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¿Qué es la Integración Sensorial?

 

integracion sensorialEscrito por Paso a paso

Es la capacidad del Sistema Nervioso Central (SNC) para organizar e interpretar la información captada por los diversos sistemas sensoriales (visual, auditivo, gustativo, olfativo, táctil, propioceptivo y vestibular) y poder responder así de forma adecuada al ambiente que nos rodea.

La habilidad del sistema nervioso de recibir e interpretar las sensaciones provenientes de nuestro cuerpo y del entorno constituye la base sobre la que el ser humano crea nuevas habilidades en todas las áreas de su desarrollo y durante toda su vida.
Este proceso neurobiológico de la Integración Sensorial, sucede en varias fases:

- Detección o Registro: El SNC da entrada a la información sensorial que llega desde el ambiente (a través de receptores, táctiles, visuales, gustativos, olfativos y auditivos) y de nuestro propio cuerpo (a través de receptores táctiles, vestibulares y propioceptivos)

- Modulación: Permite al SNC regular las respuestas conductuales a la información sensorial detectada en la fase de registro. Esto permite a la persona reconocer la información sensorial relevante, filtrarla y dejar de lado estímulos no relevantes, así como moverse en rangos de alerta, atención y emoción, confortables y que lo sitúen en una posición favorable para el aprendizaje posterior.

- Discriminación o Interpretación: Se refiere a la habilidad para distinguir entre los diferentes estímulos y para organizar perceptualmente las cualidades de los mismos, de modo que la respuesta pueda ser organizada.

- Respuesta: resultado final del proceso que se observa a través de las diversas formas de comportamiento humano en cualquiera de las áreas ocupacionales (actividades de autocuidado, ocio, tareas académicas, situaciones de interacción social etc.), siempre en relación a la información sensorial registrada.

Trastorno en el Procesamiento Sensorial
Los niños se encuentran en pleno proceso de aprender a organizar la información obtenida a través de los sentidos no solamente para interactuar con su ambiente, sino también para aprender a regular sus estados afectivos, de alerta y atencionales.

Niños con una variedad de diagnósticos pueden tener dificultades de integración sensorial, entre ellos niños prematuros, niños hiperactivos o con Déficit de Atención, niños con síndrome de Down, aquellos que padecen o presentan síntomas relacionados con los trastornos del espectro autista, afectados de parálisis cerebral, y muchos otros. Las dificultades en el registro, modulación e interpretación de las experiencias sensoriales pueden producir una deficitaria respuesta adaptativa y una limitada capacidad para autorregularse, lo que influye en la habilidad del niño para lograr los hitos básicos del desarrollo.

De allí el interés que tenemos los Terapeutas Ocupacionales en entender las particularidades de cada niño respecto a su desarrollo sensorial para poder apoyar a padres y profesionales implicados en la promoción de una mayor sintonía entre las necesidades sensoriales del niño y su ambiente.

En el proceso de integración sensorial intervienen, además del visual, auditivo, y táctil, otros sentidos que nos proveen información sobre nuestro cuerpo: el sistema propioceptivo que nos informa sobre el grado de estiramiento y contracción de nuestros músculos y sobre el grado de extensión y flexión de las articulaciones facilitando la comprensión y la ejecución de las conductas motoras, y el sistema vestibular, que nos informa sobre la posición de nuestro cuerpo en relación a la gravedad permitiendo el desarrollo del equilibrio, y sobre la situación de nuestra cabeza y ojos, desarrollando las capacidades de control ocular motor, necesario para el seguimiento visual y la percepción del espacio y de los objetos que en él se encuentran.

Junto con el tacto, estos dos sentidos participan en la formación de un sentido del “yo” y son muy importantes en la adquisición de habilidades que se produce durante los primeros años.

El proceso de integración sensorial, mediante el cual podemos organizar información a través de todos los sentidos y utilizarlos para aprender y actuar, abarca el registro del estímulo, la orientación y atención al mismo, su interpretación, la organización de una respuesta adecuada y su ejecución.

Cuando este proceso funciona normalmente, el niño es capaz de autorregularse. Así, puede atender a su ambiente, disfrutar de una variedad de experiencias de juego social y sensoriomotor y participar de actividades de la vida diaria tales como recibir un baño, vestirse y calzarse, comer y dormir con placer y buena disposición o desarrollar las capacidades de lectoescritura básicas para desempeñar las ocupaciones académicas.

Por lo contrario, cuando existen incongruencias entre las características del ambiente y las necesidades o el perfil sensorial individual de cada niño, pueden verse manifestaciones en las cuatro funciones centrales de la autorregulación: alerta, atención, afecto y acción.

Existen dos aspectos en el proceso de integración sensorial. Estos son modulación sensorial, que está relacionada con los tres primeros pasos del proceso e implica la habilidad del sistema nervioso para manejar la reacción a una sensación y es la responsable del nivel de predisposición que el ser humano tiene ante una actividad concreta; y praxis.
La praxis se relaciona con el último paso del proceso e implica la habilidad de usar la información sensorial para formular un objetivo, planear, y llevar a cabo una serie de acciones en el contexto de una actividad/ambiente novedoso. Dificultades en cualquiera de estos dos aspectos pueden influir en el proceso global de integración sensorial y de autorregulación, y así limitar el aprendizaje y la socialización.

¿Cómo se realiza la Evaluación de estos trastornos?

La evaluación de dificultades de integración sensorial en niños es una tarea delicada y multifacética. Debe incluir la observación cualitativa del niño en una variedad de ambientes y circunstancias, y la determinación del impacto del perfil sensorial del niño en sus capacidades de alerta, atención, afecto y acción.
El análisis de las características de los ambientes habituales del niño juega un rol importante, ya que distintos entornos pueden ofrecer más o menos disonancias entre las necesidades del niño y sus características influyendo en su habilidad para procesar información sensorial y producir una respuesta adaptada.
Debe entrevistarse a los padres y/o profesionales implicados en el desarrollo del niño y asesorarlos sobre la dieta sensorial más adecuada para él, es decir, el tipo de estímulos sensoriales que puede encontrar el niño en su vida diaria, así como su intensidad y duración, que favorecen su funcionalidad. Finalmente, deben usarse instrumentos de evaluación apropiados y específicos.

Al margen de los resultados obtenidos en las pruebas estandarizadas, es importante recordar que no todas las diferencias individuales en procesamiento sensorial tienen consecuencias funcionales. En muchos casos simplemente nos informan de estilos y preferencias que deben ser considerados para proveer al niño de ambiente facilitador para su aprendizaje y el desarrollo de sus interacciones sociales.

¿En qué consiste la Intervención?
La intervención en integración sensorial con niños versa sobre tres aspectos fundamentales:
- Educación familiar: Ayudar a la familia a entender cómo el perfil sensorial del niño contribuye a los problemas que han identificado constituye el primer paso hacia la solución. Entrenar en los padres la habilidad para captar las señales de advertencia e indicios que los niños suelen dar cuando un estímulo sensorial en particular es demasiado irritante, o cuando necesitan mayor intensidad del estímulo para poder orientarse hacia una tarea, abre las puertas para una mejor comunicación entre los padres y el niño, y favorece el desarrollo de este.

- Modificación del ambiente. Para lograr una mayor sintonía entre las particularidades sensoriales del niño y las demandas y características ambientales, suele ser necesario hacer modificaciones en el entorno. Graduar la cantidad y la intensidad de estímulos visuales, táctiles, auditivos que el ambiente ofrece de acuerdo con las necesidades individuales favorece una mayor regulación y participación.

- Intervención directa. Las características más destacables de la intervención directa en integración sensorial incluyen la provisión de un ambiente rico en experiencias sensoriales, en el cual el niño es un activo participante. No se trata de exponer al niño a experiencias sensoriales artificiales, sino a aquellas que favorecen la producción de componentes naturales de la actividad. El terapeuta sigue la motivación intrínseca del niño mientras favorece la experiencia, de modo que se produzca por parte del niño, la exploración de la situación y la resolución del problema que se plantea.

Marco Teórico y Aplicación de la Integración Sensorial en Terapia Ocupacional. Un abordaje con Evidencia Científica.
La Disfunción del Procesamiento Sensorial está reconocida hoy como entidad diagnóstica en el sistema de clasificación diagnóstica Zero to Three (2005) y en el Interdisciplinary Council on Developmental and Early Disorders (2005). Su inclusión en el sistema de clasificación diagnóstica DSM-V se encuentra actualmente en proceso de revisión.

Fruto del trabajo desarrollado por J. Ayres y sus discípulos, la Integración Sensorial se puede considerar en la actualidad un marco teórico para el entendimiento de la conducta humana (concretamente en los niños), relacionando dicha conducta con la capacidad del SNC para procesar e integrar la información sensorial que recibe. Así mismo, la IS puede considerarse también como un marco clínico para la intervención en Terapia Ocupacional permitiéndonos utilizar esta perspectiva teórica para la evaluación y el tratamiento de la población infantil con alteraciones en el procesamiento sensorial.

¿A quién va dirigida la intervención?

No todos los niños con problemas de aprendizaje, desarrollo o de comportamiento tienen una disfunción de integración sensorial subyacente. Hay, sin embargo, ciertos indicadores, que pueden señalar a los padres si está presente dicha disfunción:

- Hipersensibilidad a la estimulación sensorial: En relación con un registro de la información sensorial determinado por un umbral de sensibilidad bajo, esta puede ser manifestada en comportamientos tales como irritabilidad o retirada cuando se le toca, al evitar ciertas texturas en ropas o comidas, “distracción” (respuesta de bloqueo por sobreestimulación, en realidad) o reacción de miedo al movimiento en actividades ordinarias, como las actividades típicas de los juegos de recreo.

- Hiposensibilidad a la estimulación sensorial: En relación con un registro de la información sensorial determinado por un umbral de sensibilidad alto, en contraste con los niños hipersensibles, un niño hiposensible puede buscar experiencias sensoriales intensas, por ejemplo dar vueltas sobre sí mismo o chocar contra los objetos, lo que influye negativamente en su capacidad atencional.

- Patrón Fluctuante: En relación con un registro de la información sensorial determinado por un umbral de sensibilidad alto o bajo fluctuante, algunos niños se mueven entre ambos extremos de registro de la información sensorial, y en consecuencia, entre ambos patrones de modulación de esta y de respuesta o conducta subsiguiente.

- Nivel de actividad inusualmente alto o bajo. En relación con la modulación de la información sensorial que se hace a nivel del SNC, el niño pude estar en movimiento constantemente o, puede ser “lento” y “fatigarse fácilmente”, dependiendo de si esta, ha producido o no el nivel de alerta y de atención suficiente para llevar a cabo la actividad. De nuevo, algunos niños pueden fluctuar de un extremo a otro.

- Problemas de coordinación. En relación con la interpretación de la información sensorial, como desencadenante de la acción o praxis, pueden observarse problemas de coordinación, déficit en las habilidades motoras gruesas o finas. Algunos niños pueden tener un equilibrio pobre, mientras que otros tienen gran dificultad en aprender a realizar nuevas tareas que requieren coordinación visomotriz, como escribir. Estos signos pueden ser evidentes ya en preescolar, como signos de una integración sensorial deficitaria. En la edad escolar, puede haber problemas en algunas áreas académicas o en el lenguaje, a pesar de una inteligencia dentro de la normalidad.

- Pobre organización del comportamiento. Como resultado de las alteraciones anteriores, los niños pueden ser impulsivos o de fácil distracción y mostrar falta de planeamiento al abordar las tareas. Algunos niños tienen dificultad al ajustarse a una nueva situación. Otros pueden reaccionar con frustración, agresividad, huída o rechazo cuando son conscientes del fracaso.

Pobre autoestima. A veces, un niño que experimenta los problemas que acabamos de mencionar no se siente competente como el resto y como resultado desarrolla un comprometido concepto de sí mismo. Un niño con una inteligencia normal con estos problemas puede saber que algunas tareas son más difíciles para él que para otros niños, pero puede no saber por qué esto es así. Este niño puede parecer perezoso, aburrido, desmotivado o inseguro. Algunos niños pronto encuentran maneras de evitar esas tareas que son duras y embarazosas. Cuando esto ocurre se suele considerar al niño como problemático o testarudo. Cuando un problema es difícil o incomprensible, padres e hijos pueden sentirse, ambos, culpables. La tensión familiar, el pobre concepto de sus capacidades y, en general, el sentimiento de desesperanza prevalecen.

Normalmente, un niño con desorden del procesamiento sensorial presentará más de uno de estos signos.

Fuente:

http://www.eldigitaldemadrid.es/opinion/terapia-infantil

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