Manuel Rodríguez G.
Tuve la desgracia de conocer al “profesional” del que se habla más abajo, hace años. También tuve la desgracia de conocer una de sus clínicas privadas (y una única sesión, ¡válgame Dios!) y su asimetría y disparidad entre la tesis y la praxis , así como su falta de empatía y de sensibilidad entre otras cosas hacia quienes, parece ser, se debe: en este caso hacia una niña con el denominado Tiempo Cognitivo Lento (hipoactiva). Diagnóstico que no supo detectar hasta que yo, un vulgar padre, se lo dejé ver (ratificado en su día por el excelente profesional y gran persona Joaquín Díaz Atienza a sospechas mías). Sería la última visita por la S.S. a este “especialista”, ya que él mismo se encargó de derivarnos a otro hospital, tras recordarle que me debía un informe que me había prometido para, supuestamente, ayudar a su paciente e hija mía, respecto al apoyo educativo en el colegio y el acoso escolar que venía sufriendo. Finalmente me negó el informe y tras determinadas preguntas mías respecto a los resultados de un potencial evocado realizado criticó mi interés, pues “yo sólo debía de preocuparme por ser padre de mi hija”. “Curiosamente, tras mis oportunas preguntas y la relación de ese potencial evocado y otras peculiaridades con respecto al Tiempo Cognitivo Lento o Sluggish Cognitive Tempo (SCT), tuvo el “detallazo” de poner una nota en la documentación que trasladaba a la que sería la nueva neuropediatra. Nota que venía a decir que “había sospechas por su parte” de que la niña padecía el denominado SCT. Todo ello tras, como comentaba anteriormente, criticar mi interés, pero contradictoriamente recoger esa relación que yo le había comentado. Y es que, al fin y al cabo hablaba el “experto”; ese que ahora dice que muchos de nuestros niños no tienen déficit de atención sino sencillamente déficit intelectual (Mi hija por cierto tiene un c.i.de 114)…
Les dejo con el artículo bastante propagandístico en cuestión (comentarios incluidos), según mi opinión.
Julián Vaquerizo: "Estoy convencido de que no existe el déficit de atención, sino el déficit intelectual de la persona"
JOSE LUIS GUERRA
Sus conocimientos sobre autismo e hiperactividad han traspasado nuestras fronteras. El neuropediatra extremeño Julián Vaquerizo Madrid, que lleva años al frente de ese departamento en el hospital Materno-Infantil de Badajoz, tendrá el honor de asesorar al gobierno de Obama en estas materias. También ha descubierto una nueva enfermedad.
--Ha sido nombrado consultor médico de la Secretaría de Estado de Educación de EEUU. ¿Qué supone eso para usted?
--Es un orgullo. Llevo media vida dedicado a la medicina de la educación; a la neurología del desarrollo; del aprendizaje. He tenido mucho vínculo con universidades americanas. Pero jamás pensé que me eligieran, y además por unanimidad de la Federación de Profesores de Educación Convencional e Individualizada. También he sido nombrado miembro de honor de la Fundación Americana de Epilepsia.
--¿Por qué de educación en lugar de sanidad, que está más vinculado con su trabajo?
--Porque yo intervengo en la parte de medicina del desarrollo, esto es, cómo actúa el cerebro; cómo aprende el cerebro. Desde la Neuropediatría hay una disciplina que es lo que más trabajamos nosotros, que es todo aquello que repercute sobre el aprendizaje: que unas células del cerebro se conecten con otras y haya una multiconexión. En eso es en lo que enfoco mi asesoría tanto en EEUU como en España, e intento que lo aprovechen los niños extremeños.
--¿Esos aspectos con qué tienen más que ver, con la hiperactividad o con el autismo?
--Es todo un conjunto. Llevo mucho tiempo ligado al tema de la hiperactividad, pero conforme vas profundizando en él, vas enlazando disciplinas y ves cómo ni la dislexia era la ceguera para las palabras ni el fallo en la ruta fonológica del sonido, sino una combinación de los mundos sensoriales. Hay que cruzar los diferentes mundos y trabajar en varias dimensiones, entre ellas la memoria cartográfica o la visión (estamos trabajando la visión periférica, que es lo que ha ayudado a Fernando Alonso a mejorar su conducción o a cualquiera a no chocarse con una puerta; o para chavales que se distraen, trabajamos con un juego de guerra que no produce más violencia, sino que te mejora todo el proceso de planificación y organización). Todo eso, por la contribución de la audiología, de la oftometría, etc. trata de dar una explicación a por qué se lee de una forma; por qué un niño que tiene un retraso franco en la lectura ha tenido también un retraso en el habla, o un trastorno de la motricidad desde pequeño.
--¿Pero se refiere a niños autistas o hiperactivos?
--En Medicina, para hacer el diagnóstico de un trastorno o una enfermedad hay unos criterios de inclusión, pero también de exclusión. En hiperactividad estudiamos una serie de fenotipos, dentro de un contexto de atención variable, que fluctúa desde la fatiga atencional a la tendencia a hiperconcentrarse. Si eso lo extrapolamos muchísimo es donde estaría el grupo de los autismos. Todos somos un poco impulsivos, un poco dispersos e inquietos. ¿Dónde está la línea entre los que se les puede catalogar de TDAH y no? Pero yo voy más allá, porque no existe el déficit de atención, sino el déficit intelectual…
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1 comentario:
Qué barbaridad! Esto me ha dejado plop!como decimos por aquí. Saludos Manuel y cariños a Silvia
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