Virginia Pérez
Lo padecen entre un tres y un cinco por cierto de los menores de 12 años, pero los estudios estiman que en más de un 60% persiste en la edad adulta. El trastorno por déficit de atención, también conocido como TDAH, lleva consigo, en muchas ocasiones, el desconocimiento de padres y profesores, que confunden las verdaderas causas de este síndrome.
El profesor Juan Jiménez, del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de La Laguna, nos cuenta que el trastorno por déficit de atención puede estar o no asociado a la hiperactividad. “Se trata de un trastorno de origen neurobiológico”, lo que quiere decir que no está condicionado por factores medioambientales o contextuales sino por causas en el cerebro.
Juan Jiménez en la Facultad de Psicología/Javier Ganivet
Jiménez explica, además, que se trata de un trastorno heterogéneo, lo que conlleva serias dificultades para encontrar un prototipo de persona con TDAH, ya que no todos los individuos presentan los mismos síntomas. “Podemos decir que el síndrome incluye tres subtipos: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad (el individuo es incapaz de estarse quieto y de autocontrolarse) y uno combinado”, afirma el profesor.
A pesar de tratarse de un problema al que se atribuye una causa neurobiológica, lo cierto es que no se dispone de marcadores biológicos claros y objetivos que detecten la presencia del TDAH en el individuo, tal y como nos ha comentado Juan Jiménez. Es desde el punto de vista práctico, donde la experiencia clínica ha detectado un total de 18 síntomas que especificarían si nos encontramos ante un caso de TDAH o no.
Los criterios que utiliza el profesional, según el profesor, “están basados en la observación de la conducta. Los 18 síntomas son, entre otros, las dificultades para mantener la atención en las tareas y los juegos o mover las manos y los pies mucho”. Estos deberían estar presentes, al menos, en un período de 6 meses. El problema es que estos síntomas no son lo suficiente útiles para detectar el síndrome en adolescentes o adultos, ya que “los estudios se han centrado demasiado en la infancia, obviando también que muchas veces perduran en otras etapas de la vida”.
Para detectar un caso de sospecha de TDAH, Juan Jiménez nos cuenta que los clínicos primero deben tener una descripción muy precisa y, posteriormente, han de comprobar si el individuo presenta 6 o más síntomas en las escalas desarrolladas para cada uno de los subtipos. Además, los síntomas deben estar presentes en más de un contexto, “no vale que la falta de atención se manifieste solo en la escuela y no en casa, por ejemplo”, afirma el investigador.
Hasta ahora, el diagnóstico para el trastorno por déficit de atención es clínico, basado en los síntomas, pero a la hora de planificar el tratamiento, el profesor recalca la importancia de contar con la valoración neuropsicológica y así tener mucha más información para planificar el plan de atención educativa.
Explica Juan Jiménez que el próximo mes se publicará una revisión del DSM5, donde se recoge una descripción de todos los trastornos de la salud mental. Algunas de las nuevas aportaciones consisten en especificar los indicios de este síndrome en la adolescencia y la edad adulta, presentando al menos cuatro nuevos síntomas. Además, se propone un nuevo subtipo inatento puro.
Estudio en Canarias
El profesor Juan Jiménez y su equipo de investigación presentaron un proyecto a la Agencia Canaria, el cual resultó ser financiado y que les has permitido cubrir una laguna importante en Canarias: conocer la tasa de prevalencia y, en segundo lugar, ponerlo a disposición de los profesionales para su tratamiento.
Según nos explica el profesor, se encontró una tasa de prevalancia del 4,9% de los que el 3’1% sería del subtipo inatento, el 1’1% hiperactivo y el 0’7% combinado. La incidencia fue mayor en varones. El estudio incorporó también la selección de un conjunto de instrumentos para que los profesionales tengan un modelo de cómo hacer esa exploración neuropsicológica.
Esta estandarización de instrumentos se hizo sobre una población de 1000 niños aproximadamente” afirma el investigador. Los resultados permitieron, no solo validar los instrumentos, sino que permitió hacer análisis evolutivos sobre el desarrollo de cada una de las funciones ejecutivas en la población exenta de este tipo de trastorno. “Así se dispone de la referencia evolutiva normal para saber si hay o no desviaciones en el desarrollo de las funciones cuando se está valorando a un niño con síntomas de sospecha de TDAH” explica Juan Jiménez.
Este trabajo de investigación fue recogido por la revista European Journal of Education and Psychology , en el año 2012, en un solo volumen.
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