Manuel Rodríguez G.
Aunque no soy simpatizante de grandes festejos, demasiados superfluos me temo, y frecuentemente adulterados con ficticias propuestas e insípidas solidaridades, quiero desearos unos días de salud, paz y alegría en este nefasto año, que cuentan pronto morirá, aunque yo dudo se extinga.
Acabarán esas celebraciones con extraordinarias propuestas y deseos y, como nos relataba Serrat en su magnífica " FIESTA ” y luego, cual si no pasara nada, cada cual seguirá con sus crudas realidades, muchos con sus/nuestras miserias, ubicados sin quererlo en este rompecabezas caprichoso y demasiadas veces injusto al que unos pocos nos han empujado.
En todo caso, no quiero ni puedo olvidar recuerdos de este ya anciano año. Recuerdos y nominaciones para gente básicamente buena; algunas de ellas viviendo desde hace demasiado tiempo un verdadero martirio personal y familiar. Como coincidencia, la persecución inquisidora del maltrato institucional consentido por comisión: Casos como el de MARY MOLINA E HIJAS o el de PEPI GONZALEZ Y JUANJO. Otros por el consentimiento y omisión institucional como el de NADIA NEREA, FERNANDO Y MARGA, al igual que sufren otras familias con denominadas enfermedades raras; que por “raras” se las excluye, invisibiliza y ningunea.
Tampoco puedo olvidar a las muchas familias desposeídas de sus derechos más elementales como la de un simple techo, comida diaria y, cómo no, un trabajo que les dignifique y recuerde que sus vidas tienen sentido y que el futuro es un camino presente que hay que andar continuamente.
Menos aún puedo obviar a esas miles de familias de dependientes con grandes discapacidades, diversos funcionales llamados por algunos. Denominados por mí deshabilitados institucionales (pues son las propias instituciones quienes los coartan y minusvaloran cínicamente). Sería muy injusto olvidar la cárcel psicológica y física en que Papá Estado los tiene recluidos. A esos pacientes y a sus familiares, que cual menores en una cárcel de mujeres, son sacrificados a ser reos penitentes y sin apenas ayuda económica y anímica para atender eficazmente a sus familiares.
Por supuesto no me olvido de todos esos niños que por diversas problemáticas son excluidos, hostigados, acosados, maltratados y/o apartados por activa o pasiva de un Sistema Educativo que lejos de incluir, apoyar y respetar los diversos obstáculos que sufre este alumnado, en el mejor de los casos los granjeriza, los aparta o sencillamente los empuja al exilio, caso de mi hija, con el agravante represor de acosar y derribar a las familias que osan denunciar estas cínicas y sistemáticas represiones institucionales.
Finalmente no puedo olvidar que hoy, una vez más, mi hija lloró, sabedora de sus limitaciones y de la inoperancia de un Sistema Educativo que le niega sencillos apoyos, pero de eso y mucho más ya hablaré el próximo Enero.
Como confesaba no soy amigo de grandes festejos, menos de las relacionados con las deidades, dado que el hambre, el miedo, el dolor, la soledad, la incomprensión, el cinismo… son, para lo bueno y lo malo, básicamente humanos.
Sin embargo me apetece agradecer a esa gente, mucha o poca, aquí anónima, aunque muy específica en mis sentimientos, que con apoyos, implicaciones, complicidades, actos, entusiasmo o sencillas palabras de ánimo, de una manera u otra me ha izado o simplemente me ha recordado que no estamos solos :-)
Para ti que eres buena gente y eres mayoría frente a los que incitan al odio y represión, para ti que eres consecuente y solidario, crees en la paz social, la inclusión, cooperación, participación, inclusión, respeto, apoyo y empatía hacia los demás…
Para ti, ¡Felices momentos, salud y mucha fuerza para estos días y los que sigan! :-)
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