P. Martín Borreguero
Trastorno por déficit de la atención y trastorno hipercinéticoSi bien el déficit de atención y/o trastorno hipercinético son entidades independientes del Síndrome de Asperger, ambas condiciones tienden a presentarse asociadas con una frecuencia significativamente alta (Gillberg y Ehlers, 1998). Así no es extraño encontrar a una alta proporción de niños con el Síndrome de Asperger que también presentan un déficit adicional de la atención cuyo reconocimiento va a tener implicaciones importantes en la planificación del tratamiento. En ocasiones frecuentes, el patrón de inatención e hiperactividad y su asociada constelación de comportamientos impulsivos han sido responsables del encubrimiento del déficit social primario y los problemas de comunicación característicos del Síndrome de Asperger.
Por tanto, y dada la significativa interrelación entre ambos trastornos clínicos, es crucial en todos los casos clínicos que el proceso de diagnóstico diferencial sea llevado a cabo de una forma precisa y sistemática con el objetivo de descifrar si los problemas conductuales del niño constituyen un déficit social primario o la expresión de un déficit severo de atención, o bien son una manifestación compleja indicativa de la presencia de ambos cuadros sintomáticos.
Retomemos el caso clínico de Luke para así poder identificar las variables conductuales que fueron responsables del encubrimiento de su déficit social y que resultados en un diagnóstico diferencial erróneo. La observación detallada del conjunto de comportamientos mostrados por Luke efectivamente revela el ato grado de similitud conductual o solapamiento sintomático entre su cuadro del Síndrome de Asperger y el trastorno de la atención hipercinético.
De acuerdo con las clasificaciones oficiales, el trastorno por déficit de atención o trastorno hipercinético se define por un patrón persistente de atención e hiperactividad y/o impulsividad manifestado en una amplia gama de situaciones sociales, académicas y ocupacionales.
Así, y de forma similar al niño con el trastorno hipercinético, Luke manifiesta una amplia gama de comportamientos sociales anómalos. No escucha cuando se le habla directamente, no obedece las instrucciones verbales dirigidas al grupo, no se organiza de forma efectiva para participar en las tareas y a menudo no terminan los trabajos escolares. En situaciones de intercambio social, Luke también muestra problemas de comunicación, como hablar en exceso de sus temas preferidos, interrumpir las conversaciones y cambiar el tema de conversación de una forma impulsiva. En el juego, su déficit social se manifiesta en su falta de comprensión del juego social que hace que no guarde el turno, ignore las reglas de juegos e imponga una estructura rígida en las actividades lúdicas.
No obstante y a pesar del solapamiento conductual entre ambos trastornos, la elaboración de la historia de desarrollo de Luke, junto con la evaluación neuropsicológica de su perfil cognitivo, nos va a indicar que mientras el niño efectivamente presenta problemas de atención, éstos son parte integrante del cuadro general de Síndrome de Asperger.
En términos generales, es posible diferenciar ambas condiciones clínicas en función de las divergencias encontradas con respecto a importantes variables. A saber, la manifestación inicial y expresión del perfil sintomático, el curso de desarrollo, el perfil cognitivo y la respuesta al tratamiento.
En primer lugar, y con respecto a la manifestación inicial y expresión del cuadro clínico, el niño hipercinético presenta un temperamento difícil y un nivel de inatención general e impulsividad elevada durante el periodo de la infancia temprana. También muestra un interés activo en el juego con otros niños, aunque a menudo tienen problemas en la interacción social. Estas dificultades sociales son secundarias al patrón inatención y consecuencia de una falta de internalización de las reglas necesarias para la autorregulación de la conducta. En contraste, el niños con el Síndrome de Asperger a menudo exhibe problemas de atención selectiva mostrando una capacidad adecuada para concentrarse en las actividades de su interés. Su incapacidad para interactuar de forma recíproca viene acompañada de una dificultad para entender y utilizar las patuas de comunicación no verbal. Además, la capacidad del niños con el Síndrome de Asperger para participar en el juego social y cooperativo está poco desarrollada. A diferencia del niños hipercinético, que tiene dificultades en el juego debido a la falta de atención sostenida y elevada impulsividad, el niño con el Síndrome de Asperger no juega bien como consecuencia de una disminuida habilidad creativa y rigidez o bien por la falta total de un interés en la experiencia social del juego.
En segundo lugar, el curso de desarrollo de ambos trastornos sigue caminos divergentes. Así, y durante la segunda etapa de la infancia, el niño hipercinético continúa experimentando problemas severos de atención, los cuales tienen afectar su rendimiento escolar de forma significativa. En el periodo de la adolescencia, la intensidad de los síntomas primarios de inatención disminuye, aunque se produce un incremento en las conductuales antisociales.
En la etapa adulta, los síntomas primarios tienen a desaparecer y una proporción alta de individuos se integra con éxito en la sociedad. Una minoría continua presentando un patrón de inatención e impulsividad excesivas y una incidencia alta de problemas psiquiátricos y conductas antisociales. En contraste, y durante la infancia, el niño con el Síndrome de Asperger muestra la capacidad generalmente adecuada para el aprendizaje independiente. Sin embargo, a medida que el niño se acerca a la adolescencia, el déficit social se manifiesta de una forma más marcada y el patrón restringido de intereses se intensifica. En la etapa adulta, el trastorno cualitativo de la interacción social persiste, lo que conduce a una alta proporción de adultos a experimentar dificultades importantes para iniciar y mantener relaciones sociales.
En tercer lugar, las diferencias encontradas con respecto al perfil cognitivo característicos de los respectivos trastornos también pueden facilitar su diferenciación. A este respecto, en contraste con el niños hipercinético, quien a menudo presenta problemas específicos en el área de lenguaje expresivo y receptivo, el niño con el Síndrome de Asperger desarrolla competencias lingüísticas avanzadas, si bien problemas severos en el área de la comunicación pragmática. Por último, las respuestas de ambos trastornos a diferentes tratamientos son también divergentes. Así mientras que los síntomas primarios del trastorno hipercinético responden con éxito al tratamiento farmacológico, no existe un tratamiento específico capaz de erradicar la alteración en el desarrollo social del niño con Síndrome de Asperger.
Fuente:
http://www.asperger.es/
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