Tomás J. Cantó , Psiquiatra Infantil
Hace menos de una semana, el padre de un paciente me llamó porque en el colegio de su hijo, el tutor le había dicho exactamente esa frase.
Creo que es fácil imaginar el desconcierto, la rabia, y la angustia de los padres de este niño (“mi mujer está llorando desconsolada”, me decía en un email posterior). Y tampoco creo que sea difícil hacerse una idea de la tesitura en que nos colocó a todos.
Hagamos un análisis de los cuatro actores de esta situación. En primer lugar está el niño, que evidentemente tiene un problema, pues de lo contrario no estaría en la consulta. En segundo lugar están los padres del niño, que en este caso llevan años visitando distintos médicos, pues no encuentran solución a los problemas de su hijo. En tercer lugar me encuentro yo (o cualquier otro médico), que como se comprenderá no tengo ningún interés en realizar diagnósticos al tun‐tun. Y en cuarto lugar, se encuentra el maestro, que tiene una visión muy distinta a la que tenemos padres y profesionales de lo que sucede con este menor, y así lo dice.
Por mucho que yo me esfuerce, suena a declaración de guerra, ¿verdad?
La historia demuestra que precisamente así han comenzado muchas disputas (aunque no todas), con malentendidos. Porque eso es lo que yo creo que ocurre en este caso: un malentendido.
¿Por qué si no un maestro, que no es un profesional sanitario, se atrevería a decir semejantes cosas? Tengo claro que el único interés de este tutor es el bienestar del niño. Que desde su punto de vista los problemas que se suceden, tanto en casa como en el colegio, derivan de un origen que no es explicable por la patología diagnosticada. Y que, por lo tanto, en su opinión todas las indicaciones que demos desde la clínica no pueden conducir más que a un fracaso absoluto. Se encuentra, sin duda, en la obligación moral de advertir del error.
¿Pero cuál ha sido la consecuencia? Un empeoramiento de la situación. Ahora hay bandos, y en el medio de ellos: el niño.
¿Cómo solucionarían ustedes esta situación? Es igual de importante, ¿cómo podemos prevenir que sigan sucediendo hechos como éste?
En mi opinión sólo hay una vía: con una buena comunicación. Los psiquiatras, como ya comentaba en el post La angustia de la primera visita, tenemos que practicar más y mejor la educación sanitaria. No tenemos que dar por hecho, que lo que para nosotros es evidente, también lo es para la mayoría de la población. Hemos de implicarnos más en los cursos de formación del profesorado y en las charlas divulgativas de las asociaciones de pacientes. Deberíamos, en resumidas cuentas, coordinarnos mejor con aquellas otras organizaciones e instituciones que también procuran por el futuro de nuestros hijos.
En algunas partes de España, esta coordinación ya ha sucedido, y fruto de ella se han aprobado en las cámaras regionales y autonómicas protocolos conjuntos entre Sanidad y Educación que
garantizan, por ejemplo, que los niños afectos de TDAH reciban la mejor atención posible por parte de los profesionales de ambos colectivos.
En otras, todavía estamos esperando, pero mientras llega, lo mejor que podemos hacer es, con humildad, dedicarnos a nuestros zapatos.
http://www.tdahytu.es/
4 comentarios:
soy madre de un niño de 11 años diagnosticado desde los 8. Mi hijo es tdha tipo impulsivo. Nunca hasta el año pasado tuve ayuda apoyo o comprension del colegio.
Para la profesora de 3º era un niño "malo" y torpe.
Esta diagnosticado no por ss sino por privado, aunque su pediatra de ss tiene los informes y me recta la medicacion.
No he recibido ayuda del gabinete psicpedagogico del cole, a pesar de haber llevado todos los informes de mi hijo.El proximo curso inicia la ESO y hemos decidido cambiarlo de centro, ya que las etiquetas pesan mucho.
Es una lucha continua, el tdah sigue teniendo muy mala prensa
Otro asunto: darle su lugar al maestro profesional y al psicopedagogo en el equipo multidisciplinario. El psiquiatra no puede tener la ultima palabra en un diagnóstico que necesariamente debe ser diferencial y multidisciplinario. En muchísimas ocasiones he visto personalmente sobrediagnoticado el TDH al igual que el TEA. Estoy de acuerdo con el hecho de que es imprescindible la comunicación y la BUENA comunicación entre todos los miembros del equipo inter y transdisciplinario.
Estimada Amparo:
Desgraciadamente la denominada atención a la diversidad y las supuestas ayudas al alumnado con necesidades educativas prácticamente son inexistentes en la inmensa mayoría de los colegios españoles por dos motivos fundamentales:
a) La falta de especialización de los denominados pt o psicopedagogos de los centros y equipos de "atención psicopedagógica", que muy pobremente conocen esta y análogas patologías, dada su muy defoivitaria preparación profesional.
b) La actitud generalizada de desidia, dejadez y ninguneo hacia este tipo de alumnado y sus necesidades (no querer) evidenciadas por el punto a (falta de aptitud o profesionalidad - no poder o no saber).
Lo más grave de todo esto es que esa ignorancia a menudo repito generalizada, da lugar a un síndrome de negación e incluso agresivoidaed a quien solicita que se cumplan normas de, en la tesis, obligado cumplimiento, como es el que los colegios se amolden a las características del alumnado y no al revés. Un abrazo y mucho ánimo
Cadejo el trastorno por déficit atencional sólo puede ser diagnosticado por psiquiatras (preferiblemente paidopsiquiatras o psquiatras infanto-juveniles), neuropediatras y psicólogos clínicos con gran experiencia en el tema. Los demás sólo pueden detectar o tener indicios. Es un error muy grave el poner en entredicho el diagnóstico diferencial de este tipo de especialistas médicos, aunque obviamente también se confunden. Los supuestos técnicos educativos deberían apoyar y ayudar al alumnado con este tipo de patologías; en modo alguno propiciar como al menos aquí en España se verifica demasiadas veces, propicioar más obstáculos de los que ya de por sí tienen estos niños, debido a sus inhabilidades. Puedo asegurarte que el supuesto tratamiento multimodal raramente se da y sí por desgracia que la pata de ayuda escolar suele ser la que comunmente falla. Hablo por supuesto aquí en mi país y no sólo por mi rexperiencia sino por la de demasiadas familias y niños que tristemente se ven abocados al fracaso escolar, mezclado con enorme frustración y una penosa baja autoestima. Ojala en donde tú trabajes, la realidad sea muy distinta. Aqui lamentablemente no. Saludos
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