médico por un resfriado o cualquier otra enfermedad, estas cuestiones no nos producen tantas dudas y yo me pregunto ¿Por qué? ¿Alguien ha leído alguna vez el papelito que debe venir dentro de la cajita diciendo las contraindicaciones, peligros y efectos secundarios de un jarabe para la tos, para la infección de garganta, o cualquier otra enfermedad?

                                    Hagamos una prueba:

                                    Yo les pondré una copia de estos detalles de un fármaco cualquiera y ustedes me dirán si no da pánico tomarse estas pastillitas; vayamos con el ejemplo:

                                    Advertencias y precauciones

                                    Ingestión habitual de alcohol (riesgo de hemorragia gástrica), deficiencia de G6PD, urticaria, rinitis, HTA, ancianos, I.H. leve o moderada. No tomar antes (1 sem) o después de extracción dental o cirugía, ni en caso de gota, metrorragias o menorragias. Riesgo de hemorragia, ulceración y perforación del tramo digestivo alto. Evitar asociar a fármacos que aumentan riesgo de hemorragia. No usar sistemáticamente como preventivo de molestias de vacunación. Evitar uso concomitante con heparina, especialmente si hay trombocitopenia. Usar la dosis menor efectiva. Si se mantiene: el dolor >5 días, la fiebre >3 días, empeoran o aparecen otros síntomas, evaluar situación clínica.

                                    Insuficiencia hepática

                                    Contraindicado en I.H. grave. Precaución en I.H. leve o moderada

                                    Insuficiencia renal

                                    Contraindicado en I.R. grave.

                                    Interacciones

                                    Aumenta riesgo de úlceras y hemorragias gastrointestinales con: otros AINE, corticoides; no asociar. Efecto sobre la agregación plaquetaria inhibido por ibuprofeno. Aumenta riesgo de hemorragias con: ISRS, anticoagulantes orales (heparina, warfarina), trombolíticos, antiagregantes plaquetarios, alcohol. Riesgo de fallo renal agudo con: diuréticos, IECA. Reduce efecto de: IECA, ARA II, antihipertensivos ß-bloqueantes, interferón alfa, uricosúricos (probenecib, sulfinpirazona). Niveles plasmáticos aumentados con uricosúricos. Aumenta efecto de: insulina, sulfonilureas. Aumenta su toxicidad con: cimetidina, ranitidina, zidovudina. Aumenta nefrotoxicidad de: ciclosporina. Aumenta ototoxicidad de: vancomicina. Aumenta niveles plasmáticos de: litio, digoxina, barbitúricos, zidovudina, ác. valproico, fenitoína, metotrexato (no asociar con metotrexato a altas dosis; a dosis bajas monitorizar hemograma y función renal). Excreción renal aumentada por antiácidos. Lab: en sangre: aumento de glucosa, paracetamol y proteínas totales; reducción de ALT, albúmina, fosfatasa alcalina, colesterol, CPK, LDH y proteínas totales. En orina: reducción de ác. 5-hidroxi-indolacético, ác. 4-hidroxi-3-metoxi-mandélico, estrógenos totales y glucosa.

                                    Embarazo

                                    Cat. D. Riesgo de abortos y malformaciones cardiacas y gastrosquisis. 1º y 2º trimestre usar en caso estricto a dosis baja. Contraindicado en el 3 er trimestre por contribuir a sangrado maternal y neonatal y al cierre prematuro del ductus arterial.

                                    Lactancia

                                    Se excreta a través de la leche materna, por lo que no se recomienda su utilización durante el período de lactancia debido al riesgo de que se produzcan en el niño efectos adversos.

                                    Reacciones adversas

                                    Véase Advertencias y precauciones Además: hipoprotrombinemia, rinitis, espasmo bronquial paroxístico, disnea, hemorragia gastrointestinal, dolor abdominal, náuseas, dispepsia, vómitos, úlcera gástrica/duodenal, urticaria, erupción, angioedema. Interrumpir tto. si aparece sordera, tinnitus o mareos.

                                    A poco que leas dos líneas cualquiera se lo piensa dos veces antes de tomar este medicamento.

                                    Si yo se lo tuviese que dar a mi hijo me lo pensaría durante mucho rato. En países como Francia, la venta de este fármaco sin receta está prohibida y no sin razones. En mi país en cambio, este producto se puede comprar por cajas como el tabaco sin que te pongan ningún impedimento en la farmacia. ¿Curioso no? ¿Quieren saber de que fármaco estamos hablando?

                                    De la ASPIRINA. Este producto que a tantos de nosotros nos ha quitado mas de un mal de cabeza ha hecho estragos en otras personas incluso causando la muerte a mas de uno.

                                    ¿Por qué entonces si nuestro hijo se levanta con algo de fiebre no tenemos ningún reparo en ir al botiquín y administrarle una Aspirina? ¿Saben que esa fiebre puede estar causada por alguna enfermedad y que esa inocente aspirina puede acabar con la vida de la persona a quien se la está dando? ¿Creen que exsajero?

                                    Les recomiendo leer el texto del siguiente enlace: http://www.mipediatra.com/infantil/aspirina.htm

                                    ¿Qué? ¿Sorprendidos? Ahora tendremos que volver a empezar y cuestionarnos otras cosas. Si el metilfenidato se lo ha pautado a mi hijo un doctor y yo sigo a conciencia las instrucciones y advertencias de este ¿Qué puede pasar? Pues lo más probable que pase es que en el mejor de los casos su hijo sienta una mejoría y que pronto él mismo le de las gracias por haberle sacado del laberinto en el que se convierte el cerebro de un niño con TDAH. Otra posibilidad es que la pauta no tenga el efecto esperado y tengamos que cambiar de fármaco, o de dosis o incluso abandonar la medicación por no resultar lo provechosa que se esperaba.

                                    En el peor de los casos, nuestro hijo tendrá alguno de los síntomas de los que nos advierte tanto el famoso papelito como el doctor y tendrá que actuarse según convenga además de retirar el fármaco por completo.

                                    Creen ustedes que un doctor al que tanto esfuerzo le ha costado sacar su provechosa carrera, que además puede que tenga una consulta privada, que en algún caso es además un médico reconocido por sus investigaciones en pro de la salud, ¿Se va a jugar todo a una carta por darles Metilfenidato a sus hijos?

                                    Seamos sensatos; los fármacos tienen sus riesgos, todos, absolutamente todos los tienen pero deberemos valorar si queremos darle al cuerpo la posibilidad de recuperarse o bien preferimos dejar que el dolor o la enfermedad nos consuma.

                                    Padezco TDAH, en mi caso no puedo medicarme por haber sufrido un infarto y les prometo que lo he pasado tan mal a lo largo de mi vida por culpa del TDAH que si un doctor me dijera que bebiendo lejía me curaba, me bebería una botella entera cada mañana. Muchos de ustedes saben lo mal que lo pasan sus hijos y muchos de ustedes lo saben por sufrirlo en propias carnes. ¿Quién puede decirles a ustedes que lo que sufren es una alucinación, que no existe? Cuando alguien dice que estamos drogando a nuestros hijos por el hecho de suministrarles Metilfenidato y que nuestros hijos son así porque son traviesos, porque son niños, porque los hemos mal criado, porque no les hemos sabido dar el tiempo y el amor que el niño necesita porque son vagos, gamberros…. La diferencia entre un niño que reúne estas cualidades y padece TDAH y otro con las mismas características sin TDAH es que si les preguntas que te gustaría ser cuando acabes la escuela, uno contestará de forma insulsa, con ademanes y gestos de aburrimiento y el otro te ofrecerá un abanico de posibilidades, ¿adivinan cual, el que tiene TDAH o el que no lo tiene?

                                    Hacer un ejercicio de reflexión antes de administrar un medicamento a nuestros hijos es completamente lícito, pero no debe impedir que pongamos a su alcance la posibilidad de triunfar en nuestra sociedad. Muchos de nuestros hijos están apuntados a la cola del fracaso social por padecer un trastorno que no se ve; razón por la cual algunos científicos y doctores nos acusan de drogar a nuestros hijos basándose en que no hay evidencia científica para demostrar que existe el TDAH y yo me pregunto: ¿Qué base científica asegura que Dios existe para que se la Plaza del Vaticano se llene hasta la bandera de feligreses que creen en él con tanta devoción? ¿Cuántas de estas personas que niegan el TDAH con esos argumentos son creyentes?

                                    En fin, si tienen que hacerse la pregunta de medicar o no a su hijo, hágansela, pero no piensen por ello que lo que están haciendo es drogarlo sino abriendo una puerta a la esperanza.

                                    Si la decisión es no medicarlo que sepan que es una decisión muy respetable y que probablemente estén en un acierto, pero en cualquier caso, nunca, nunca, piensen que dar medicinas a un paciente es el delito de drogarlos.

                                    Fuente:

                                    http://www.tdahvalles.org/decir-no-a-la-medicacion/

                                    Isabel Orjales: Guía para padres y madres sobre el TDAH

                                     

                                     

                                    image

                                    Ficha:

                                    - 3-6% de los niños en edad escolar están afectados por el tdah. - 30% de los adultos que en la infancia fueron niños con tdah mantendrán en alguna medida los síntomas. - 76% de los casos de tdah tienen una fuerte base genética.

                                    Algunos de los problemas más frecuentes:

                                    1. Atención insuficiente a las explicaciones en clase, debido a una mayor dificultad para mantener la atención cuando las tareas son largas y los estímulos monótonos.

                                    2. Trabajo más lento, irregular, inconstante y con mayor número de errores durante la realización de las tareas. Esto es debido a la fatiga que producen en estos niños las tareas que requieren atender a un estímulo ignorando otros (atención selectiva), las que requieren de atención sostenida, las que sobrecargan la memoria de trabajo o las que exigen un trabajo reflexivo y ordenado.

                                    3. Más dificultades para realizar dos tareas al tiempo y automatizar procesos y rutinas. Pueden necesitar más tiempo para memorizar las tablas de multiplicar, tener dificultades para respetar las normas en juegos reglados o mostrar tiempos de respuestas más lentos para responder al profesor, entre otros.

                                    4. Trabajo frecuentemente desordenado, sucio y desorganizado. Escritos poco pulcros o con letra que se distorsiona cuando toda su atención está centrada en tareas más difíciles que copiar y cajoneras caóticas debido a una peor capacidad de organización y a una mayor lentitud para responder a las instrucciones del profesor.

                                    5. Exámenes con más errores: por desatención (por ejemplo, cometer errores ortográficos), errores de comprensión de enunciados o expresión pobre (con respuestas casi telegráficas, generales y desorganizadas).

                                    6. Menor aprovechamiento del trabajo en clase. Lo que se traduce en sobrecarga de tareas caseras.

                                    7. Más dificultades para seguir instrucciones completas, hacer lo que se les pide y cuando se les demanda o recordar prohibiciones.

                                    8. Pérdida constante de material y menor eficacia para enterarse y anotar en la agenda las tareas que debe realizar. Ya sean deberes, materiales que debe llevar al colegio, circulares a entregar a sus padres…

                                    9. Mayor probabilidad de olvidarse de realizar trabajos, incumplir con los requisitos de los mismos o equivocar las fechas de entrega. No resulta infrecuente que un niño con TDAH realice ejercicios de matemáticas que no tocan u olvide en casa láminas de dibujo que sí ha realizado.

                                    10. Más dificultades para organizarse y gestionar el tiempo. Debido a una percepción inmadura creen que podrán cumplir con todo a última hora y el fracaso les frustra y desespera, pero no parece que les sirva para modificar fácilmente esta percepción.

                                    Isabel Orjales

                                    Fuente: Extracto de la guía para padres y madres «TDAH. Elegir colegio, afrontar los deberes y prevenir el fracaso escolar».

                                    Ansiedad en niños con Trastorno por Déficit Atencional

                                     

                                      Según Maite Ferrin, Psiquiatra del Servicio Navarro de Salud, existe una relación entre la ansiedad y el TDAH.

                                      Dicha relación puede verse explicada por algunas de las siguientes afirmaciones de la Psiquiatra:

                                    • Los niños con ansiedad tienen más inatención.

                                    • Los niños con TDAH a la larga sufren desmotivación/ansiedad.

                                    • Son dos trastornos de independiente etiología/tratamiento.

                                    • Existe como tal un trastorno diferente al TDAH/ansiedad por separado.

                                      ¿Cómo afecta clínicamente la ansiedad en el TDAH?

                                      Si analizamos cada uno de los trastornos, el TDAH es uno de los trastornos más frecuentes en población infanto-juvenil (1-17%) y el trastorno de ansiedad es frecuente en la población infanto-juvenil entre un 2 y 24%. La asociación TDAH- Ansiedad en un mismo individuo se ve en uno de cada tres niños, independientemente del sexo, nivel económico, contexto, etc., por lo que un 15-30% de los niños tienen ambos trastornos. Se ha observado además que las niñas con TDAH subtipo inatento tiene con mayor frecuencia un TAS (Trastorno de ansiedad por separación) y las niñas con TDAH combinado tienen con mayor frecuencia TAG (Trastorno de Ansiedad Generalizada) También podemos observar que los niños con TDAH y ansiedad tienen menores niveles de autoestima. La relación igualmente se puede ver evidenciada en niños con TDAH “sobre-preocupados” y con necesidad constante de reafirmación, aumentando por ello los niveles de anisedad. Son niños que buscan menores riegos, por lo que se podría pensar que es incongruente con los síntomas del TDAH, pues bien existen diversas opiniones al respecto:

                                    • La ansiedad afecta a una disminución de los síntomas de inatención e hiperactividad. (Pliszka, 1992)

                                    • Se vuelven más inatentos, hiperactivos y agresivos (Living st or 1990)

                                    • Son más inatentos, menos impulsivos (MTA)

                                    Si comparamos el TDAH, TDAH más ansiedad y la ansiedad, a nivel atencional no hay diferencias. El funcionamiento cognitivo según el modelo multifactorial de la memoria de trabajo tiene cuatro componentes:

                                    Viso-espacial (habilidad de pensar y percibir el mundo en imágenes), Verbal, Amortiguador Episódico (circuito en el que caben solo unos cuantos temas seleccionados por el sujeto relacionados con acontecimientos espacio-temporales) y Ejecutivo Central (sistema supervisor).

                                    Los efectos cognitivos de la ansiedad en el TDAH, afectan en las dificultades comunes en la Memoria de Trabajo en TDAH pero además en la relación con sistemas atencionales y circuitos fronto-parietales posteriores.

                                    Existen diferentes teorías que proponen sus explicaciones a la alteración de la memoria de trabajo, como son:

                                    - La teoría de eficiencia de procesamiento (Eysenck & Calvo 1992) que relacionan la preocupación del niño con una bajada de la atención lo que provoca dificultades en la memoria de trabajo. Sin embargo cuando la motivación aumenta las estrategias  auxiliares también lo hacen y  ayudan a la memoria de trabajo.

                                    - La teoría de control atencional (Eysenck et al 2007) dice que se ve más afectada la eficiencia (logro de las metas con la menor cantidad de recursos) que la efectividad.

                                    - El modelo de curva catastrófica (Hardy 1990, 2007) dice que depende de la fase de estrés en la que esta la función cognitiva. Si el estrés aumenta se rinde más pero si es excesivo disminuye el rendimiento.

                                    Sin embargo, existen pocos estudios que comparen el rendimiento cognitivo en TDAH con ansiedad comórbida. Pero estos dicen que en los niños inatentos los altos niveles de ansiedad les mejora la memoria de trabajo, sin embargo en los niños con TDAH combinado la ansiedad no influye en la Memoria de trabajo.

                                    El pronóstico que se hace de la ansiedad en el TDAH es que el TDAH disminuye y que la ansiedad fluctúa durante la adolescencia y edad adulta sin embargo si los niveles aumentan en la edad adulta evoluciona a otro trastorno de ansiedad.

                                    El tratamiento para el TDAH y la ansiedad según estudios, dicen que la presencia de la ansiedad no predice una peor respuesta a estimulantes para los síntomas del TDAH. No se observan más efectos secundarios y los no estimulantes también funcionan. No hay evidencias de que la politerapia (fármacos para la ansiedad y el TDAH) sea mejor.

                                    Basado en la conferencia de Maite Ferrin, TDAH y ansiedad, realizada en la VI Jornada de Actualización en Psiquiatría Infantil y Adolescente  el 15 de junio de 2012 en Pamplona.

                                    Fuente: http://www.fundacioncadah.org/2012/06/tdah-ansiedad/

                                    Motivando ante el Trastorno por Déficit Atencional

                                     

                                    image Lo normal es que un niño siempre tenga ganas de aprender cosas nuevas, investigar, saber, conocer… Pero la motivación es algo que hay que estimular constantemente pues puede desaparecer rápidamente sino abordamos las cosas de la manera adecuada. Cuando nos enfrentamos a niños con TDAH la tarea se vuelve aún más difícil. La motivación en los niños con TDAH suele interrumpirse por varias razones, una de ellas es la frustración que sienten ante los errores derivados de los síntomas de su propio trastorno. Además la motivación en los niños con TDAH funciona diferente a la de otros niños, es más inmediata y no funcionan con objetivos a largo plazo, este hecho es difícil de entender por parte de los demás, lo que hace más difícil esa adaptación del niño con TDAH y que se mantenga su motivación.

                                    Motivando el aprendizaje en el niño con TDAH:

                                    Desde casa es importante intentar motivar al niño, despertar su gusto por los estudios y por cada materia, descubrir cómo puede abordar mejor cada tarea para evitar los errores y por tanto la frustración. Estimular a un niño a que siga aprendiendo es complicado, se unen muchos factores en nuestra contra, pero en el caso de los niños con TDAH este es el factor determinante a la hora de desmotivar al niño.

                                    Para evitar la desmotivación es importante:

                                    - Crear hábitos de estudio. ¿Cómo? La mejor forma de conseguirlo es realizar un plan de estudio diario. El niño debería tener su zona de estudio, es decir, estudiar siempre en el mismo lugar; pero además debería estudiar también siempre a la misma hora. Es importante también que el lugar de estudio sea adecuado, libre de distracciones, un lugar tranquilo, donde tenga todo ordenado y a mano, con la iluminación adecuada… ¿Qué ocurre si no tiene tarea? Si no tiene tarea o estamos en vacaciones y no tiene nada que hacer es conveniente seguir las rutinas, de esta forma deberíamos programar actividades para que pueda realizar como tarea, leer un libro, que haga alguna actividad de libros de pasatiempos como laberintos, busca las diferencias, sopa de letras (estas actividades estimulan enormemente su atención), o cualquier otra tarea relacionada con las  asignaturas que tenga y que nosotros hayamos programado de antemano. Todo esto favorece la rutina establecida, evitando que se pierda y dando una continuidad en el tiempo.

                                    Podemos hacer una lista de actividades del niño, las que realiza cada día, anotando el tiempo que tarda en cada una. Esto nos ayudará a la hora de planificar tareas y tiempo de trabajo, para planificar y coordinar ambos. Tener en cuenta lo que le gusta y lo que no y lo que se le da mejor. Por ejemplo, según el caso, puede ser conveniente empezar por lo más difícil para aprovechar que está al máximo de su energía, dejando para el final las cosas más fáciles y las que más le motivan; ¿Por qué? Porque le será más leve realizarlas en ese momento en que ya está más cansado, además las tareas que le motivan, que le gustan, las hará prácticamente sin pedírselas. El horario se modificará según las necesidades del niño y procurando conseguir estabilidad en él. Siempre estar atento a cómo funcionan las cosas, para ello podemos llevar un registro de cómo actúa en cada momento, esto nos puede dar pistas acerca de lo que va mal y lo que va bien. Por ejemplo, aunque para aprovechar las energías es conveniente comenzar por lo más difícil o costoso para el niño, hay ocasiones en que esto no es lo más adecuado. Sí las dificultades del niño son muy extremas pueden llevarle a muchos errores y con ello a la frustración, esto terminará con sus ganas de trabajar de repente.

                                    - Buscar sus talentos. Estimular sus habilidades naturales e intereses, buscar aquello que se le da bien y potenciarlo con cursos, por ejemplo. Eso sí, no debemos sobrecargarlo, de manera que debemos tener cuidado con la cantidad de tareas que realiza en el día o la semana. Recuerde que estos niños tienen un tiempo corto de concentración así que no es conveniente involucrarlo en tareas que necesiten de mucha atención o de periodos largos de trabajo, esto le hará cometer más errores y le llevará a más frustración. El objetivo es conseguir el éxito.

                                    - El profesor y la escuela. Es importante mantener el contacto y la comunicación con los profesores para conseguir un desarrollo académico bueno. Nos permitirá saber cuál es la evolución del niño y los problemas que surgen, conocer los problemas nos llevará a buscar soluciones.

                                    Antes de comenzar el curso el profesor debe conocer la situación del niño, de manera que habrá que explicarle sus características particulares y asegurarnos de que saben que es el TDAH y cómo tratarlo, pero sobre todo, asegurarnos que estén dispuestos a comprometerse a adecuar su enseñanza a este trastorno. No se trata de tratarlos como algo diferente sino de ayudarlos en sus peculiaridades como se merecen.

                                    Aunque pueda resultar difícil es importante intentar empatizar con el profesor, esto lo podemos conseguir mostrándonos comprensivos y colaboradores. Solicitar notas del progreso diario o semanal nos ayudará a comprobar que está pasando, asimismo podemos comunicarle al profesor la evolución en casa.

                                    Si se utiliza un sistema de puntos en clase se puede coordinar con el profesor este plan de motivación para continuarlo en casa o al revés.

                                    Sea como sea, realizar las tareas que se mandan para casa, ayudar al niño y asegurarnos de que se terminan. Comprobar que no es demasiado trabajo para el niño, si el niño necesita emplear demasiado tiempo en la tarea, hable con el profesor para que no mande tanta. Recuerde también que la tarea de casa es de casa  y la del colegio del colegio, no suele ser aconsejable llevar lo que no se termina en clase para casa, esta es tarea del colegio y el profesor, y si se lleva para casa sobrecargará al niño.

                                    Deporte. El deporte beneficia enormemente a los niños con TDAH, les alivia de tensión y de su continua necesidad de movimiento. Deportes adecuados para estos niños son por ejemplo la natación, el tenis, lucha libre, artes marciales; esto es así porque les es más fácil concentrarse ya que mantienen una relación más directa con el monitor y además también les permite trabajar en grupo, fomentando así las relaciones sociales.

                                    - Las relaciones sociales. Los niños con TDAH tienen problemas para relacionarse con los demás porque los síntomas del trastorno provocan el rechazo en muchos de sus amigos y también en los adultos que los rodean. ¿Qué podemos hacer para ayudar al niño? Lo primero es que observe al niño mientras juega, esto le ayudará a saber que hace bien y que hace mal, sobre todo fijarse cuáles son los fallos en su conducta social. Con esta información le será más fácil saber qué hacer y cómo actuar o aconsejar a su hijo para abordar las relaciones sociales. Los niños suelen sentirse mal cuando le abordan en público para llamarle la atención o algo parecido, para evitar esto y el posible rechazo ante sus llamadas o sus consejos, puede acordar con el niño una serie de señales, gestos, miradas… que le ayuden a saber cuando están actuando correctamente.

                                    Involucre al niño en actividades de grupo como clases de teatro, danza, deporte… necesita estar con otros niños para aprender a relacionarse. Si cree que puedan haber problemas porque ya se le conoce o se ha formado a su alrededor cierta reputación, llévelo a otro barrio o sitio donde no le conozcan.

                                    Nosotros somos sus modelos en todo, si los padres controlan su temperamento ellos aprenderán a controlarlo. Así que no hay nada mejor que predicar con el ejemplo. Estudiemos nuestras reacciones y analicemos que está bien y que está mal, y tomemos cartas en el asunto.

                                    No es malo que se relacione con niños más pequeños o más grandes, así que no se lo prohibamos. La relación con estos niños puede ser beneficiosa para él, con los pequeños se sentirá, tal vez, más competente o incluso puede optar por el papel de cuidador. Esta habilidad y la aceptación de los más pequeños le puede venir bien, más aún cuando no tiene esa aceptación por parte de sus iguales. El niño necesita aceptación, conseguirla redundará positivamente en su autoestima.

                                    - Las cosas paso a paso. Hay que ser realista y ajustarse a las posibilidades del niño, no podemos pedirle cosas que no será capaz de hacer. Poco a poco y paso a paso, elogiando cada paso conseguido. Conseguir las cosas, el éxito, infla la autoestima.

                                    - Evitemos: juegos, deportes u otras situaciones que supongan competición, recordemos que tiene una serie de dificultades que pueden provocar en el mayor número de fracasos, así que no es conveniente buscar actividades en las que tenga más probabilidad de fracasar al compararse con los demás que tienen más y mejores habilidades. Lo que no quiere decir que no pueda llegar a competir y ganar en algo, simplemente que debemos ser cuidadosos con aquello a lo que lo exponemos.

                                    - Elijamos bien cuando enseñarle o cuando emprender cambios. No es conveniente intentar ciertas modificaciones cuando estamos muy estresados o atareados, así que debemos elegir un momento en que podamos estar tranquilos y receptivos y estar al 100% con y por el niño. Tampoco vale dejarlo todo para mañana, simplemente debemos planificarnos. Elegir que podemos abordar y que no, cuando y como.

                                    - El tiempo juntos. Cómo cualquier otro niño necesita pasar tiempo con sus padres, el tiempo compartido nos ayuda a compenetrarnos, a conocernos mejor, a relajarnos; a fin de cuentas a vivir y convivir en familia. Estas situaciones le harán saber que es importante, que cuenta haga lo que haga, simplemente por ser quien es y esto reforzará su autoestima.

                                     

                                    Fuente: Internet a través del grupo Trastorno de déficit de atención con hiperactividad

                                    “En el TDAH, la prevención reduce costes y evita dolor y sufrimiento, que es lo más importante”


                                    Dra. Mardomingo: “En TDAH, la prevención reduce costes
                                    y evita dolor y sufrimiento, que es lo más importante”
                                      María Jesús Mardomingo, especialista en Psiquiatría Infantil, define el déficit de atención e hiperactividad como “un trastorno psiquiátrico”, por lo que considera que “el psiquiatra infantil debe estar especialmente preparado tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de este trastorno”.
                                    MARÍA JESÚS MARDOMINGO, ESPECIALISTA EN PSIQUIATRÍA INFANTIL
                                    “En TDAH, la prevención reduce costes y evita dolor y sufrimiento, que es lo más importante”
                                    “El niño llega a la consulta con los padres, que están preocupados porque no va bien en el colegio, es demasiado inquieto, no mantiene la atención, es muy impulsivo y da respuestas equivocadas, no piensa o no reflexiona”
                                    Redacción / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
                                    María Jesús Mardomingo, especialista en Psiquiatría Infantil, define el déficit de atención e hiperactividad como “un trastorno psiquiátrico”, por lo que considera que “el psiquiatra infantil debe estar especialmente preparado tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de este trastorno”.
                                    “Los pacientes llegan al psiquiatra infantil muchas veces
                                    remitidos por su pediatra o por el médico de Primaria”.
                                    ¿Cuál es el papel del psiquiatra infantil en el abordaje del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)?
                                    El déficit de atención e hiperactividad es un trastorno psiquiátrico y como tal se encuentra en las clasificaciones internacionales; por tanto, el psiquiatra infantil debe estar especialmente preparado tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de este trastorno. Los pacientes llegan al psiquiatra infantil muchas veces remitidos por su pediatra o por el médico de Atención Primaria. En algunas ocasiones, este especialista ya ha hecho el diagnóstico, o sospecha que puede tener este trastorno, y lo remite, para confirmación del diagnóstico y para llevar a cabo el tratamiento. En otras ocasiones, el pediatra conoce muy bien el tema, diagnostica al niño y comienza el tratamiento, pero lo remite al psiquiatra infantil para tener otro punto de referencia y de seguimiento para el paciente.
                                    El TDAH es un trastorno que se caracteriza por una comorbilidad muy alta, es decir, aproximadamente dos tercios de los niños, además de tener este trastorno, tienen otro problema psiquiátrico; por ejemplo, otro trastorno de la conducta, depresión, ansiedad u otras dificultades. En este caso, la evaluación del psiquiatra es imprescindible, porque tanto el enfoque del diagnóstico como del tratamiento va a ser distinto. Estos pacientes siempre deberían ser vistos por el psiquiatra infantil, precisamente para que haga un diagnóstico riguroso y para que el tratamiento se enfoque bien.
                                    “Lo primero que tiene que hacer el médico es una buena
                                    evaluación del paciente y un diagnóstico riguroso”.
                                    ¿Cuáles son los primeros pasos que sigue cuando recibe a un niño en la consulta que podría tener TDAH?
                                    A veces el niño llega a la consulta por petición de los padres, que están preocupados porque no va bien en el colegio, o porque es demasiado inquieto, o porque no mantiene la atención, o porque es muy impulsivo y da respuestas equivocadas, porque no piensa, porque no reflexiona. Lo primero que tiene que hacer el médico es una buena evaluación del paciente y un diagnóstico riguroso. La buena evaluación significa no solo ver al paciente en la consulta, que hay que hacerlo, sino que también debe ser tenida en cuenta la información de los padres, con aquello que hace el niño en la casa y cómo es su comportamiento en el parque, en la calle, cuando están con familiares, con amigos. Es una información que dan los padres. También hay que saber qué es lo que sucede en el colegio, por lo que es muy bueno tener un pequeño informe de los profesores, o que estos rellenen una de las escalas, que ya está preparada, y que es muy sencilla, pero que aporta una información imprescindible.
                                    ¿Cómo se realiza el diagnóstico del trastorno?
                                    Hay que ver cuál es la sintomatología clínica, se tiene que manifestar en varios ambientes y tiene que ser de tal grado que verdaderamente condicione la normalidad de la vida del niño, que condicione el aprendizaje, la adaptación con los otros niños, el comportamiento en la casa, etc. Por tanto, lo primero en Medicina es el buen diagnóstico, y el médico tiene que saber si un paciente cumple los criterios que permiten diagnosticarlo, o no los cumple. Eso es lo primero, el rigor y la buena Medicina. Y, una vez diagnosticado el paciente, hay que saber las medidas terapéuticas que precisa.
                                    “La evolución de los pacientes que tienen un TDAH
                                    confirmado y que no se tratan es mala”.
                                    Hay aproximadamente un tercio de los niños que tienen TDAH que simplemente con medicación evolucionan estupendamente. Si solamente con medicación evolucionan bien, quiere decir que a los padres se les quita un peso enorme de tener que ir a otro tipo de intervenciones o a otro tipo de terapias. Pero hay otro gran grupo, el resto, que necesita también otras intervenciones, como terapia de la conducta, apoyo para el aprendizaje escolar, entrenamiento en habilidades sociales, y en todos los casos es muy importante el asesoramiento a los padres, que entiendan qué es lo que le pasa al niño, en qué consiste el trastorno, para que ellos sepan reaccionar de una manera adecuada. La buena educación de los padres, lo que se llama la competencia educativa de los padres, es uno de los factores pronósticos más fiables. Cambia completamente la evolución de los niños en función de esas estrategias educativas y esas pautas adecuadas de los padres. Por tanto, los padres y la familia son siempre un pilar fundamental del tratamiento.
                                    ¿Cuál es la respuesta de los padres cuando el profesional sanitario le dice que el niño necesita un tratamiento farmacológico?
                                    Los pacientes que tienen un TDAH confirmado, contrastado, y que no se tratan, su evolución es mala. Tienen muchísimos problemas, suelen repetir curso, tienen problemas de comportamiento y de adaptación en el colegio, tienen problemas en la adolescencia e, incluso, en la vida adulta, porque es una enfermedad que tiende a evolucionar de forma crónica. Por tanto, no tratar el TDAH tiene muchísimos riesgos y muchísimos inconvenientes. Tratar el TDAH también tiene inconvenientes, pero si se ponen ambas opciones en la balanza, son mayores si no se trata.
                                    “No es igual tratar a un niño de unos padres que no han
                                    cursado la Primaria, que otros con un buen nivel cultural”.
                                    A los padres hay que explicarles los inconvenientes de la medicación, fundamentalmente los efectos adversos, como con cualquier medicación. Los más frecuentes son que disminuye el apetito y que, por tanto, los niños pueden adelgazar o retrasarse el crecimiento. Otro posible inconveniente es que tarden en dormirse por la noche, que tengan un cierto insomnio. Estos efectos adversos se presentan en algunos pacientes; en la mayoría suelen tener un carácter mediano o ligero, y solamente en algunos casos, en los que son muy acusados, y que verdaderamente interfieren en el desarrollo del niño, quiere decir que no se les puede dar la medicación. Hay que evaluarlo con todo el rigor, para hacer aquello que más beneficie al niño, que es siempre el punto de referencia.
                                    La Medicina tiende hacia un abordaje individualizado, y en el caso de los niños todavía más. ¿Cómo es la Medicina individualizada en el tratamiento del TDAH?
                                    Efectivamente, en Medicina siempre se dice que ‘no hay enfermedades, sino enfermos’. En el caso de los niños todavía está más claro, porque es el niño, la familia y el medio cultural y social en el que vive. No es lo mismo tratar a un niño de unos padres que no han cursado la Primaria, y que tienen un nivel educativo bajo, que unos padres con un buen nivel intelectual, cultural y económico, que les permite comprender mejor lo que sucede y que pueden colaborar más y mejor en el tratamiento. Hay factores de peor pronóstico, que se denominan de adversidad psicosocial, como son la pobreza y la falta de nivel educativo de los padres, muy particularmente de la madre.
                                    “Tener un problema psiquiátrico no significa ser menos
                                    que los demás, todavía se ve como una deshonra”.
                                    Desde la consulta, ¿qué tipo de formación se les puede dar a los padres? ¿Los médicos tienen tiempo para hablar con ellos?
                                    Hay que conseguir ese tiempo, porque, si no, no hay un buen tratamiento. Hay dos extremos; por una parte, los padres que llegan a la consulta muy reticentes a que su hijo pueda tener un problema psiquiátrico, porque todavía el término psiquiátrico se ve con muchísima prevención, como una deshonra, cuando quiere decir lo mismo que traumatológico o infeccioso. Se trata de una labor de educación que los médicos tenemos pendiente. El hecho de que una persona tenga un problema psiquiátrico no significa que sea peor que los demás, ni que tenga menos cualidades o menos méritos, ni muchísimo menos. Otras personas pueden tener una diabetes o una epilepsia, y no debe ser motivo de discriminación. Hay padres que tardan en llegar al psiquiatra infantil porque son reticentes, procuran ocultarlo. Esta situación ha mejorado algo, pero confío en que lo haga mucho más. Los padres hacen a veces un recorrido enorme antes de llegar al psiquiatra infantil, pueden ver incluso hasta a cinco médicos diferentes. Todo ello supone una pérdida de dinero, y todo por este prejuicio, que es una prevención equivocada. A estos padres hay que explicarles que los problemas psiquiátricos son iguales que los demás. Hay que decirles que su hijo tiene dificultades, pero, por lo demás, es un niño como el resto.
                                    En el otro extremo están los padres que tienen en su casa un problema de educación por la falta de tiempo, porque no tienen a veces criterios educativos idóneos y no saben cómo abordar al hijo. Estos padres tienen mucho estrés y pasan poco tiempo con el niño. En algunas ocasiones vienen a la consulta para que una medicación resuelva ese problema educativo. Esto es un grave error.
                                    “La formación del profesional sanitario ha mejorado
                                    gracias a cursos para pediatras y médicos de Primaria”.
                                    Ha hablado de ese peregrinaje que tienen que pasar los padres hasta encontrar al médico adecuado. ¿En Atención Primaria ha mejorado la formación para detectar el trastorno?
                                    Hay de todo, y en general creo que la formación ha mejorado gracias a los cursos para pediatras y para médicos de Atención Primaria. También se aborda este tema en los congresos de Pediatría, de Neurología, de Psiquiatría general, y, por supuesto, de Psiquiatría Infantil. La formación ha mejorado, pero creo que debe mejorar más.Así como las enfermedades infecciosas y la desnutrición fueron el gran reto del siglo XX, los problemas psiquiátricos son el gran reto de la Pediatría del siglo XXI, y los pediatras tienen que conocerlos y saber abordarlos.
                                    A nivel especializado, ¿ve favorables los cambios en los planes de formación? ¿Considera positiva la aprobación de la especialidad de Psiquiatría Infantil?
                                    La especialidad está aprobada, pero todavía no está puesta en marcha. El problema es que Bernat Soria, unos días antes de dejar el Ministerio de Sanidad, dio el visto bueno a un decreto que aprobaba la creación de la especialidad. Lo logró, porque él lo había entendido como persona y como médico. Creo que fue una decisión muy personal suya, y en este sentido creo que los psiquiatras infantiles tenemos que estarle muy agradecidos. Pero después ha faltado la decisión política de ponerlo en marcha. Es una especialidad fundamental, porque se trata de prevenir en la infancia, diagnosticar pronto y tratar bien. Incluso desde el punto de vista económico se han calculado los costes de trastornos como el TDAH, lo que cuesta que no se diagnostique y se trate pronto. Los costes económicos y sociales son enormes, aparte del dolor y del sufrimiento de cada paciente, que es lo principal.
                                    Fuente:
                                    http://www.comunidad-tdah.com/