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Pautas para el apoyo a estudiantes con dificultades de atención en el aula

 

    Los niños que se encuentran en un aula escolar son diferentes; tienen diversas potencialidades e intereses.  Sus niveles de atención también son variados y algunos presentan limitaciones significativas en este aspecto.  Estos niños resultan ser un gran desafío para el maestro, para quien el manejo  puede ser muy problemático; ellos requieren de mucha vigilancia académica y disciplinaria.  Sin esta vigilancia su aprendizaje y el de sus compañeros puede verse afectado.

    Puesto que la atención es necesaria para el aprendizaje, estos niños pueden presentar grandes dificultades académicas como consecuencia de su problema de atención. Pueden tener limitaciones para alcanzar los logros académicos propuestos dentro del programa curricular y con frecuencia presentan una incapacidad para mantenerse trabajando en las tareas asignadas y en consecuencia se atrasan.

    En ocasiones, las dificultades de atención son secundarias a un trastorno de aprendizaje.  En tales casos el niño puede distraerse porque el trabajo académico es muy difícil para él pues no tiene los conocimientos previos necesarios para comprender lo que se está enseñando y por lo tanto no puede realizar el trabajo que el maestro propone.  Como resultado, el estudiante se frustra, se distrae y con frecuencia abandona la tarea.

    A menudo, los estudiantes con problemas atencionales presentan dificultades disciplinarias que el maestro debe manejar adecuadamente para mantener un ambiente de aprendizaje apropiado dentro del aula.  Ellos tienden a interrumpir las actividades que se están desarrollando, entorpeciendo no sólo su trabajo sino también el de sus compañeros a quienes distrae con su indisciplina.

    Ante tales circunstancias, el maestro se enfrenta al conflicto de atender las necesidades de estos estudiantes o las de los otros alumnos dentro del aula, de tal manera que requiere una guía para el manejo de estos estudiantes sin que sientan un aumento significativo de su carga laboral.

    Necesidad de un diagnóstico diferencial

    Puesto que los problemas atencionales que se presentan en el aula de clase pueden ser el resultado de un trastorno primario en la atención o de un problema secundario como consecuencia de una dificultad en el  aprendizaje, es importante realizar una valoración que permita hacer un diagnóstico diferencial con el fin de plantear una intervención adecuada a las necesidades del estudiante.  Si el problema de atención es secundario a un trastorno en el aprendizaje, es necesario que el niño reciba un tratamiento específico para su dificultad basado en una evaluación exhaustiva.  Cuando el problema de atención es primario, es necesario hacer intervenciones específicas con el fin de disminuir los problemas académicos y disciplinarios colaterales.  Las sugerencias que se presentan más adelante están dirigidas al manejo de niños con trastornos de atención que posiblemente afecten el aprendizaje escolar.  Sin embargo, en ocasiones también pueden utilizarse eficazmente en aquellos casos en que una dificultad en el aprendizaje afecte la capacidad de atención en el aula.

    Cambios necesarios en el maestro

    Lo primero que debe hacer el maestro ante la presencia de un niño con dificultades atencionales en el aula de clase es cambiar su actitud hacia el estudiante; es importante que el maestro acepte la dificultad del niño con el fin de que pueda implantar las intervenciones necesarias de manera consistente.  Su aceptación también le ayudará a tener unas expectativas más realistas y una mayor tolerancia. Para lograrlo es importante tener un mayor conocimiento sobre los problemas atencionales y para ello debe buscar capacitación y asesoría sobre esta problemática.  Esta capacitación ayudará a tener un mejor manejo de las dificultades en el aula.

    Sugerencias para el manejo de los niños con dificultades de atención

    Se sugiere que el maestro implemente una variedad de intervenciones en diferentes aspectos de la vida escolar:

  1. Modificaciones basadas en principios conductuales

  2. Adaptaciones en la comunicación con el estudiante

  3. Adaptaciones en el ambiente del aula

  4. Adaptaciones en los materiales de trabajo

  5. Adaptaciones metodológicas

  6. Adaptaciones en el manejo del comportamiento

  7. Adaptaciones en la comunicación con los padres

      A continuación se presentan las diferentes estrategias que el maestro puede implementar, dentro de estos siete aspectos.  Es recomendable que el  maestro escoja las opciones que crea más apropiadas para el estudiante en particular y aplicarlas de manera consistente.

      Modificaciones basadas en principios conductuales

      -   Modificaciones en los estímulos:

  • Proveer estímulos que pueden incrementar la atención en el aula.

  • Disminuir estímulos que incrementen la posibilidad de distracciones.

      -   Modificaciones en las consecuencias:

  • Enfatizar las consecuencias positivas por comportamientos que demuestren atención.

  • Utilizar consecuencias negativas (castigo) sólo como complemento a un programa de consecuencias positivas.

      Adaptaciones en la comunicación con el estudiante

      -  Comunicación de las instrucciones en el aula:

  • La comunicación deber ser clara y precisa, explicando paso por paso y asegurándose  que el niño está atendiendo.

  • Si es necesario, repasar las instrucciones de manera individual asegurándose de tener contacto visual y luego pedirle que las repita para confirmar que las ha comprendido.

  • Dar las instrucciones tanto verbalmente como por escrito para que pueda referirse a ellas si se le olvidan.

      -  Comunicación en el manejo disciplinario:

  • Se le debe decir al niño lo que debe hacer, no lo que no debe hacer.

  • Si hay que llamarle la atención, hacerlo en cercanía física y con contacto visual.

  • Ayudarles a aceptar y a expresar de manera apropiada sus sentimientos de frustración, malestar, desánimo, tristeza, etc.

  • Alejarse de patrones de comunicación negativa para que el niño no se sienta criticado o acusado.  Es mejor utilizar “mensajes yo”; en estos mensajes el maestro que habla dice cómo se siente respecto a una situación, sin culpar o rotular al estudiante con quien está hablando.

  • Reconocer ante el niño sus esfuerzos y progresos, aún cuando éstos sean pequeños.

      Adaptaciones en el ambiente del aula

      -  El ambiente del aula debe ser estructurado, organizado y con rutinas bien establecidas.

      -  Arreglo de las sillas en el salón:

  • Sentar al niño lo más lejos posible de las distracciones.

  • Sentar al niño lo más cerca posible del área de trabajo del maestro.

  • Sentar al niño con estudiantes que le puedan servir de modelo.

  • Sentar al niño con un estudiante que le sirva de tutor.

  • Organizar los escritorios de tal manera que los estudiantes miren hacia adelante y no en grupo mirándose entre ellos, excepto cuando vayan a trabajar en grupos pequeños.

  • Tener un área de trabajo tranquila en caso de necesidad.

-  Poner cartelera con las reglas en un lugar visible.

-  Mantener una cartelera con el horario de clases.

-  Reservar un espacio para exhibir el plan de trabajo del día.

-  Reservar un espacio para escribir las tareas para el hogar.

-  Dar instrucciones claras en las transiciones entre clases y supervisar estas transiciones.

-  Programar recesos frecuentes.

-  Permitir que el estudiante a veces trabaje de pie.

-  Permitir que tome recesos para salir de la silla.

Adaptaciones en los materiales de trabajo

-  Proveer hojas de trabajo con formato simple que tengan pocos dibujos y pocas actividades; las hojas de trabajo muy cargadas de información no le permiten enfocar su atención adecuadamente a lo que debe realizar.

-   Utilizar tinta oscura y dejar suficiente espacio en blanco para que el  niño pueda realizar su trabajo.

-   Escribir instrucciones claras y concretas que no se presten a confusión.

-   Resaltar las partes de las instrucciones que desee enfatizar.

-  Ayudarle con la organización de sus materiales de trabajo antes de iniciar las lecciones con el fin de que tenga a su disposición lo que requiere.

-  Revisar regularmente el sitio donde mantiene sus materiales con el fin de asegurarse que los tenga organizados y no sean una fuente de distracción.

-  Recomendar que tenga un juego de materiales en el aula y otro en casa para evitar que se le pierdan o se le queden y después no tenga los materiales necesarios para realizar el trabajo en el aula o las tareas en la casa.

Adaptaciones metodológicas

-  En lo posible, trabajar las actividades académicas que requieren de mayor nivel de atención en las horas de la mañana.

-  Disminuir la cantidad de trabajo asignado, especialmente si éste es repetitivo.

-  Dar explicaciones verbales acompañadas de una explicación escrita.

-  Modificar las asignaciones para que sean más manejables; es importante que el estudiante experimente éxito en su trabajo académico.

-  Evite los trabajos o exámenes extensos; es mejor dividirlos en partes más cortas.

-  En caso de asignar proyectos a largo plazo, asignar fechas de entrega intermedias de algunas partes del trabajo en borrador.

-  Revisar las tareas a diario para incentivar su cumplimiento.

-  Permitir tiempo extra para completar los trabajos asignados.

-  Supervisar el avance del trabajo en clase y dar retroalimentación frecuente.

-  Combinar actividades de diferentes niveles de interés.

-  Incentivar el trabajo en grupo.

-  Evitar hacerle preguntas cuando no está atendiendo para no ponerlo en ridículo.

Adaptaciones en el manejo del comportamiento

-  Tener un aula de clase estructurada y organizada en donde las reglas y los límites sean claros.  El niño debe poder predecir con certeza cuáles serían las consecuencias de su comportamiento tanto positivo como negativo.

-  Brindar consecuencias positivas por el comportamiento deseado en mayor proporción que a los demás niños.

-  Reconocer los pequeños pasos positivos del niño y no solamente el comportamiento global.

-  Se pueden utilizar consecuencias negativas solamente como complemento en el uso de las positivas.

-  Las mejores consecuencias negativas son la pérdida de privilegios.

-  Ser consistente en la aplicación de las consecuencias.

-  Evitar actuar emocionalmente al aplicar las consecuencias negativas.

-  Proveer consecuencias inmediatas, tanto positivas como negativas.

-  Planificar las situaciones problemáticas como cuando hay cambios en las rutinas escolares.  En estos momentos se deben repasar con él las reglas pertinentes y pedirle que las repita.

-  En casos de dificultades de atención más marcadas como cuando hay un diagnóstico de TDAH se podría utilizar un sistema de puntos o economía de fichas.  Esta estrategia sólo se debe aplicar cuando la dificultad afecta el desarrollo de las actividades en el aula de manera muy significativa y no se debe utilizar por mucho tiempo.

Adaptaciones en la comunicación con los padres

-  Demostrar un interés genuino por ayudar al estudiante.

-  Demostrar comprensión por la dificultad del estudiante.

-  Comunicar los aspectos positivos y las fortalezas del estudiante.

-  Proveer recomendaciones prácticas que los padres puedan aplicar en casa, en especial en la realización de tareas escolares.

-   Mantener y supervisar el uso de una agenda.

-  Utilizar la agenda para enviar informes diarios o semanales a la casa, tanto positivos como de las dificultades que se presentan.

Conclusión

Aunque el manejo de los niños presenta un gran desafío para todos los maestros que se enfrentan en un aula con diversidad de estudiantes, el tener a su disposición una variedad de posibles estrategias puede permitirle tener más control sobre las situaciones que se presentan en ella.

Bibliografía:

Barkley, R. (2000).  Taking Charge of ADHD: The Complete Authoritative Guide for Parents. New York: The Guilford Press.

Peña-González, M. (1997).  Guía de Intervención Educativa para Estudiantes que Presentan Trastorno de Déficit Atencional: Estrategias de Intervención. Costa Rica: Fundación DA.

Peñafiel, M. y Gamo J.R. (2004) Intervención educativa: La escuela y el papel del profesor.  En A. Fernández-Jaen y B. Calleja-Pérez (Eds.) Trastorno por Déficit de atención e Hiperactividad, pp. 117-129.

Pfiffner, L.J. y Barkley, R. (1998).  Treatment of ADHD in school settings.  En Russell Barkley (ed.), Attention Deficit Disorder: A Handbook for Diagnosis and Treatment (second edition), pp. 458-490.  New York: The Guilford Press.

Fuente:

http://blog.numerosyletras.com/

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