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TDAH e infradiagnóstico en el sexo femenino

 

Nadeau inatentasTDAH en la mujer: por qué las chicas no son diagnosticadas

Escrito por Eunice Sigler. Traducido por la Dra. Elena Díaz de Guereñu

El TDAH no es un trastorno masculino. Pero las ideas erróneas y la ignorancia de los síntomas hacen que muchas mujeres con TDAH reciban un diagnóstico equivocado. A continuación, ofrecemos información experta sobre los síntomas de déficit de atención en las mujeres.

Desde las oportunidades profesionales a los ingresos o las relaciones de pareja, apenas hay algún campo en el que las mujeres no hayan hecho grandes avances en las últimas décadas. Pero cuando hablamos del diagnóstico y el tratamiento del Trastorno de Déficit de Atención (TDAH), a las mujeres les queda todavía un largo camino por delante.

Las mujeres tienen tanta probabilidad de tener TDAH como los hombres; las últimas investigaciones indican que este trastorno les produce una perturbación emocional aún mayor. Sin embargo, el TDAH se percibe aún como algo exclusivo de los varones y, en consecuencia, es más probable que las mujeres con TDAH no sean diagnosticadas (o sean mal diagnosticadas) y menos probable que reciban un tratamiento adecuado.

“El TDAH es aún considerado un trastorno masculino”, dice el Dr. Fred Reimherr, Director de la Clínica de Trastornos del Estado de Ánimo de la Universidad de Utah y autor de un reciente estudio que ha descubierto el impacto desproporcionado del TDAH en las mujeres. “Con mucha frecuencia, les habían diagnosticado otros trastornos emocionales, como depresión o ansiedad. Creo que un médico de adultos suele centrarse en estos síntomas. Una mujer llega con síntomas de un trastorno emocional y el TDAH subyacente puede ser olvidado”.

Niñas frente a niños

El infra-diagnóstico de TDAH en las mujeres tiene sus raíces en la infancia. Las chicas con TDAH tienden a esforzarse más que sus compañeros para contrarrestar y encubrir sus síntomas. Para seguir sacando buenas notas, están dispuestas a dedicar más tiempo al estudio o a pedir ayuda a sus padres, con más frecuencia que los chicos.

Además, las chicas suelen ser más complacientes y hacen todo lo posible para adaptarse al entorno, aun sabiéndose “diferentes”.

Los profesores suelen ser los primeros en identificar a los niños con TDAH. Sin embargo, muchos piensan en el TDAH como un trastorno masculino y tienden a identificarlo más fácilmente en niños que en niñas. Esto ocurre tanto en niñas con un TDAH hiperactivo (no puede estarse quieta), como inatento (sueña despierta) o combinado.

“Mucha gente tiene la idea errónea de que el TDAH es un trastorno de chicos hiperactivos de Primaria”, dice la Dra. Patricia Quinn, Pediatra del Desarrollo en Washington y reconocida experta en cuestiones de género del TDAH. “Aunque se vean determinados comportamientos, incluso disruptivos, las chicas siguen sin ser diagnosticadas.”

¿Quién diagnostica?

Kathleen Nadeau, Psicóloga Clínica, dirige una clínica privada en Silver Spring (Maryland), especializada en el diagnóstico y tratamiento del TDAH y trastornos del aprendizaje. Suele ver muchos casos de mujeres que llegan a sospechar que tienen TDAH después de luchar durante años para compaginar las responsabilidades de su trabajo, la casa y el cuidado de los hijos.

Algunas intuyen qué es lo que hay en la raíz de sus problemas cuando ven un reportaje sobre el TDAH en los medios de comunicación. Otras empiezan a pensar que tienen TDAH después de que un hijo suyo ha sido diagnosticado.

En cualquier caso, muchas mujeres acuden a la consulta de la Dra. Nadeau tras meses o años de frustración en que los médicos no han podido aliviar sus problemas.

“El diagnóstico más común que recibe una mujer antes del de TDAH, es el de depresión”, dice Nadeau. “Muchas mujeres llegan a mi consulta diciendo: “He estado en tratamiento durante años, me han diagnosticado ansiedad y depresión, pero sigo teniendo problemas.” Resulta desesperante, pues es un trastorno para el que hay tratamiento. No hay excusa.”

Según la Dra. Nadeau, muchas mujeres no son diagnosticadas porque los criterios médicos utilizados para diagnosticar el TDAH están obsoletos. Así, para considerar un posible diagnóstico de TDAH, el paciente debe haber experimentado síntomas significativos desde una edad temprana. Sin embargo, como los médicos están empezando a ver, muchas niñas con TDAH “vuelan bajo el radar” durante sus primeros años con el trastorno.

“La forma en que define el TDAH la Asociación Americana de Psiquiatría es absurda”, dice la Dra. Nadeau. “O sea, que si presentas cinco síntomas, no tienes TDAH, pero si presentas seis o más, sí que lo tienes.”

Historia de una madre

Rachael Hall es una mujer de 26 años, madre de tres hijos, que vive en Sandy (Utah). Pasó años luchando con la ansiedad y la depresión, sin saber por qué. Cada vez que algo le salía mal, reaccionaba de una forma exagerada.

Rachael, paciente de la clínica del Dr. Reimherr, recuerda que se vino abajo en su luna de miel porque no era capaz de descifrar las indicaciones para conducir hasta un lugar: “Le dije a mi marido: ¿Por qué no me abandonas? No valgo para nada”. Sacaba de quicio cualquier tontería. Y luego empezaba a sentirme culpable por ello y, cuanto más culpable me sentía, más deprimida estaba.”

El estrés de la maternidad puso las cosas aún peor. Cuando estaba embarazada de su tercer hijo, Rachael tuvo una crisis y fue hospitalizada por depresión. Los médicos le recetaron un antidepresivo. “No fue nada bien”, dice. “Hizo que nada me importase. Me lo quitó todo. No sentía felicidad, y tampoco sufrimiento.”

Tras el nacimiento de su hija, comenzó a experimentar frecuentes estallidos de ira. “Me encontraba bien y de repente, estaba gritando como una loca”, recuerda. “Era insoportable con las personas más cercanas. No podía más.”

Rachael pensó que quizá sufría una depresión posparto, pero su ginecólogo lo descartó, porque había pasado ya demasiado tiempo desde el parto.

Un día, vio el anuncio de un estudio sobre trastornos del estado de ánimo en la clínica del Dr. Reimherr y decidió tomar parte.

“Al principio me sentí decepcionada”, recuerda. “Le decía a mi marido: “Debo de estar tomando un placebo, porque no noto nada”. Luego, al empezar las segundas cinco semanas, noté la diferencia”.

Ella entonces no lo sabía, pero durante las segundas cinco semanas, estuvo tomando Concerta, un fármaco para el TDAH. Con la medicación parecía pensar “de una forma más lógica”. Era menos olvidadiza y menos inquieta. “Suelo tener mejor estado de ánimo”, dice. “Me siento bien. Ya no saco las cosas de quicio.”

Al continuar con el tratamiento, la relación de Rachael con su familia ha mejorado, y ya no se siente incómoda en actos sociales. “Siempre he sido la hiperactiva, la charlatana, el alma de la fiesta”, dice. “Soy una persona muy abierta, pero a veces llegaba a hacer cosas que me avergonzaban. Ahora puedo ser el centro de atención, ser divertida y gustar a la gente, pero no hasta llegar a ser molesta.”

Soportar la presión

La Dra. Nadeau dice que el caso de Rachael no es único, ni mucho menos. “La presión para que las mujeres sean organizadas, se autocontrolen y organicen a los demás es una expectativa social muy arraigada”, dice ella. “Las mujeres se sienten fracasadas si no pueden mantener su casa en orden. Esto pasa una enorme factura: tener que mantener las apariencias, luchar, pasar situaciones embarazosas. Cosas como “Olvidé recoger a mis hijos después de su entrenamiento, y se quedaron ellos solos allí esperando’ son un fracaso público que a las mujeres no se les suele perdonar. Si fuera un hombre, se diría “Claro, está tan ocupado que se le olvidó”.

La Dra. Quinn está de acuerdo y añade que el mismo hecho de que una mujer sienta que es “diferente” a sus compañeras es, a menudo, difícil de soportar.

“Aparece ansiedad, desmoralización y baja autoestima y se encuentra deprimida. Así que es dolorosamente consciente. Sufre de veras, pero sufre en silencio.”

Costes económicos y oportunidades perdidas

Por si los problemas emocionales no fueron suficientes, el TDAH también supone un coste económico significativo.

“Estás pagando constantemente por tu falta de organización y tus olvidos”, dice la Dra. Nadeau. “Pierdes tus gafas, así que tienes que comprar unas nuevas. Te ponen una multa de aparcamiento, ya que perdiste la noción del tiempo y el ticket caducó. Cosas así suceden constantemente en la vida de alguien con TDAH.”

Lyle Hawkins, de 59 años de edad y madre de tres hijos, siempre sospechó que tenía TDAH, pero no fue diagnosticada ni tratada hasta los 40 años. Lamenta todos esos años siendo etiquetada como perezosa y descuidada. Pero sobre todo, lamenta las oportunidades perdidas. Al acabar el bachillerato se casó, pero habría ido a la universidad si para entonces hubiera dispuesto de ayuda.

“Yo venía de una familia con estudios, en la que la educación era muy importante”, dice Hawkins, también paciente del Dr. Reimherr y también de Sandy (Utah). “Pero la universidad habría sido demasiado estresante. Cuando tienes déficit de atención, todo el mundo está en la página 10 y tú, en la página tres”.

Esperanza para el futuro

La comunidad médica está despertando al hecho de que el TDAH es un grave problema para las chicas, que a menudo persiste hasta la edad adulta, dice la Dra. Nadeau. Por el momento, cualquier mujer que sospeche que tiene TDAH debe aprender sobre el trastorno y consultar a un profesional especializado en este campo.

Para valorar los conocimientos de un médico sobre cómo afecta el TDAH a las mujeres, la Dra. Quinn recomienda preguntar qué libros ha leído sobre el TDAH en mujeres, a qué congresos importantes ha asistido y a cuántas pacientes ha tratado. Las credenciales de un médico importan menos que su comprensión y su experiencia al tratar el trastorno en las mujeres.

“Para muchas mujeres, su médico de cabecera, si trata el TDAH en adolescentes mayores, puede ayudarlas”, dice Quinn. “En general, los psiquiatras o los terapeutas son los que están mejor preparados para diagnosticar el trastorno en las mujeres”.

Si una mujer se siente deprimida, es lógico que el médico diagnostique una depresión y la trate. Pero si hay razones para creer que hay otros problemas (o si la procrastinación, los problemas de gestión del tiempo y el olvido persisten, pese al tratamiento para la depresión), también es lógico cuestionar ese diagnóstico, y seguir cuestionándolo hasta que se consigan aliviar los síntomas.

¿Debería cambiar de médico? La Dra. Quinn dice: “Debe cambiar si no le escucha, no reconoce su opinión o no la respeta.”

Incluso cuando el diagnóstico llega a una edad tardía, las mujeres saben sacar provecho de ese conocimiento. Lyle Hawkins, de 59 años de edad y madre de tres hijos, reconoció en sus hijos muchos de sus propios comportamientos TDAH. Como no quería que pasasen por lo mismo, Lyle se aseguró de que recibieran un diagnóstico precoz. “Si no hubiera sido yo su madre” dice, “les habría pasado inadvertido.”

Fuente:

http://tdahvitoriagasteiz.com/

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