Manuel Rodríguez G.
Parece ser que incomodan ciertas noticias o publicaciones reproducidas en esta bitácora, por distintos sectores que o bien satanizan el Trastorno por Déficit Atencional y la medicación usada para paliar ese trastorno cuando está óptimamente diagnosticada como si fueran simples invenciones de las multinacionales farmacéuticas; o bien por otro sector que entiende que dudar de los diagnósticos y de la medicación es hacer daño a quienes sufren esta patología y minante realidad y, por tanto, polucionarla.
Lejos de adoctrinar o de afiliarme a postura alguna (aunque quien siga la presente bitácora debe saber mi modus vivendi al respecto) sólo sé, o al menos creo, que el Trastorno por Déficit Atencional, lejos de ser bien conocido es uno de las patologías que peor se diagnostica. Entiendo que está infradiagnosticada, pero a su vez con un excedente de falsos diagnósticos, que la convierten en, seguramente junto al trastorno bipolar, las dos patologías psiquiátricas que mayores dudas suscitan. Apreciación subjetiva y personal fundada en una serie de elementos que me hacen creer en ello:
- La similitud con muchos otros trastornos que coinciden con él en muchas de sus características, dado que el Trastorno por Déficit Atencional es sintomático; en ningún modo sindromático – al menos hasta lo que se conoce hoy día – por tanto sin ninguna prueba fehaciente y palpable rigurosamente científica que constate dicha patología, por mucho nuevo test “científico” que nos quiera vender alguna conocida empresa farmacéutica.
- La falta generalizada de verdaderos especialistas que sepan descartar y diagnosticar eficientemente esta patología, dado que a menudo ni quienes atienden a posibles pacientes tienen la preparación ni especialización debida. Destacar la aún inexistente falta de especialización de paidopsiquiatras o psiquiatras infanto-juveniles, que en el caso de España, aún habiéndose aprobado esta subespecialidad hace varios años, en la actualidad sigue siendo inexistente en la praxis. Tal falta de especialidad da como resultado que en nuestro país, aproximadamente exista tan sólo una treintena de verdaderos especialistas psiquiatras infanto-juveniles, entre los que se encuentran profesionales como el Dr. Joaquín Díaz Atienza o la Dra. Mª Jesús Mardomingo, que por supuesto tuvieron que estudiar fuera de nuestras fronteras.
No es extraño con esta ridícula cantidad de verdaderos profesionales ligados a estos trastornos, que personalmente haya tenido que tratar con no pocos pediatras, psiquiatras, neurólogos y psicólogos que desgraciadamente, aún viviendo de ello, tuvieran tan pocos conocimientos e incluso menos que el que les escribe (al menos del TDAH). Triste y muy preocupante es oír por supuestos profesionales que el TDAH desaparece con la edad (aproximadamente con la adolescencia); que el subtipo inatento no exista y por tanto se descarte el Trastorno por Déficit Atencional sin hiperactividad (próximo Sluggish Cognitive Tempo en el DSM –V ) puesto que se basan esencialmente en la hiperactividad; lejos del problema nuclear representado por el déficit atencional, que prácticamente apenas se modifica con la edad y en el que se basan estudios tan sólidos como la teoría motivacional de Barkley o la de Virginia Douglas. Triste repito es pasar por el cribado de absurdos cuestionarios, que no fueron creados para establecer garantías al respecto y tras escasos minutos de interacción pasar a supuestos diagnósticos, cuando no a la administración de fármacos psicoestimulantes, que si bien pueden ayudar a verdaderos diagnosticados, ni es la panacea ni en todos los casos las ventajas son superiores a las contraindicaciones. Triste es que supuestos profesionales de reconocido prestigio te aconsejen medicar a una niña inatenta con Risperdal, sin ningún tipo de problemas de conducta y si apagada, desanimada, frustrada y con muy baja autoestima, gracias al acoso escolar sistemático sufrido, pero descartado por incómodo y “politico-administrativamente incorrecto”.
Ante estas dudas, sinsabores, errados informes de conocidos “expertos” que a menudo intervienen en Conferencias grandilocuentes, impulsadas y pagadas por estas multinacionales farmacéuticas no es extraño que más de uno dudemos no del Trastorno en sí; tampoco de la medicación en particular para casos que lo necesiten verazmente; pero sí de esa compulsiva administración de fármacos, cuando el supuesto diagnóstico no ha pasado los correspondientes cribados, ni se han descartado otros supuestos; menos aún cuando la preparación y ética de determinados colegiados se basa en determinadas prebendas y beneficios ligados a las farmacéuticas que los impulsan.
Insisto, creo pertinente una información y formación idónea para este Trastorno muy estudiado pero también muy mediatizado e interesado por algunos sectores de todos conocido. Al final, no somos los que dudamos de ciertas actuaciones quienes dañamos esa imagen que algunos intentan callar, sino quienes se sirven de esta patología para hacer negocios muy suculentos, seguramente amparándose en la falta de formación de los profesionales e información por parte de la sociedad en su conjunto.
Al hilo de la cuestión os invito a leer el comunicado que me ha llegado hace unas horas de la Plataforma de Familias para la Creación de la Especialidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil:
PARALIZACIÓN ACTUAL DE LA ESPECIALIDAD
Recientemente se publicaba en los medios sanitarios que al parecer las sociedades científicas afectadas por el borrador del decreto de nuevas especialidades, criticaban el “preocupante” silencio del Ministerio de Sanidad sobre el estado del decreto que las regulará y entre las que se encuentra Psiquiatría Infanto Juvenil, ya que un año después del esperado anuncio de su creación, la impresión de sus representantes es que hasta ahora todo se ha sustentado en buenas palabras, escasa información y ningún compromiso sobre la fecha de aprobación de la norma o su contenido.
A esto hay que añadir que a la Asociación de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (Aepnya), el director de Ordenación Profesional, Javier Castrodeza, si siquiera la ha recibido desde que asumió el cargo, lo cual deseamos que se subsane pronto.
Desde esta Plataforma queremos informar a todas las asociaciones y entidades que la integran que seguimos minuciosamente cualquier movimiento que afecta a la especialidad que tan ansiadamente esperamos y que estamos convencidos de que la intención del Ministerio de Ana Mato es seguir adelante con la especialidad y que al igual que sus antecesores seguirán trabajando hasta hacerla realidad.
Seguiremos trabajando el tiempo que sea preciso para conseguir la atención que se merecen los niños y adolescentes de este país, convencidos de que ninguna otra alternativa o parche será admitido por parte de las asociaciones científicas, así como los cientos de asociaciones de afectados que integran esta Plataforma y que llevan tantos años en precario esperando una especialidad tan necesaria y presente actualmente en toda la Unión Europea.
Os seguiremos informando.
PLATAFORMA DE FAMILIAS PARA LA CREACIÓN DE LA ESPECIALIDAD DE PSIQUIATRÍA INFANTO JUVENIL
Fuente:
http://www.plataformafamilias.org/paralizacion-actual-de-la-especialidad/
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